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Confesiones de una 'mujer del TARP': "Ya no puedo ir a la ópera"

EEUU Tarp fondo de rescate bancos crisis

@María Igartua - 24/04/2009 06:00h

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Confesiones de una 'mujer del TARP': "Ya no puedo ir a la ópera"

Estaba llamado a levantar ampollas en Estados Unidos. ‘Confessions of a TARP Wife’ (confesiones de una esposa del Tarp) es un reportaje que ha publicado la revista Portfolio.com en el que la mujer de uno de los CEOS de los grandes bancos rescatados cuenta, en primera persona, como ha cambiado su vida desde que su marido depende directamente de las medidas dispuestas por el Gobierno para aquellos que han recibido dinero público. No obstante, lejos de conmover al lector, ha provocado la indignación generalizada de aquellos que sufren las consecuencias de los excesos de Wall Street, responsables de la crisis.

“Soy una mujer del Tarp. Estoy siguiendo el código no escrito de esta nueva comunidad femenina. He hecho voto de abstinencia. He devuelto los regalos que mi marido me hizo por navidades (pero sin decírselo, ya que todavía está deprimido) y estoy utilizando mis cheques regalo en las mejores tiendas para conseguir importantes regalos y otras necesidades”.

No quiere desvelar su nombre y tampoco deja pistas de cuál es el banco en el que trabaja su marido. Con sus palabras busca demostrar la crueldad del círculo social al que hasta la fecha ha pertenecido y cómo trata contener el gasto y aparentar de cara a la opinión pública que su familia ya no comente los exceso de las épocas gloriosas pero sin que su estatus en la sociedad neoyorquina se vea perjudicado.

“Ni siquiera he echado un vistazo a las colecciones de primavera; que Dios me perdone si alguien me pilla con algo nuevo. Acabar con las modas, como inyecciones de Botox o cenas de catering, parece algo decadente en esta nueva era. Como otros muchos, me voy de compras en mi armario”, asegura.

Sin embargo, esta mujer sigue sin poder luchar con los convencionalismos a los que su propio mundo le obliga para que no le destierren de él. ‘Si tengo que hacer un regalo, se lo envío por mensajero a su propia casa. No quiero que me pillen subiendo a un taxi con bolsas de BergDorf Goodman –unos grandes almacenes de Nueva York”.

Y es que, según explica, “ser una mujer del TARP significa, en resumen, tomar decisiones conforme a un complicado algoritmo: equilibrar la necesidad de parecer que tu mundo no se ha desmoronado bajo tus pies con el obligación de aparentar debidamente arrepentido por tus culpas subprime”, ahí es nada. No en vano, el sentimiento de responsabilidad ante el desplome económico, el aumento del paro, los embargos de hipotecas, la caída del consumo, etc, está muy presente en aquellos que ha llevado un tren de vida muy por encima de los hogares de clase media y media alta.

Entre los ejemplos que pone esta mujer del TARP para describir como han cambiado sus costumbres se encuentran actividades con las que muy pocos se han permitido soñar. Ir todas las semanas a la opera, olvidarse de cenar en restaurantes de varias estrellas Michelin, cambiar las fiestas multitudinarias de cumpleaños por reuniones de presupuesto reducido, o no dejarse ver en las cenas benéficas de a 1.000 dólares el cubierto.

También con su confesión busca limpiar la mala imagen que todos los banqueros de Estados Unidos tienen entre la gente, que ve como sus impuestos sirven para salvar a los mismos que han provocado la desgracia. “No hace mucho, América celebraba el éxito de las compañías y la gente que las dirigía. Mi marido, CEO de uno de los mayores bancos receptores del TARP, ha sido objetivo de muchísimos elogios (en mi opinión merecidos). Pero porque unos cuantos imbéciles de oídos sordos, que no se dieron cuenta de que su industria se encontraba sitiada, el país entero piensa ahora que los banqueros del TARP codiciosos incompetentes que se dedican a robar el dinero de los contribuyentes”, asegura.

En cualquier caso, aunque, según cuenta su presupuesto familiar se ha visto reducido en un 95%, lo cierto es que  visto lo visto, su vida no se diferencia mucho de la del común de los mortales, con la ventaja de que no tiene que preocuparse, como la mayoría, por pagar la hipoteca.

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Opiniones de los lectores (14)

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14. usuario registrado viernes24/04/2009, 18:29 h.

Una pregunta: ¿Y cómo reaccionaríamos nosotros si nos desaparece el 95% del presupuesto familiar?

De antemano os digo que seguro que a la mayoría de africanos les parecerían nuestras respuestas ridículas.

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13. usuario registrado putsy24/04/2009, 18:10 h.

me troncho. Conocí a varias "bancarias" iguales en Londres. Quedé bastante chafado por lo vacías que tenían sus vidas.
Hay que aprender la lección. Al verlas, ya sabes lo que tú no harás nunca.

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11. usuario registrado huellas24/04/2009, 14:45 h.

a mi me parece un tanto obsceno el articulo, es mas no me extraña que la tia no de el nombre. Si se lo hubiera pensado dos veces no lo habria escrito por impopular, pero la verdad es que si os poneis en su lugar es una putada. por el hecho de que tu marido sea el CEo de una empresota que el gobierno ha tenido que ayudar resulta que ahora no puedes ni ir al cine porque te van a decir que te lo está pagando Obama... y que pretenden qyue haga esta mujer que no salga de casa??

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10. usuario registrado waco24/04/2009, 14:24 h.

Me gustaría que tanto aquellos que escribimos como sólo los que leen, y pensamos en la buena vida que llevaba esta señora en base al dinero. Que por un momento pensáramos que por el sólo hecho de poder tener un ordenador y escribir o leer en este foro, nosotros mismos ya estamos en la 'élite' dentro de los habitantes de la tierra y que el 90 y muchos % que no lo están, porque sus medios no se lo permiten, pueden pensar EXACTAMENTE de nosotros lo mismo que nosotros de esta señora. Es todo relativo,¿a que si?

Hasta incluso, como apunta un forero, es posible que todo sea mentira.

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