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Alfons Quintà

La difícil o imposible salida a la crisis

crisis económica

@Alfons Quintà - 13/12/2008 06:00h

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Un osado aforismo militar anglosajón afirma: “Las cosas difíciles las hacemos de inmediato; las imposibles necesitan más tiempo”. Si lo aplicamos a la actual crisis económica, resulta que necesaria reordenación radical de la economía, a nivel de cada Estado y también mundial, debe ser, por ahora, imposible, porque los hechos muestran que no se está llevando a cabo. Si somos optimistas, y algo irónicos, podemos añadir que necesitará más tiempo. Si optamos por el pesimismo destacaremos que el peor de los plazos es el indeterminado. Si preferimos ser realistas, constaremos la gran distancia existente entre la importancia y urgencia de los objetivos y la precariedad expositiva y, desde luego, programática de quienes deben alcanzarlos.

Respecto a los políticos españoles esta precariedad causa escalofríos. En otras partes se ven más ideas y algunas (muy pocas) acciones. Si me obligaran a mostrar un ejemplo encomiable, pronunciaría el nombre de Angela Merkel.

En todo caso, podemos esperar sentados a que algún político confiese su obvio desconcierto. Hace más de medio siglo, el montenegrino Milovan Djilas osó afirmar que “la línea del partido consiste en que no hay una línea del partido”. Pasó de sucesor designado del mariscal Tito a prisionero político.

Como en tantas cosas cotidianas, no hay soluciones inmediatas. Sólo puede haber actos limitados en el tiempo que nos lleven a situaciones más próximas a una resolución, que sin duda requerirá muchos años. Los aviones y los buques nunca salen del aeropuerto o del puerto con un rumbo directo a su destino, por ser imposible. Van cambiando de rumbo para finalmente llegar a donde deben.

Cuando hay un único objetivo y un solo destino, ello es factible. Cuando hay varios la cosa se complica, en particular cuando los plazos son diversos. Dicho esto, vemos como el plazo determinante para todo político es el de la siguiente elección. O sea que estamos servidos.

En efecto, nos encontramos con que hemos de hacer frente a un nuevo paradigma y los políticos aún no han asumido el precedente: el de la supremacía de la economía sobre la política. Nos llevó a unos decenios de gran prosperidad. Pero ha culminado en un desorden inmenso. No se trata de un mero cambio de ciclo, como los estudiados por Kondratiev, Juglar y Kitchin. Tenemos delante de nuestros ojos la necesidad de replantear la interdependencia entre política y economía, así como, aunque se suele olvidar, la relación de ambas con el pensamiento y la cultura. Sólo se trata de eso, sea dicho irónicamente.

Es difícil explicarlo a sociedades y en particular a clases políticas que no han asumido la primacía e irreversibilidad de la globalización, ni que ésta es nuestra única baza y nuestra mejor esperanza. Pero también representa y representará un constante peligro para las pasadas estabilidades microeconómicas y macroeconómicas. A los políticos que han estado viendo la economía como un arma poder, comparable a la publicidad electoral, y como un elemento de financiación (corrupta) de sus partidos, ahora les resulta muy difícil asumir que deben obrar prioritariamente en función de coordenadas económicas, que, además, hoy están enloquecidas.

También es difícil explicar a muchos políticos que hay necesidad de inversión pública, para lo cual deberán endeudarse más, y que el dinero público debe ir a parar a sectores en que la inversión puede ser impopular a corto plazo. Además, debe ser concebida para restablecer la autonomía de la economía respecto del poder político, no para recuperar su viejo dominio, tan añorado por tantos políticos. Para acabar de cuadrar el círculo, hay que asumir que el futuro modelo de crecimiento económico no se puede basar en la espiral de endeudamiento generalizado, privado y público, de los últimos veinte años.

Tampoco resulta fácil exponer a los agentes financieros que deben contribuir sinceramente a deshacer un ovillo de ingeniería mercantil que, a corto plazo, les generó unas ganancias monumentales, para finalmente desembocar en el actual marasmo.

El progreso económico no es imaginable sin una economía libre. Pero como todas las libertades, requiere un marco regulador y limitador. Asumir y proteger la libertad en el orden político ha sido la labor de siglos, con un coste de millones de muertos. Ahora el objetivo es más complejo técnicamente y muy complicado de llevar a la práctica. Habrá que hacerlo en ámbitos que, a la vez, son mundiales e íntimos, de cada persona y de cada familia. Sin reflexiones maduras y ponderadas será imposible llegar a puerto meramente aceptable. Es un tipo de reflexiones en el cual aquí estamos más escasos que allende de los Pirineos.

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Opiniones de los lectores (6)

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6. usuario registrado zano14/12/2008, 18:27 h.

Me parecen correctas las bases sobre las que trabaja el Sr. Quintás. No se puede planificar nada sin tener en cuenta la globalización, aspecto que, en España al menos se está obviando en casi todas la medidas; la mayor parte del dinero público debería ir a medidas no populares en el corto plazo, como el fomento de la productividad; llevará tiempo, lo que no ayuda a que los políticos se embarquen en ese tipo de planes; hace falta el consenso de toda la sociedad, acomodada en formas de vida y trabajo que no nos podemos seguir permitiendo.

El problema es que pensar que la clase política sepa qué hacer, contando con su preparación económica y quiera hacerlo, teniendo en cuenta la falta de réditos electorales inmediatos, no permite ser muy optimista.

Pero lo único bueno de las crisis es que obligan a hacer cosas,aunque no se quiera.

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5. usuario registrado msc10013/12/2008, 20:26 h.

Por lo que leo aun hay gente de buena fe que piensa que los españoles salimos de la Dictadura por cuenta propia. Supongo que se refieren a los 40 años del Gobierno de Franco, por supuesto de partido único. Pero eso nos libró de otra dictadura, sucursal de la de Estalin, de la que hoy, 30 años después de la muerte de Franco, aun no acaba de salir Rusia, abandonada y enfrentada por el resto de las Repúblicas Socialistas Soviéticas. Con este confusionismo ideológico político, los españoles somos incapaces de salir de nada. Nos han sacado las circunstancias de los países de nuestro entorno a las que nos hemos tenido que adaptar, para que nos dejen entrar.
Nuestro original Zapatero -dice un lector- no entendería al Sr. Quintás. Parece evidente. Está dando muestras de no entender, o no querer entender, nada. De los demás políticos no se puede decir nada serio, no detentan poder. Pero algunos, en las circunstancias de Zapatero harían lo mismo: Nada. Otros parece que reaccionan de otra manera, al menos a juzgar por lo que dicen/hacen en sus limitadas parcelas de poder. La economía condicionó a la política. Parece pueril lo de Pepiño: "Menos mercado y mas política. La libertad se impuso.

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4. usuario registrado manoto13/12/2008, 17:03 h.



Catalonia,nos dariamos por satisfecho que lo hubieras entendido: Tu.Pero resulta que te vas por las ramas del nacionalismos izquierdosos verdoso,para termina en la Moncloa.

Conclusion tu mente te ha patinado y te ha jugado una mala pasada.Que seas muy feliz contigo mismo,te lo mereces por romantico;tambien les pasa un poco a los jovenes griegos

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3. usuario registrado catalonia13/12/2008, 13:55 h.

Alfons Quintà pone el de dedo en la llaga al destacar los avances de la economía (algunos demasiado incontrolados)y el estancamiento de la política asi como de la cultura y del pensamiento.Superar este desfase es una labor urgente que los politicos actualmente en el poder, de Derecha de Izquierda o Nacionalistas, no pueden llevar acabo ni permitirían que se hiciese desde fuera de la politica.Ahora nos quieren hacer creer que que estamos delante de una crisis más de la que saldremos utilizando el único mecanismo que ellos conocen, el dinero público, el de todos nosotros.Yo creo que si Zapatero leyese al Sr.Quintà ni tan siquiera lo entenderia,como tampoco lo comprenderian los dirigentes del PP o de CIU,Rajoy y Mas entre ellos.¿Són éstos los que nos tienen que sacar de la crisis?.Que Dios nos coja confesados.

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2. usuario registrado manoto13/12/2008, 13:45 h.



Sr Quintas,hacia tiempo que no veia tan palabreria hueca y huera.En su articulo lo de la verborrea hispanica asombraria a cualquiera si ademas Ayer no se descubriera que el "genio" de Wall S ,engaño entre otros a los asesores de los ricos y millonarios españole.

Todo lo dicho en su articulo sobre la crisis y metodos,es autentica primaria que en EC da un poco de escandolo verlo un fin de semana

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