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José María Aguirre (Efe).

Este fin de semana tuvo lugar la convención de directivos de Banco Guipuzcoano. Como siempre, la cita fue en San Sebastián, el último fin de semana de enero previo a la presentación de resultados. Sin embargo, hubo una ausencia significativa. José María Aguirre no asistió. El histórico presidente del banco causó baja, dejando así “descafeinado” un encuentro donde debería haber transmitido sus impresiones sobre el escenario macroeconómico y la evolución del negocio para el próximo ejercicio.

Según varias fuentes próximas al ejecutivo, las ausencias de Aguirre son continuadas desde hace meses a causa de un serio problema de salud que le ha obligado a dedicar gran parte del tiempo a su recuperación. Aunque su implicación con la gestión del banco es total, el número dos de la entidad, el vicepresidente Alfredo Lafita, participa cada vez más en funciones ejecutivas, asumiendo de facto competencias que antes no recaían sobre su cargo.

Sea como fuere, los protocolos para la sucesión de Aguirre están ya en marcha, dado que tras 20 años como presidente el próximo marzo vence su mandato. De momento, el relevo interino es un hecho, generando cierto grado de incertidumbre entre la cúpula directiva. “Por la nueva situación, Lafita tiene una actitud menos complaciente y mucho más firme tras asumir algunas competencias de Aguirre”, subrayan desde dentro de la entidad, aunque este diario no consiguió ayer contactar con ningún portavoz oficial.

Ingeniero de formación, pero sobre todo hijo de banquero, del histórico José María Aguirre Gonzalo, don José María, presidente al tiempo del Banco Guipuzcoano y de Banesto, el actual presidente entró como consejero del banco en 1983. Su camino estaba prácticamente marcado. Cinco años después accedió a la presidencia para no bajarse de ella. En total, más de 25 años dedicados a los mismos colores, sin sucumbir a los distintos procesos de concentración que se han realizado en el sistema financiero español.

Su sucesor in pectore será otro lobo plateado de las finanzas. Abogado del Estado en excedencia, durante su carrera profesional Alfredo Lafita ha sido vicepresidente ejecutivo de Banca March, presidente de los bancos NatWest y Asturias, y consejero del Fondo de Garantía de Depósitos. En la actualidad, es consejero de Corporación Financiera Alba (March) y presidente de la gestora de capital riesgo Diana Capital (participada por Banco Guipuzcoano y Fortis), además de poseer el 5% del propio banco.

Eterno candidato a la venta

La nueva etapa que se vislumbra incidirá sobre el futuro de Banco Guipuzcoano como entidad independiente. Aunque cuenta con BBK (15%) y Kutxa (10%) como accionistas de referencia, ninguna de las dos cajas se sienta en el consejo de administración del banco, donde sólo mantienen una posición financiera. Lafita y el resto de accionistas, entre ellos el constructor riojano Joaquín Martínez (10%), deberán decidir sobre la conveniencia de seguir en solitario en el mundo de las finanzas.

Aunque en otros tiempos, candidatos no han faltado nunca. El último conocido fue el banco estatal portugués Caixa Geral de Depositos (CGD), que en marzo de 2008 reconoció su eventual interés por comprar Banco Guipuzcoano para aumentar su presencia en España. Antes también sonó Banco Sabadell, antiguo accionista, como lo hicieron en distintas épocas el francés Credit Agricole y el británico Royal Bank of Scotland (RBS), cuyas candidaturas sólo sirvieron para disparar la cotización del banco, la última vez en 2005.

Entonces, cuando todavía era objeto de posible compra, las acciones de Banco Guipuzcoano cotizaban a un precio de 10,70 euros, otorgando un valor de mercado de la entidad que superaba los 1.500 millones de euros, pero muy lejos ya de los 18,45 euros marcados en abril de 2007. Menos de dos años después, los títulos de la entidad presidida por José María Aguirre no llegan a los 5,22 euros, rango que le concede una capitalización por debajo de los 800 millones. La bolsa no ha discriminado entre grandes, medianos o pequeños.

Mientras tanto, esta misma semana Banco Guipuzcoano presentó los resultados correspondientes al pasado año 2008. Su beneficio neto ha sido de 61,6 millones de euros, cifra ligeramente superior al ejercicio anterior (un 0,1% más), a pesar del “entorno económico y financiero especialmente difícil” debido a la grave crisis económica mundial. Con un perfil conservador, sus niveles de provisiones pueden permitirle respirar tranquilo. Aun así, los mejores tiempos para vender ya pasaron y puede que los actuales no sean los mejores para seguir bailando solo.

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