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Su nombre completo es César González-Bueno Mayer Von Wittgenstein. Nació en Argentina hace 48 años y desde que tomó las riendas de ING Direct en España en 1998 para dirigir la puesta en marcha y el desarrollo de la entidad en nuestro país, se ha convertido en la envidia y en el auténtico quebradero de cabeza de los grandes banqueros españoles.

Bajo su dirección, el banco naranja se ha hecho en poco más de una década con el liderazgo de la banca online con 1,7 millones de clientes y cerca de 15.000 millones de euros bajo gestión gracias a una revolucionaria estrategia para captar el ahorro de los españoles: el ‘fresh banking’ o lo que, en palabras de González Bueno, se traduce en "ser lo mejor en todo y para todos; sin discriminación de nadie, ni en productos ni en precios ni en nada".

González-Bueno es la cara visible de ING en España, aunque sus apariciones en los medios de comunicación son muy escasas por política empresarial. Nada de entrevistas, salvo que la ocasión lo merezca. Y la ocasión lo mería hace dos semanas. El lunes 20 de octubre, trajeado y con corbata –un atuendo que reconoce que sólo utiliza cuando la situación lo hace necesario-, con rostro serio y amable, al mismo tiempo, su figura circuló en un auténtico road show por las principales cadenas de televisión del país. Eso sí, sin abandonar en ningún momento la sede de la compañía en Las Rozas, Madrid.

Aquel día, el consejero delegado de ING Direct en España tuvo que dejar de lado su agenda para tranquilizar a sus clientes y evitar el pánico después de que el Gobierno de Holanda decidiera inyectar 10.000 millones de euros a la empresa matriz: ING Groep. Sus palabras tranquilizadoras surtieron el efecto deseado: las llamadas de los clientes se multiplicaron, pero no se retiraron fondos. La reacción de González–Bueno fue inmediata y contundente. No en vano, sus diez años al frente de ING Direct le han curtido para afrontar este tipo de situaciones con soltura y seguridad, así como para lidiar con los rumores malintencionados que en más de una ocasión han circulado en torno a la compañía.

Ése es posiblemente el lado menos amable de su trabajo. El de tranquilizar a los clientes, como ya tuvo que hacer tras el escándalo filatélico de Fórum y Afinsa, que provocó la retirada de unos 1.200 millones de euros de la entidad. Y el de lidiar con los rumores y chismes en torno a la solidez de ING Direct, que ha suscitado envidia y recelo desde su aterrizaje en España. González-Bueno ha tenido que aprender a lidiar con ellos y ahora se desenvuelve con gran maestría en el campo de batalla.

Pasión por su trabajo

González-Bueno disfruta de su trabajo. Se ha entregado en cuerpo y alma a la causa del banco naranja, cuyo espectacular desarrollo es impensable sin su figura. Un ejecutivo que ha plantado cara a las grandes entidades financieras españolas con quien mantiene una auténtica batalla abierta por la captación del pasivo y a las que sorprendía hace ya más de dos años cuando anunciaba el gran salto a la banca de transacciones. Bajo su gestión, ING Direct dejaba de ser ‘el otro banco’ de los españoles, para convertirse en ‘su banco’.

Su integración en la compañía y en el staff es total. Ha tomado clases en el call center para conocer al milímetro el funcionamiento del banco y comparte días festivos con la plantilla, ya sea en un karting, en un día de campo disfrutando con deportes de aventura e incluso acudiendo, vestido de Cyrano de Bergerac, a una fiesta de disfraces para empleados.

La cercanía con ellos queda también patente en su despacho en Las Rozas, de unos 20 metros cuadrados, acristalado de suelo a techo y a la vista de toda la plantilla, con la que comparte el mismo mobiliario blanco y la misma moqueta gris. Una manera de demostrar la filosofía de la compañía, que presume de fomentar el talento frente a las jerarquías.

Licenciado en Derecho y en Ciencias Económicas y Empresariales por ICADE y MBA por la Universidad de Yale, (EEUU), donde fue profesor auxiliar de Finanzas y Métodos Cuantitativos, González-Bueno es un ejecutivo con una dilatada experiencia profesional. Sus responsabilidades dentro de la compañía no se limitan sólo a ING Direct, sino que es miembro del Comité de Dirección del Consejo Ejecutivo a nivel mundial de ING Groep, con responsabilidad sobre Francia, Italia, Reino Unido. A sus espaldas cuenta con una trayectoria laboral en firmas como Citibank, AB Asesores, McKinsey o Argentaria. Ahora, como la mayoría de sus ‘colegas de profesión’, se enfrenta a la crisis financiera más importante de su carrera profesional.

En el día a día, le gusta escuchar todas las opiniones y valora especialmente la capacidad de sus colaboradores para llevar la contraria, un método de trabajo que en su opinión, otorga gran capacidad de maniobra para rectificar, incluso antes de haber implantado una idea. A la hora de tomar decisiones, huye tanto del consenso como del estilo autoritario.

César González-Bueno también ha impuesto una forma de trabajar y una filosofía que busca que los empleados del grupo se sientan cómodos y sin presiones. "Aquí no castigamos los errores" y añade "si te caes, te recogemos; otra cosa es que tú mismo te tires", explicaba en una entrevista hace unos años.

En el tiempo libre que le deja ING Direct, el directivo intenta disfrutar de sus pasiones: los coches, la velocidad o los perros de caza. Es un hombre vitalista que necesita la luz del sol para sentirse bien y es muy familiar. De hecho, sus hijos siempre están presentes en su conversación. En su tiempo de ocio prefiere las actividades físicas, ya que el trabajo satisface su necesidad de “ejercicio intelectual”, y practica gran variedad de deportes. Entonces y, sólo por unas horas, abandona el trono de la banca online en España.

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