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El euro ha cumplido diez años y lo ha hecho en plena forma, demostrando una gran fortaleza en medio de la peor crisis financiera y económica desde la Segunda Guerra Mundial. Tras un primer año de vida algo convulso -que queda estos días reflejado y resumido en la exposición Diez Años del euro en la sede del Banco de España-, el euro ha ido gradualmente recobrando posiciones. En abril de 2008 rompía la barrera de los 1,60 dólares por primera vez en su corta historia de vida y ahora roza la paridad frente a la libra.

Sin embargo, el deterioro experimentado por la economía de la zona euro y el giro en la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) hacia unos tipos de interés más bajos que permitan estimular el crecimiento económico, ha provocado que la divisa comunitaria haya perdido terreno frente al billete verde en los últimos días. Ayer, el euro caía hasta los 1,33 dólares ante el nuevo e inminente recorte de tipos el próximo jueves.

Sin embargo, esta depreciación no sirve para ocultad las generales de la ley. “En una década, el euro se ha convertido claramente en la segunda mayor divisa del mundo, ha traído la estabilidad económica y ha promovido la integración financiera y económica, al tiempo que ha estimulado el comercio y el crecimiento entre sus miembros”, comentaba recientemente Joaquín Almunia, comisario europeo de asuntos económicos.

A día de hoy, muchos expertos consideran que el euro se ha consolidado como divisa internacional y se ha convertido en activo al que acuden los inversores en momentos de inestabilidad, mientras que otros van más allá y creen que es el claro ganador de la crisis. Una encuesta reciente realizada por el diario Financial Times con motivo del cumpleaños del euro revelaba que los europeos creen ampliamente que la divisa europea podría superar al dólar en relevancia global dentro de cinco años.

Para José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citigroup en España, la moneda comunitaria también ha jugado un papel muy importante en la estabilidad de los países de la Unión Monetaria en un contexto de importante iliquidez e incertidumbre de los mercados, aunque cree que la creación del euro ha ido más allá. “En países como España, explica en parte el espectacular crecimiento de nuestra economía en este periodo. Pero, también es cierto que su introducción exigía ciertas contrapartidas que en muchos casos se han obviado”.

En su opinión, la política monetaria diseñada por el BCE ha llevado a un nivel en los tipos de interés oficiales más bajos de lo necesario en países con un elevado crecimiento nominal, como es el caso de España, convirtiéndose, en un factor decisivo en el modelo de crecimiento en la última década.

En este sentido, Campuzano apunta que con la introducción de la moneda única habría sido necesario instrumentalizar medidas estructurales para aumentar la flexibilidad de la economía como aumentar la productividad, favorecer industrias y servicios de mayor valor añadido, generar más competencia.

Pese a ello, el estratega de Citigroup valora muy positivamente la pertenencia al euro y “seguro que lo seguirá siendo en el futuro. La complicada situación económica actual puede actuar, precisamente, como filtro para superar todos los errores pasados”.

Recortes de tipos

Alemania, Holanda, Irlanda, Francia, Austria, Bélgica, Finlandia, Italia, Luxemburgo, Portugal y España fueron los miembros fundadores de la UEM. Todos ellos abandonaron sus divisas locales y adoptaron el euro. En 2001 se unió Grecia; en 2007, Eslovenia; en 2008 lo hicieron Malta y Chipre, y hace sólo trece días, lo ha Eslovaquia. Algunos países como Dinamarca, Gran Bretaña y Suecia han retomado el debate de la integración en la zona del euro al ver como sus divisas se desplomaban con la crisis financiera internacional.

En la actualidad, el euro se enfrenta a una situación complicada ante el deterioro de la economía de la zona euro que está alimentando la posibilidad de nuevos recortes en los tipos de interés. La semana pasada el Eurostat confirmaba la entrada en recesión de la eurozona con un crecimiento negativo del PIB del 0,2%, mientras que la tasa del paro alcanzaba el 7,8% en noviembre, factores todos ellos que están aumentando la presión sobre el organismo que dirige Jean-Claude Trichet.

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