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 Ricardo Fornesa y Francisco Reynés (Reuters).

Los esfuerzos de La Caixa por colocar Criteria a toda costa se multiplican. No sólo ha movilizado a toda su red de oficinas y a otros brokers que participan en la colocación para cubrir el ingente tramo minorista (55% de la oferta), sino que ha buscado asegurar la demanda en el tramo para empleados ofreciéndoles créditos blandos de hasta 30.000 euros para que acudan a la OPS (Oferta Pública de Suscripción).

Según consta en el folleto de la operación, los trabajadores de La Caixa –previo estudio de su solvencia- pueden acceder a un crédito por ese importe con unas condiciones inmejorables: plazo de ocho años con dos de carencia (es decir, no hay que pagar nada los dos primeros años), tipo de interés de euribor sin diferencial (en teoría, La Caixa no gana nada con el préstamo), financiación del 100% de la compra y sin necesidad de más garantías que las acciones de Criteria.

Los prejubilados y jubilados de La Caixa, así como los miembros de su consejo de administración, también tienen derecho a estos créditos, aunque en condiciones menos ventajosas: el tipo de interés es de euribor más un punto. El resto de términos son similares.

Ahora bien, la generosidad de la entidad catalana tampoco es infinita: no ofrece ningún descuento a sus empleados sobre el precio minorista de la colocación, a pesar de que se trata de una práctica bastante generalizada en las salidas a bolsa en España. Los empleados contarán con financiación barata pero pagarán lo mismo que cualquier ciudadano de a pie.

Parece que todos estos esfuerzos están dando resultado, a la luz de las impresionantes cifras de demanda publicadas ayer por Criteria: el tramo minorista ha sido sobresuscrito 2,4 veces (medio millón de órdenes por un importe total superior a 6.000 millones de euros) y el de empleados ha registrado una sobredemanda de 2,1 veces la oferta.

Esta fuerte demanda permitió ayer a La Caixa fijar como precio máximo minorista el más alto de la banda orientativa, 6,75 euros. No obstante, esto es lo habitual en todas las colocaciones (salvo que la demanda vaya rematadamente mal y haya que incentivarla a última hora); para bajar el precio definitivo después siempre hay tiempo. Pero si los colocadores se pillan las manos fijando un máximo reducido, luego no pueden subirlo aunque la demanda se recupere.

Por tanto, tampoco hay que dar importancia a todo esto. Lo determinante para el precio definitivo es la marcha de la demanda institucional, sobre la que ayer Criteria no dio ninguna información.

Según distintos medios, este tramo no va mal, pero tampoco es para tirar cohetes. Asimismo, parece que la mayoría de las órdenes están condicionadas a un precio en la parte baja de la banda, entre 5 y 5,5 euros. Si estas informaciones se confirman en el tramo final de la operación, el holding que preside Ricardo Fornesa no tendrá más remedio que bajar el precio.

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