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Es el poder en la sombra. Desde que se inició la crisis financiera el verano pasado, y comenzaron las tensiones en el mercado interbancario, él ha encarnado el discurso disciplinado, fuerte y duro ante las voces que reclamaban una 'amnistía monetaria' y mayor laxitud en la política de tipos del Banco Central Europeo (BCE). Es el polí malo, en términos coloquiales, o el halcón (hawk), en jerga económica. Dicen que el alemán Axel Weber estuvo predestinado a su actual puesto de canciller de política monetaria; nació el mismo año (1957) en que se puso la primer piedra de una de las instituciones más respetadas de Alemania.

El alemán del BCE ha sido el encargado de poner de relieve y dar la voz de alarma ante las crecientes presiones inflacionistas e inestabilidad de precios se que generaron tras las mastodónticas inyecciones de liquidez de la Fed y el BCE, así como la drástica rebaja de tipos en EEUU. Él ha mantenido en los últimos meses el mismo discurso frente a las oscilaciones de algunos de sus colegas gobernadores. Inamovible. "Preservar la estabilidad de precios". Disciplina germana.

El guardián de los precios

Maneja los tiempos y sabe que el mercado está pendiente de cada una de sus palabras. Por eso se mostró partidario en público de eliminar cualquier pista sobre la futura evolución de los tipos de interés en los discursos del BCE. Fue antes de la crisis, en mayo de 2007, cuando al mandatario se postuló misteriosamente en este sentido. A principios de este año, cuando la soga de los tipos interbancarios comenzaba a desaflojarse, Weber volvió a poner a todos los agentes del mercado en su sitio y calificó de "ilusiones" la esperanza de rebajas de tipos en la zona euro.

Y se ha encargado en repetidas ocasiones desde enero de que no desfallezca el objetivo fundacional del BCE: mantener el IPC en el entorno de los 2%, un nivel considerado neutro y estable para la economía. En el momento en el que los índices nacionales y de la zona euro comenzaron a escalar por encima de esa barrera, Weber fue tajante: el BCE debe subir los tipos si es necesario para cumplir su mandato. Y en la última reunión, el banco con sede en Fráncfort se encargó de plasmar en palabras las teorías del halcón.

Al golpe del látigo dialéctico del gobernador -en las quinielas para suceder a Jean Claude Trichet al frente al BCE-, los tipos interbancarios se pusieron en pie. Desde principios de febrero, cuando Weber comenzó a volverse hawkish o agresivo en sus mensajes, índices como el euribor a 12 meses comenzaron a subir en el gráfico de forma veloz, pasando del 4,3% al 5,4% en apenas tres meses. Claro está, los datos de inflación le han dado la razón. La presión comienza a ser fuerte para algunas economías, como la española, con el IPC rozando el 5% o el 4% para el conjunto de la zona euro.

Dios, patria y el jefe del Bundesbank

El Bundesbank, probablemente, es uno de los organismos más poderosos del mundo, con mayor credibilidad y poder de influencia en las políticas económicas. Fue durante cuatro décadas, de 1957 a 1997, el segundo banco central más importante del mundo por detrás de la Reserva Federal (Fed). A Jacques Delors, uno de los padres europeos y ex presidente de la Comisión, se le atribuye una famosa frase que lo define. "No todos los alemanes creen en Dios, pero todos creen en el Bundesbank".

La institución que dirige enarboló desde su nacimiento la bandera de la protección y estabilidad de los precios, así como iluminó el camino del milagro económico alemán tras la II Guerra Mundial. Es creíble. Y Weber el guardián de esa credibilidad. Las casualidades han marcado alguno de sus saltos más importantes, como cuando accedió a la presidencia del banco alemán en 2004, tras la dimisión de su predecesor Ernst Welteke por aceptar diversos regalos y cohechos del Dresdner Bank. Weber ocupaba entonces una de los cinco sillones del consejo de sabios económicos del Gobierno alemán. Ahora es el segundo de a bordo en el BCE. Si se cumple la alternancia Francia-Alemania, el actual jefe del Bundesbank pasará a llevar el timón.

Weber encarna a la perfección la rectitud propia del caracter alemán. Nació un ocho de marzo en Kusel, al sur del país. Su carrera profesional ha estado fuertemente marcada por el mundo académico. Estudió Económicas y Administraciones Públicas en la Universidad de Konstanz, entre 1976 y 1982. Ya nada más finalizar sus estudios sabía que su principal interés era el estudio de la política monetaria e ingresó como asistente en el departamento de investigación de este campo de la Universidad de Siegen, donde consiguió el doctorado en 1987.

En 1994 ingresó como profesor en la Universidad de Bornn para, cuatro años más tarde, trasladarse a la Universidad JW de Goethe, donde compaginó sus labores educativas con las de director del centro de estudios financieros de Frankfurt. De ahí pegó el salto en 2001 a la Universidad de Colonia y, tan sólo un año más tarde se erigió como miembro el Consejo Alemán de Expertos Económicos, que supuso el salto definitivo al sillón del Bundesbank.

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