Martes, 23 de diciembre de 2008 (Actualizado a las 11:18)

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Los ricos también lloran. Acudieron al calor del 'boom superladrillístico' en bolsa demasiado tarde. Fuera de los mercados financieros eran gigantes, pero dentro de ellos también han sufrido el fuego de la crisis. Inmobiliaria Lualca, de la familia Canales; la constructora Grupo Prasa, propiedad de la familia Romero González; el clan andaluz Sánchez-Ramade; presentes en supermercados y en construcción, o la familia Cosmen, millonarios con liquidez tras la venta de los autobuses Alsa.

Hace un  año, entre el último trimestre de 2007 y el inicio de 2008, estas acaudaladas tribus fueron entrando en Realia con los famosos paquetes del 5%, que otorga algunos descuentos fiscales a quienes los poseen. Pero las ventajas aparentes se han convertido en importantes pérdidas durmientes por su 20% en la inmobiliaria.

Estos cuatro clanes familiares acumulan minusvalías latentes de 200 millones de euros (33.200 millones de las antiguas pesetas) tras la compra de sendos paquetes del 5%, a razón de entre 80 y 90 millones de euros cada uno de ellos en septiembre y febrero, tras la llamada de Esther Koplowitz y Miguel Blesa, responsables de las entidades fundadoras de la criatura.

Realia, la inmobiliaria que crearon Caja Madrid y FCC en el año 2000, salió al parqué en el inicio de la crisis. Su debut en bolsa, en junio de 2007, recibió una fría acogida y un buen tijeretazo en su valoración meses antes. Lo tenía todo: buenos socios, excelentes credenciales, un mix de negocio enfocado a vivir de las rentas (alquileres) frente a la deuda (promoción inmobiliaria). Pero la vida, y la bolsa, a veces tienen giros inesperados y a Realia le ha tocado nacer con el viento en contra.

Las acciones del grupo que preside Ignacio Bayón se han desplomado más de un 50% desde su colocación en bolsa. Salió al mercado con un valor superior a los 2.000 millones de euros y deambula ahora con poco más de 800 millones de capitalización bursátil. El enfado está servido. Pese a la posibilidad de que hayan protegido su inversión con estructuras de derivados, todo parece indicar, que este grupo de VIPs se han convertido, definitivamente, en inversores a largo plazo.

El atractivo de Realia era, precisamente, el futuro y las expectativa de que se convirtiese en una pieza clave una vez de se iniciara el proceso de consolidación en el sector inmobiliario. Sin embargo, esa esperada concentración forzada por la crisis se ha convertido en un escenario de supervivencia. La estructura actual de los ingresos del grupo ha cambiado sobremanera. Francia pesa ya más del 40% en las rentas, en tanto que España representa un porcentaje similar, según datos de la empresa.

Precisamente, la resolución del futuro de su filial francesa SIIC es otra de las incógnitas presentes para Realia. La compañía también incorporó inversores al capital.  Realia se hizo con el 87,3% de SIIC de París en mayo de 2006 a un precio de 300 euros por acción y, tras llegar a alcanzar el 93,86 por ciento de la sociedad, ahora ostenta el 82%, después de vender porcentajes a grupos como Cerquía, de la familia Cercadillo. La SIIC, valorada en bolsa en más de 500 millones de euros, se ha convertido en su centro de atención. La semana pasada, Realia tuvo que recomprar un 2,6% del capital ante el vencimiento de un plan de opciones para empleados que no ha sido ejecutado por la caída en su cotización.

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