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La empresas familiares ganan peso en la bolsa española. Participaron con éxito en el boom de OPVs que permitieron la colocación de 100.000 millones de dólares en acciones entre 1999 y 2000 en Europa y ahora siguen considerando la salida a bolsa como una de las opciones más atractivas para crecer.

A los Benjumea (Abengoa), los Polanco (Prisa), los Del Pino (Ferrovial) y los Ortega (Inditex) se han sumado en los últimos meses apellidos como los Planes (Almirall) o los Gallardo (Fluidra), los Ureta (Renta 4), que han entrado en la escena bursátil con el objetivo de hacerse un hueco en la bolsa española.

Este tipo de empresas, bajo la gestión y control de un grupo familiar, son mayoría en el mercado de renta variable español aunque su presencia en el Ibex 35 todavía es muy limitado. Su peso en términos capitalización está en la mayoría de los casos a años luz de las grandes corporaciones de origen público, aunque este desequilibrio se está corrigiendo poco a poco. En junio de 1992 su ponderación equivalía al 6,3% del valor del selectivo, mientras que en junio de 2004 era del 10,8%, el mismo porcentaje que en noviembre de 2007.

En España hay compañías familiares prácticamente en todos los sectores –exceptuando el de telecomunicaciones y bancos-, aunque predominan por encima de la media dentro de la construcción. ACS, Ferrovial, Acciona y Sacyr Vallehermoso son los ejemplos más conocidos. Compañías todas ellas, según explica Javier Quintana, director de Estudios del Instituto de Empresa Familiar (IEF), “preparadas para afrontar la desaceleración de la economía española gracias a la diversificación de su actividad”.

“La crisis se va a notar especialmente en aquellas compañías que tienen una mayor dependencia del mercado doméstico. Las que se han ido diversificando van a pasarlo algo mejor en este periodo de vacas flacas”, apunta Quintana. Dentro del sector industrial, Inditex ha hecho los deberes, como también lo ha hecho Sol Meliá, dentro del hotelero.

Otras, como Tremón no temen ni el parón económico ni la actual coyuntura de los mercados. La situación actual es, por otra parte, muy distinta a la de la década de los 90, condicionada por un ambiente internacional favorable y por el desarrollo en España de lo que se denominó “capitalismo popular”, que supuso la incorporación de miles de pequeños ahorradores a la bolsa. Pese a ello, el presidente de la inmobiliaria, Hilario Rodríguez Elías, dará el salto bursátil el próximo 11 de diciembre.

De hecho, tal y como explica Quintana, “lo importante del proceso de incorporación de la empresa familiar española a los mercados cotizados es su independencia respecto a estas variaciones coyunturales. Si bien su cotización no puede permanecer ajena a ellas, es cierto que sigue gozando de una gran credibilidad y confianza”. De no ser así, añade, “sería difícil de explicar una de las principales diferencias del mercado bursátil español respecto al resto: los fundadores mantienen el control mayoritario de gran parte de las empresas familiares cotizadas, sin que ello suponga un factor negativo en su valoración.

Según el IEF, en algunos casos el PER de paquetes minoritarios es superior a las medias del mercado y del sector. Algo que no sucede en los países anglosajones, por ejemplo, que hasta hace unos años cotizaban con descuento respecto a otras compañías cotizadas. Tal y como recoge Citigroup en su último informe sobre los negocios familiares, “Este descuento ha ido desapareciendo con el tiempo gradualmente pero sin freno en los últimos cinco años y con su desaparición, han aparecido nuevos retos”.

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