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Trabajo degradante en cañaverales de Brasil sacude a Amnistía Internacional

EFE - 28/05/2008 19 : 52

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Omar Lugo Río de Janeiro, 28 may (EFECOM).- Amnistía Internacional denunció hoy las condiciones de trabajo degradantes en la producción de caña de azúcar y etanol en Brasil, justo cuando el país arrecia su campaña mundial a favor de los biocombustibles "limpios".

Las denuncias reflejan investigaciones del Ministerio Público del Trabajo, del ministerio del Trabajo y de especialistas que revelaron casos puntuales de trabajo esclavo en algunos cañaverales.

Pero las condiciones extremas de trabajo prevalecen en todo el sector, dijeron especialistas consultados por Efe.

El fiscal Jonas Ratier Moreno, coordinador nacional del grupo de "Erradicación del Trabajo Esclavo" del Ministerio Público del Trabajo explicó que en 2007 fueron "liberados" 5.966 esclavos modernos en haciendas, carbonerías y plantaciones del país.

De ese total, 3.058 casos fueron registrados solamente en seis ingenios de grandes empresas, que mantenían trabajadores en chozas, bebiendo agua de ganado, sin baños y aislados. Pero esos casos podrían ser más.

"Infelizmente el cuadro del Estado brasileño de fiscales, auditores y policías está muy por debajo de las necesidades", afirmó Ratier a Efe por teléfono desde Mato Grosso do Sul.

Por ejemplo en todo ese estado agrícola de 357.000 kilómetros cuadrados -fronterizo con Paraguay y Bolivia- hay sólo 34 fiscales del Trabajo, explicó.

La industria de la caña, el azúcar y el etanol es una de las más poderosas e influyentes en Brasil, primer exportador mundial de estos productos.

"Lo que hemos encontrado es una minoría que no cumplen con la legislación. No podemos generalizar que la mayoría de los empresarios que producen alcohol y azúcar someten a los trabajadores a condiciones degradantes", aclaró Ratier.

El propio presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en sus discursos, ha ascendido a los empresarios del sector a la categoría de "héroes nacionales", mientras su diplomacia comercial promueve el etanol de caña como la alternativa a los altos precios del petróleo.

En medio de la fiebre por el combustible vegetal y las perspectivas de internacionalizarlo después de tres décadas de su uso masivo en Brasil, centenares de millones de dólares están fluyendo hacia este moderno sector que convive con métodos feudales de cosecha.

Cada cortador debe derrumbar, deshojar y apilar por día 12 toneladas de caña, a cambio de un salario equivalente a 1,2 dólares por hora de jornada, según el contrato colectivo vigente entre la Federación de Agricultura del Estado de Sao Paulo y los sindicatos.

El trabajo pesado acorta la vida útil de este ejército de unos 400.000 braceros que en todo el país trabajan en el sector y que según los fiscales del Trabajo en su gran mayoría padecen varias enfermedades ocupacionales.

"Mi conclusión es que se trata de una vergüenza, de un crimen lo que hacen en Brasil con los trabajadores expuestos a ese tratamiento inhumano", dijo a Efe la doctora Sonia Corina Hess, de la Universidad Federal de Mato Grosso do Sul.

"La cosecha manual de caña es criminal", sostuvo esta investigadora que acaba de finalizar un estudio técnico para la Procuraduría del Trabajo.

La patronal Unión de la Industria de la Caña de Azúcar (Unica), el más importante gremio del sector, prevé una cosecha de 498 millones de toneladas esta temporada, un 16% más que en la zafra anterior y solamente en la región sureste, que concentra el 86% de la producción nacional.

Unica, que no se pronunció de inmediato sobre el informe de AI, ha negado acusaciones similares y afirma que sus trabajadores están bien cuidados.

La mecanización ya alcanza al 47 por ciento de las cosechas, lo que aumenta la productividad y evita la quema de follaje (obligatoria para el corte manual).

Pero más de la mitad de los cañaverales del sureste y el 75 por ciento del promedio nacional, todavía son quemados antes de la cosecha.

La quema expone a los trabajadores a inhalar hollín y sustancias tóxicas como amoníaco, carbono, metano, además de pesticidas, según los investigadores. EFECOM ol/jla

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