El boicot olímpico que a nadie interesa

Jueves, 20 de marzo de 2008 (Actualizado a las 18:46)

Valor Añadido El Radar Informacion Privilegiada Crónicas del Imperio Secretos del Private Equity Secretos de Hedge Funds London Eye Historias de Asia

Bolsa Warrants Divisas Renta Fija/Tipos Interés Fondos de Inversión

En Exclusiva Sectores Lo Último

El boicot olímpico que a nadie interesa

Juegos Olímpicos 2008

El boicot olímpico que a nadie interesa

@Ángel Villarino/Bangkok - 22/03/2008 6:00h

(0/5 | 0 votos)

La idea de boicotear los Juegos Olímpicos de Pekín ha ganado fuerza esta semana. Las fotos con los cadáveres de decenas de tibetanos masacrados por el Ejército y la policía china parecen ser un argumento de peso para quienes exigen que la comunidad internacional castigue al régimen chino, dejándolo sin caramelo, aguándole una fiesta que lleva años preparando y en la que Pekín ha invertido miles de millones de dólares para que presentarse con su mejor vestido.

La iniciativa del boicot se pregona como un mantra, especialmente desde la prensa inglesa, que incluso llegó a promover una recogida de firmas entre intelectuales, artistas y empresarios. No termina de quedar claro, sin embargo, a quién beneficiaría un boicot olímpico desatado en nombre de los Derechos Humanos. ¿A la población china? ¿A los obreros que trabajan en sus fábricas? ¿A los campesinos expropiados? ¿A los pensionistas que no llegan a fin de mes? ¿A las minorías étnicas reprimidas?

Pues no está claro. Muchas de las organizaciones humanitarias que luchan por los derechos humanos en China no creen que un boicot olímpico sea una buena idea. Así lo ha manifestado, por ejemplo, Human Right Watch, que lo considera un "error" y plantea justo lo contrario: aprovechar los focos de los Juegos para denunciar los abusos del engendro burocrático chino, fomentar la apertura en curso, ejercer presión sobre sus instituciones y para animar los procesos reformistas. Aquí lo explican con bastante claridad y algún ejemplo concreto: http://origin-china.hrw.org/press/faq/beijing_olympics_basics

Lo contrario, aislar y castigar a China, privarla de su juguete y condenarla a la crisis económica e institucional que derivaría del boicot no ayudaría demasiado a los trabajadores y desempleados chinos, a la gente de a pié, las verdaderas víctimas de los excesos del régimen. Beneficiaría, como mucho, a los enemigos externos de China y quizá pudiera condicionar mínimamente su política exterior (como en el caso de Darfour o Birmania), pero no parece que pueda contribuir en nada a una transición democrática.

Hay quien piensa aislar, castigar a una nación, acaba perjudicando sobre todo a los propios habitantes de la misma. Quizá el caso más ilustrativo es el de Cuba, donde el famoso embargo ha contribuido, más que nada, a empeorar la vida diaria de los propios cubanos y a darle una coartada al régimen para concentrar las iras contra enemigos externos. Estos días, incluso el Dalai Lama ha considerado "negativa" la idea del boicot y ha dicho que "no beneficia al Tíbet". Todo lo contrario que los activistas del 'Tibet Libre' que, en las calles de Londres y Nueva York, se manifiestan contra las Olimpiadas cada quince días.

El boicot, que hasta ahora no ha apoyado firmemente ningún gobierno y que ha sido desestimado varias veces por el Comité Olímpico Internacional, tampoco está interesado nada a las empresas extranjeras que invierten en China. Los patrocinadores, llamados en causa en repetidas ocasiones, ni se plantean la cuestión: nadie está dispuesto a enemistarse con el Gobierno que tiene las llaves de un mercado de 1.300 millones de personas y de la mitad de las fábricas manufactureras del mundo.

En definitiva ¿quién apoya el famoso boicot? Pues algunas organizaciones, como Reporteros Sin Fronteras, grupos de intelectuales occidentales, a un ramillete de artistas y caras famosas como Steven Spielberg y algunos (pocos) atletas. Dentro de China, la iniciativa apenas encuentra consensos, más allá del de algunos presos políticos a quienes conviene que la amenaza se utilice como medida de presión para anular sus condenas.

Este pasado martes el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, se dijo dispuesto a estudiar una iniciativa que se sitúa a medio camino y que parece mucho más razonable: proponer que las delegaciones internacionales se ausentasen del palco durante la ceremonia inaugural del 8 de agosto, como gesto simbólico. "Es menos negativo que un boicot general. Lo estamos considerando", expresó Kouchner. Parece sensato.

(0/5 | 0 votos)