No sólo los precios de McDonald’s, la apertura de locales de Starbucks o la venta de pintalabios sirven de indicadores económicos. Existe una teoría que relaciona la caída de la compra de calzoncillos con la crisis y según los datos que proporcional el diario The Washington Post, esta teoría parece estarse confirmando.
La venta de ropa interior masculina es normalmente estable, porque se consideran un artículo necesario, pero en momentos de vacas flacas, los hombres alargan la vida útil de sus calzoncillos durante más tiempo del normal, lo que hace caer las ventas. Un analista de la firma NPD Group, Marshal Cohen, explica que es “como intentar conducir tu coche 15.000 kilómetros extra”.
El crecimiento de las ventas de calzoncillos comenzó a ralentizarse el año pasado, según la consultoría de consumo Mintel, debido a que la recesión se agudizó. Para este año Mintel espera que las ventas caigan por primera vez desde que se empezó a elaborar este estudio en 2003. En concreto, calculan que retrocederán un 2,3%. Para el año que viene la caída será del 0,5%, lo que implicaría una mejora económica.
Por otra parte, los vendedores estadounidenses de ropa interior masculina, como Amy Dimond, afirman que las compras están empezando a recuperarse y Jana O’Leary, de Target, declara a The Washington Post que en las últimas semanas se están vendiendo más packs de calzoncillos, un dato positivo para la economía, puesto que según el Índice de Compra de Calzoncillos, durante una crisis importante descienden las ventas de packs y los hombres adquieren las prendas de una en una.
Según el diario, que cita testimonios de personas que han perdido su trabajo y que han tenido que reducir la compra de ropa interior, hasta el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan da crédito a esta teoría, que se menciona en un informe de la institución de hace dos años.
La otra cara de la moneda
La gente no ha dejado de comprar sólo calzoncillos, la recesión económica y la pérdida del trabajo o el miedo a perderlo han hecho que los consumidores hayan modificado sus prioridades y reducido los gastos.
Pero por otro lado, hay excepciones a la regla de gastar menos, como publica la revista Time, que recoge el listado de productos cuyas ventas se han disparado por la crisis, como condones, donuts, hamburguesas, novelas románticas, clases de yoga o loterías. Y es que los consumidores se dan pequeños premios para sobrellevar mejor la mala coyuntura económica.