Un año después… y la City sigue igual. La ya denominada “cultura casino” -anclada en la asunción de riesgos que desencadenó la gran tormenta económica- y la concesión de bonus a diestro y siniestro continúan como pilares fundamentales en Liverpool Street y Canary Wharf. Es más, los banqueros ya ni siquiera se esconden y ahora defienden ante la opinión pública que es casi su obligación realizar fichajes millonarios al estilo CR9 para que el sistema se reactive.

Barclays y HSBC abrieron la veda. Los directivos han dicho que hasta el próximo año no premiarán a sus hombres -el machismo es otra de las cosas que sigue intacta-, pero tras la difusión de los últimos resultados semestrales ya han anunciado la necesidad de retribuir a los 44.000 empleados que suman sus oficinas de inversión.

RBS ha ido más allá y ha invertido alrededor de 12 millones de euros en los contratos de dos ejecutivos de primera división para reflotar una compañía que el año pasado sufrió las mayores pérdidas de la historia corporativa británica. Stephen Hester, responsable de la entidad, matizó que las incorporaciones estrella eran necesarias. Pero hay un punto que se escapa al entendimiento del resto de los mortales: ¿qué hace un banco con un 70 por ciento en manos del Estado manejando este tipo de fichajes?

El dato con el que la capital británica ha celebrado el aniversario de la caída de Lehman Brothers no ha podido ser más significativo: los altos ejecutivos de las compañías agrupadas en el FTSE vieron incrementada en un 10% su retribución fija en 2008 a pesar de la caída de las acciones desencadenada por la peor crisis económica desde la II Guerra Mundial.

En definitiva, Gordon Brown no se ha hecho, por ahora, con el rebaño al que tan bien orientado tenía hace diez años. Su apelación a la responsabilidad ha sido desatendida. Ha perdido una batalla, pero la guerra aún no ha terminado. Eso sí, las elecciones generales que se esperan para el próximo mes de mayo obligan a mover rápido a las tropas.

De momento, la clave reside en la Autoridad de Servicios Financieros (FSA, por sus siglas en inglés). Siguiendo la predisposición del premier de poner coto a los bonus, el regulador publicó el mes pasado un código retributivo para el sector que apuesta por dividir a lo largo de un trienio el reparto de las polémicas retribuciones y limitar a un año las garantías de su concesión en los contratos. La guía entrará en vigor en enero de 2010 y los que no la cumplan podrán ser multados u obligados a ampliar las reservas económicas para garantizar la estabilidad del sistema.

El informe ha dejado cierto malestar en la City. A pesar de que la presión de la Asociación de Bancos Británicos (BBA, por sus siglas en inglés) hizo que el texto final se quedara en simples recomendaciones y que se suprimieran dos de los diez puntos que aparecían en el borrador presentado en marzo, las entidades consideran que las normas están bien tal cual están y no hay necesidad de tocarlas.

Aún así están relativamente tranquilos, ya que los expertos han advertido de que las lagunas que contiene el texto dan lugar a muchas interpretaciones y los bancos no encontrarán problemas para seguir con la política de apuestas de riesgo.

Pero el hecho de que la guía no haya gustado en la City no significa que haya cumplido las expectativas del otro bando. El ministro de Negocios, Peter Mandelson, convertido ahora en mano derecha del premier, manifestó su decepción al considerar que el regulador debería haber ido más lejos.

"Analfabetismo financiero"

Cansado de tanta crítica, el presidente de la autoridad, Adair Turner calificó de “analfabetismo financiero” sugerir que el regulador debería ser quien debe poner coto a las bonificaciones. La FSA ha dejado claro que con las competencias con las que cuenta a día de hoy le es imposible dar un paso más. Es más, Turner ha dicho literalmente que estaría “feliz” de imponer cargas fiscales a los bancos para reducir sus beneficios, aunque esto ya no está en sus manos, sino en las del Gobierno.

La explicación de que un hombre tan cauto se haya mostrado tan explícito atiende al terreno político. El Partido Conservador, ganador en todas las encuestas para los próximos comicios, ha prometido retirar al regulador las competencias para devolvérselas al Banco de Inglaterra, acabando así con el sistema tripartito de supervisión financiera creado por Brown. Nadie puede pronunciarse al respecto, pero mientras Mervyn King se deja querer por George Osborne, Turner ha sacado su carácter.

Hasta que llegué el momento de las urnas, el Ejecutivo laborista está decidido a seguir con su plan y ha anunciado que, a partir del próximo mes, promoverán una normativa para que la FSA cuente, por ley, con las herramientas de las que ahora carece.

Eso sí, tanto Brown como el regulador son cautos, ya que saben que un golpe en seco a las compensaciones provocaría en las islas una estampida que arrebataría a la City su condición de centro de referencia a nivel mundial. Los banqueros, por tanto, saben que tienen la sartén cogida por el mango.

Por este motivo, el primer ministro británico insistirá en la cumbre de Pittsburgh en la importancia de un acuerdo global. De momento, la antesala que se celebró en Londres no dejó el terreno muy preparado. Los ministros de Economía y Finanzas consensuaron mantener los estímulos fiscales pese a los síntomas de recuperación ante la crisis, pero se atragantaron con el asunto de los bonus. Si Brown consigue en EE UU su cometido, sus asesores harán todo lo posible para que esta vez –a diferencia del G-20 de abril- los resultados sí repercutan en un empuje a su popularidad.

13.  tripo215/09/2009, 18:58 h.

#8

Querido amigo:

¿Y cuando esos "malvados" banqueros de inversión han hecho ganar fortunas a sus clientes? ¿Quién se quejaba? ¿Le daban los clientes parte de su patrimonio o simplemente pagaban sus -abultadas- comisiones?

Por favor, menos demagogia, que esto no es "El Socialista" o "El Mundo Obrero", si es que aun existen esos panfletos.

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12.  expat15/09/2009, 18:28 h.

sin olvidarse de las agencias de rating...

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11.  julipto15/09/2009, 18:20 h.

Es realmente triste que despues de lo que ha pasado, los políticos y los politiqueros se hayan salido con la suya , cargando las culpas sobre el sector privado, cuando han sido las instituciones del sector público, las instituciones de control de mercado controladas por los políticos ,las auténticas culpables de toda esta crisis.

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10.  paquillo15/09/2009, 17:41 h.

Para poder opinar es necesario estar en la banca y conocer lo que se cuece en los depachos y direcciones generales.
Si se pudiese conocer la retribucion de la alta dirección de los bancos, nos llevariamos las manos a la cabeza. Pero amigos, todo se justifica con un menor gasto en personal y un mayor ratio de eficiencia. No se que pasaré este año. Hasta aquí, la rentabilidad ha salido con operaciones especulativas en la que lo clientes han asumido un riesgo que ahora estan pagando, y si no, consuten en los juzgados lo que esta ocurriendo con las operaciones de coberturas de tipos, y no me refiero al negocio de las personas fisicas con su hipoteca, sino a las pymes y grandes empresas, ya que este ha sido un requisito para otorgar la financiación. De esto no hay quien hable en los bancos, de ahí ha salido el dinero para tano bonus de la alta dirección y algún directorcito de oficina, que nunca podría haber llegado a ganar esos sueldos en su vida. Ya verán los años que esperan en la banca.

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9.  kirluki15/09/2009, 16:59 h.

Básicamente en el momento que los bonuses se limitaran o desapareciesen el sistema financiero se vería en peligro. Los empleados en los grandes bancos y que lo hacen especialmente en banca de inversión trabajn a veces de sol a sol [literalmente] y a veces durante más de un día seguido. La única motivación con la que cuentan es el bonus y nadie estaría dispuesto a trabajar así de no existir este. Además, esto es como el fútbol, si a CR9 el Barsa le ofrece 20 kilos anuales, mañana ya no está en el Madrid. Aquí, lo mismo.

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