publicidad
publicidad
www.elconfidencial.com www.vanitatis.com
Logo de Cotizalia
Martes, 11 de noviembre de 2008 (Actualizado a las 18:01)
Expo Zaragoza 2008
PORTADA    Noticias     Vivienda    Análisis    Fondos    Blogs     Cotizaciones       ValorFondoNoticia  

El avión de Tierno Galván

@Leopoldo Abadía - 22/07/2008 06:00h

Deja tu comentario (0)

Valorado (4/5)Valorado (4/5)Valorado (4/5)Valorado (4/5)Valorado (4/5) (4/5 | 5 votos)

enviar a un amigoimprimir

El otro día, en San Quirico, mi vecino y yo nos pusimos filosóficos. Él me decía: “Cuando pasan los años, te das cuenta de las tonterías que has hecho de joven”.

Esto me ayudó a recordar una tontería que hice a los 48 años, edad que a mucha gente no le parece estrictamente juvenil.

En 1982, operaron a mi hija Elena en la Clínica Universitaria, en Pamplona. La recuperación fue lenta y yo tuve que hacer de madre (en Barcelona, durante la semana) y de padre (en Pamplona, los fines de semana.)

Todos los sábados cogía un avión, me iba a Pamplona, estaba con mi mujer y mi hija, y volvía el domingo por la tarde.

Un domingo, hacía muy mal tiempo y nos anunciaron que el vuelo a Barcelona se cancelaba. Podía alquilar un coche, pero no me apetecía nada conducir unas cuantas horas con aquella lluvia.

Entonces, descubrí que en la pista estaba un avión pequeño y que había un grupo de personas con cara de ir en aquel avión. Un señor de aquellos llevaba una gabardina azul y me pareció que podía ser el piloto. Me acerqué y le pregunté qué plan de vuelo tenían. Me contestó muy amable que aquél era el avión que utilizaba Tierno Galván en la campaña electoral y que iban a Madrid.

(Supongo que a todos os suena el nombre del “viejo profesor”. Enrique Tierno Galván fue, después, Alcalde de Madrid y causó sensación cuando, socialista él y culto él, recibió al Papa Juan Pablo II con un discurso en latín.)

El señor con pinta de piloto, que después me enteré que era Urralburu, el que fue Presidente de Navarra, me dijo que iba a hablar con el piloto. El piloto dijo que sí, que me llevaban a Madrid, desde donde yo podría coger un puente aéreo para Barcelona. Me presentaron al piloto, diciendo: “Aquí, el piloto. Aquí, el señor que va a volar con nosotros”, Me pidieron las maletas y me invitaron a embarcar.

(Ya se ve que las medidas de seguridad del viejo profesor eran nulas y que se fiaba de cualquiera que le pidiera volar con él.)

Fuimos hacia el avión Urralburu, Tierno Galván y yo en primera línea y unos chicos jóvenes, detrás. En el aeropuerto se quedó mi mujer y mi cuñado Carlos, que le decía: “Tu marido está como un cencerro. Si le pasa algo a este avión, a ver cómo explicamos que iba en el avión haciendo campaña para el PSOE”.

Mientras Tierno Galván se despedía de Urralburu, yo entré en el avión y ocupé mi sitio. Al cabo de un momento, el profesor entró, se me acercó y me preguntó si estaba cómodo. Le contesté que, por supuesto que sí, pero que, después del favor que me hacían llevándome en el avión, me parecía excesivo que se preocupase por mi comodidad. Y Tierno Galván me contestó: “Cuando uno tiene un huésped, siempre hay que preocuparse por que se encuentre cómodo”.

El viaje fue una delicia. El profesor se puso a leer en la parte posterior del aparato y yo me quedé hablando con los chavales que colaboraban en la campaña y que me dijeron, cuando ya estábamos volando: “Usted nos votará, ¿no?”

Les expliqué cuáles eran mis ideas políticas y les dije: “Me atrevo a decíroslo ahora, porque si os lo digo en el aeropuerto, igual no me lleváis”. Nos reímos mucho en el viaje y llegamos muy pronto a Madrid.

El profesor y yo llevábamos abrigos iguales. Yo señalé cuál era el mío y, al meter la mano en el bolsillo, me di cuenta que llevaba el rosario. Y pensé: “Menos mal que no nos hemos cambiado los abrigos. Porque si al pobre D. Enrique, en un mitin, se le cae en público el rosario del bolsillo, pierde las elecciones”.

En Barajas estaba la María, el avión en que hacía campaña Felipe. (Como ya éramos casi de la familia, a González le llamábamos “Felipe”.) La María era más grande que el nuestro, pero a mí, el “nuestro” me parecía más acogedor.

Tuvimos que aparcar el avión. El profesor empujaba por un ala y yo, por otra. Me despedí de todos, les di las gracias y volé a Barcelona en el puente aéreo.

Al cabo de unos días, me encontré al profesor y a los chavales en el hotel Ercilla, en Bilbao. Los chicos se acercaron inmediatamente. Yo les pregunté: “Ganaremos, ¿no?” Y ellos, dejando de sonreír, me contestaron: “Nosotros, SÍ”. Y ganaron.

En aquel vuelo, el viejo profesor me dio una lección de finura. Me parece que hoy se nos ha ido la mano un poco en esto. Cuando preguntas a alguien qué tal está, muy pocos contestan “Bien, ¿y tú?” Casi todos informan: “¡¡Bien!!”

A alguien le puede parecer que estos son convencionalismos sociales, pero, si a la vida no le ponemos un poquico de aceite y no la engrasamos un poco, resulta que cada día somos más burros y es más difícil y más desagradable ir por la calle.

Esto de la finura - otros le llaman “la buena educación” - no es cuestión de dinero. Hay ricos que son ordinarios como tochos y menos ricos con los que da gusto hablar.

No sé qué se habrá hecho de mis amigos los chavales socialistas. Quizá son Ministros.

Eran finos, educados. Sabían que pensábamos de manera diferente, pero que cabíamos todos en este país y, más aún, en aquel pequeño avión.

Yo creo que, en esto de la educación hay que “pasarse”:

1. Es preferible pedir todo “por favor” que ir dando órdenes a troche y moche.

2. Es preferible decir siempre “muchas gracias” y no pensar que para qué vas a dar las gracias, si aquello era la obligación de esa persona.

3. Es preferible dar la bienvenida en una reunión a la persona que se incorpora que no pensar: “Bastante he hecho con nombrarle Consejero. ¡Y con lo que cobra!”

4. Es preferible felicitar a uno por algo que ha hecho bien y no decir siempre que TODOS, lo hacen mal TODO y, además, con mala intención.

5. Es preferible no pararse en la cortesía, ni pararse en la tolerancia, que a mí siempre me ha parecido una palabra triste (“a ver si consigo tolerarte”).

6. Hay que llegar a la amabilidad, y, si me apuráis (muy poco), al cariño, con la gente que nos rodea, que bastantes hipotecas tiene este valle de lágrimas como para que unos y otros, además, nos hagamos la vida imposible.

7. O sea, que es preferible ser persona, darse cuenta de que tratamos con personas, de que hablamos con personas y de que la empresa, la familia y el Club de Natación donde todos los días nada mi consuegro (uno de los varios) están formados por personas. Personas con sus ilusiones, sus ambiciones nobles, sus preocupaciones, sus éxitos y sus fracasos, que de todo hay.

Mi amigo de San Quirico, después de oírme la perorata, llamó al camarero y dijo: “¿Se debe algo?”

P.S.

1. D. Enrique fue cortés y yo le pagué el favor, ayudándole a ganar las elecciones (por lo del rosario).

2. Respecto a mi artículo “El gaseoso”, ha habido quien me ha preguntado si me refería a una persona concreta (me daba el nombre y apellido), ya que, según él, sus rasgos coincidían plenamente con mi descripción. No le pude contestar directamente, porque me rebotaba el correo enviado a su dirección. Le contesto desde aquí, diciéndole que, excepto para hablar bien de alguien, no me refiero nunca a nombres concretos. El “gaseoso” es un tipo de personaje con el que, a lo largo de mi vida, me he encontrado repetidas veces. Nada más.

www.leopoldoabadia.blogspot.com

Valorado (4/5)Valorado (4/5)Valorado (4/5)Valorado (4/5)Valorado (4/5) (4/5 | 5 votos)

enviar a un amigoimprimir

Enlaces patrocinados

Opiniones de los lectores (0)

Deja tu comentario

El equipo de redacción revisará las opiniones para evitar la difusión de comentarios no apropiados o insultos. El horario del foro es de 07:00 a 23:00 h, con horario restringido a los invitados de 10:00 a 19:00 h. Fuera de ese horario no se incluirán opiniones.

Ir al foro    Deja tu comentario

Luis Miguel en el ascensor

@Leopoldo Abadía - 15/07/2008

Mi chalet en Pedralbes

@Leopoldo Abadía - 08/07/2008

El gaseoso

@Leopoldo Abadía - 01/07/2008

Adivina quién viene a cenar esta noche

@Leopoldo Abadía - 24/06/2008

Mi suegro y el comunista

@Leopoldo Abadía - 17/06/2008

Ver más»

Acerca de...

@Leopoldo Abadía

Leopoldo Abadía es un chaval de 75 años, 12 hijos y 36 nietos, ex profesor del IESE y presidente del Grupo Sonnenfeld, que asegura no saber nada de economía pero que ha puesto en claro la mejor explicación en castellano sobre la crisis subprime.
A partir de ahí, para su sorpresa, miles de personas de todo el mundo consultan diariamente su blog. Desde su atalaya de San Quirico, aporta una voz independiente sobre la complicada realidad económica y social actual. Sin más pretensiones.

 

los más leidos los más leidos los más comentados los más enviados

Todos los derechos reservados © Prohibida la reproducción total o parcial

Auditado por Ojd

ir a El Confidencial

Cotizalia

ir a Vanitatis