Hay compañías agobiadas por la deuda y luego está Colonial. La inmobiliaria catalana controlada por La Caixa y Popular debía, al cierre de 2008, la friolera de 7.000 millones de euros. Una situación extremadamente delicada que ha obligado a la compañía presidida por Juan José Bruguera ha contratar los servicios de otro banco de negocios, en este caso el estadounidense JP Morgan, para tratar de encontrar una solución a su estado financiero.

Colonial necesita reducir sus niveles de deuda como sea. La inmobiliaria cuenta ya con los servicios de Lazard, que viene asesorándole desde hace casi un año, cuando los bancos de Luis Portillo, el anterior presidente y máximo accionista, se quedaron con su participación y tomaron el control. Desde entonces, el banco francés es el encargado de negociar con los principales acreedores de la inmobiliaria: Goldman Sachs, Calyon, Eurohypo y RBS.

No es la primera vez que JP Morgan se cruza en el camino de Colonial. El banco estadounidense, dirigido en España por el financiero Enrique Casanueva, fue el asesor del fondo dubaití ICD, protagonista del culebrón vivido a finales de 2007 y principios de 2008 por su interés en la compra de la inmobiliaria. Entonces, a pesar del interés de Portillo por vender, los bancos acreedores de la compañía no alcanzaron ningún acuerdo final para cerrar la transacción.

A pesar de las condiciones impuestas por los bancos accionistas y acreedores, el proceso de reestructuración de la deuda avanza a paso lento. La venta de activos prevista, fundamentalmente la filial francesa SFL y la división de centros comerciales Riofisa, no ha prosperado. De hecho, las principales novedades han pasado por la ejecución de Goldman Sachs y Eurohypo de parte de su deuda por acciones de FCC y SFL propiedad de Colonial.

Tanto Lazard como a partir de ahora JP Morgan tratarán de acelerar el desapalancamiento de Colonial. La solución ideal pasaría por la identificación de un inversor interesado en entrar en el capital de la inmobiliaria, como reconocen desde el propio sindicato de bancos acreedores. “Sería la mejor de las noticias esperdas”. Todo dependerá, sin embargo, como en el resto del mercado inmobiliario, de la oferta que los accionistas estén dispuestos a aceptar.

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