Mis amigos ex futbolistas y las medallas de plata de la Universidad

@Leopoldo Abadía - 09/09/2008 06:00h

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Ramón y Javier son dos amigos míos. Los dos fueron futbolistas famosos. Ramón metió el primer gol en la Romareda, cuando se inauguró el estadio del Zaragoza. Yo lo vi, hace 50 años.

Javier fue internacional y, por lo que dicen -yo no lo vi- falló un gol clamoroso en un partido contra Francia, me parece. De esto hace otros 50 años.

Lo supe en una boda. Nos pusieron en la misma mesa, con otros matrimonios. Al hacer las presentaciones, uno de los invitados, que no conocía previamente a Javier, le dijo: “¡Menudo gol fallaste ante Francia!” La mujer de Javier, muy discreta, me dijo en voz baja: “Con la cantidad de goles que metió y éste va y habla del de Francia”.

Aunque parezca que no viene a cuento, me acordé del día en que me impusieron, junto a otras personas, la Medalla de Plata de la Universidad de Navarra, como premio a nuestros 25 años de trabajo en ella. (Quizá, habría que haberle dado el premio a la Universidad, por habernos aguantado tanto tiempo.)

Me encargaron que hiciera el discurso de agradecimiento. Para prepararlo, pregunté a cada uno de los homenajeados (tres profesores, dos secretarias, dos directivos, un jardinero) que me dijeran algo importante que hubieran hecho en sus vidas profesionales. Las contestaciones fueron sorprendentes para mí: “Nada!”

Nadie había metido el primer gol en un estadio ni había fallado un gol en un partido internacional. Y, a pesar de eso -quizá por eso- la Universidad nos concedía la Medalla de Plata.

Lo he pensado bastantes veces. Ramón y Javier son dos hombres de una pieza. Con unas carreras profesionales brillantes, sacadas adelante con un gran esfuerzo, y con unas familias fenomenales, que tampoco han salido bien por sí mismas, sino gracias al trabajo que todos, padres e hijos, han puesto para que aquello saliese bien.

Todos en la vida tenemos algún éxito, grande o pequeño. Todos metemos nuestro primer gol en la Romareda. Ramón siguió metiendo goles y se llevó el trofeo “Amanecer”, que otorgaba un periódico de Zaragoza, ya desaparecido.

Todos tenemos algún fracaso en nuestra vida. Todos fallamos algún gol contra Francia. Después de ese partido, Javier siguió siendo internacional. Como dicen en mi pueblo, “algo tendrá el agua cuando la bendicen”.

Pero lo importante de Ramón y Javier es lo que están haciendo en la vida, como lo importante para mis compañeros de Medalla de Plata y para mí es lo que seguimos haciendo.

El otro día, alguien, lleno de buena voluntad, me dijo: “Se te recordará siempre por el Informe sobre la Crisis Ninja”.

¡Dios no lo quiera! ¿Os imagináis mi nicho, el 149 del cementerio de San Quirico, con una lápida que diga: “Aquí yace Leopoldo Abadía, que escribió el Informe sobre la Crisis Ninja”?

¡Vaya fracaso de vida! Prefiero que pongan que intenté ser una buena persona, que tuve una familia formidable, que tuve amigos, que metí algún gol alguna vez y que fallé clamorosamente otros. Y que, a pesar de todo, a pesar de los pocos éxitos y de los muchos fracasos, continué trabajando.

En una canción, Julio Iglesias habla “de tantos fracasos, de tantos intentos”. Me gustaría mucho que me recordaran por los muchos intentos.

Porque nuestra vida es eso: intentar y volver a intentar, animar a nuestros hijos a que intenten y vuelvan a intentar, animar a nuestros amigos a que hagan eso, a no darse nunca por vencidos.

Antonio, el primer jefe que tuve, y de quien os he hablado alguna vez (y os seguiré hablando) me dio una vez un encargo. Se lo hice y me dijo que no estaba bien. Lo volví a hacer y me volvió a decir que no estaba bien. Al quinto intento le dije: “No sé hacerlo”. Me contestó: “¿No sabes hacerlo? Pues ¡hazlo!”

Fui a mi despacho dispuesto a hacer aquello o a morir en el empeño. ¡Y lo hice!

Antonio se limitó a decirme: “¿Ves cómo sí que lo sabías hacer?”

Me fui a casa feliz. Nadie me dio el trofeo “Amanecer”, pero me quedé tan contento…No me acuerdo de qué encargo era , pero sigo presumiendo de que lo conseguí hacer.

www.leopoldoabadia.blogspot.com

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4. usuario registrado Célibe1, 09/09/2008, 16:59 h.

Da gusto ver a alguien que opina y da consejos normales, con sencillez y humildad, premiando el trabajo y el esfuerzo y no el pelotismo y el trepismo.
Gracias, D. Leopoldo. Y tranquilo, porque por lo menos yo no lo recordaré solo por el informe de la crisis Ninja, sino por sus principios y maravillosos consejos.

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3. pulambiar1, 09/09/2008, 16:10 h.

Siempre es bueno recordarle a alguien las cosas que se hyan hecho bien. Dicen que incluso es mejor recompensa que el dinero. ¿Por qué siempre nos acordamos de las cosas malas de los demás? ¿Tanto cuesta reconocer los méritos?

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2. usuario registrado otro mas1, 09/09/2008, 11:01 h.

Con frecuencia las medallas se merecen, pero no se dan por merecimiento sino por propaganda. No se debe uno fiar mucho de esos premios. ¿A que agradece usted más un saludo de un exalumno que todas esas medallas que le hayan podido conceder? ¿Cuándo se va a dormir más satisfecho? Yo siempre me digo que cuando alguien te alaba es porque espera algo de tí.

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1. usuario registrado No Logo1, 09/09/2008, 09:52 h.

Muy bonitas lecciones de vida, Don Leopoldo. Lástima que la generación que hay entre usted y yo haya borrado de un plumazo esa concepción de la vida y del trabajo. Ahora solo quieren "resultados" para "Ya!". y todo medido en $ o €. Satisfacción? eso da dinero? ah, sí! la gente satisfecha produce más.

saludos

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Acerca de...

@Leopoldo Abadía

Leopoldo Abadía es un chaval de 75 años, 12 hijos y 36 nietos, ex profesor del IESE y presidente del Grupo Sonnenfeld, que asegura no saber nada de economía pero que ha puesto en claro la mejor explicación en castellano sobre la crisis subprime.
A partir de ahí, para su sorpresa, miles de personas de todo el mundo consultan diariamente su blog. Desde su atalaya de San Quirico, aporta una voz independiente sobre la complicada realidad económica y social actual. Sin más pretensiones.