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Las tradicionales precauciones de seguridad para que no nos roben la casa vacía durante las vacaciones ya no son suficientes. Ahora hay que extremar la prudencia en los cajeros automáticos, el lugar favorito de los ladrones para hacer su ‘agosto’ porque todo el mundo pasa por ellos en el lugar elegido para el descanso veraniego. Los métodos van desde la irrupción de niños para distraer a la víctima hasta sofisticados dispositivos informáticos para hacerse con el número de seguridad.

El aumento del número de robos en cajeros empieza a ser alarmante. Según datos ofrecidos por el Ministerio de Interior, durante todo el año 2006 se produjeron 4.428 robos en la Comunidad de Madrid, de los que sólo se resolvieron un 7,5%. Es decir, apenas se esclarecieron 332 casos, con 173 personas detenidas.

La impunidad, no obstante, no es nueva. Ya en el año 2005, el número de robos registrados en la Comunidad de Madrid fue realmente alto -4.140-, de los que únicamente se solucionaron 268. Sin embargo, Interior insiste en que se ha producido una mayor “intensificación de la labor policial”, que se ha traducido en una “mejora de los resultados e indicadores de eficacia” y que suponen “el mayor número de detenciones y de delitos esclarecidos”.

Ladrones cada vez más sofisticados

Los ‘cacos’ cada vez están más especializados. Los métodos son muy diversos; en los últimos años, muchos de estos robos son cometidos por niños que, mientras distraen a su víctima, cambian la cantidad en pantalla que va a sacar para robarle después sin que eche en falta el dinero sustraído. Se suelen situar cerca de la persona, uno a cada lado, y en el momento en que el ‘objetivo’ increpa o reprende a los menores, éstos ponen las manos en el teclado para modificar la suma final.

Un ‘modus operandi’ muy parecido, aunque no tan sofisticado, al conocido “método de la siembra”: consiste en duplicar la tarjeta mientras la víctima intenta deshacerse de los ladrones.

Otro de los métodos más antiguos, pero no por ello menos utilizados, consiste en poner un aparato en la ranura de tal manera que, cuando se introduce la tarjeta de crédito, la mantiene retenida. O el “procedimiento de Troya”, una de las últimas novedades, que consiste en la instalación de un teclado puesto encima del original que, mediante un microchip, graba el número secreto de la persona.

A nuevos tiempos, nuevas medidas de seguridad

Visto lo visto, todas las precauciones son pocas y las empresas de fabricación de cajeros trabajan a destajo en busca de sistemas que hagan casi imposibles estos robos. Así, Diebold Incorporated acaba de dotar a sus cajeros de tecnología biométrica, que consiste en la identificación del usuario por medio de la huella digital o del iris del ojo, que tiene 266 características medibles y ofrece una precisión de comparación incluso superior a los tests de ADN.

Pero éstas no son las únicas innovaciones que se ha puesto en marcha. Más rudimentario, aunque efectivo, es la colocación de espejos retrovisores empotrados en los cajeros, de manera que el usuario puede vigilar lo que ocurre a su espalda mientras saca dinero. Además, algunos cajeros incluyen sensores que detectan la presencia de mecanismos de copia de la banda magnética de la tarjeta o de captura de datos.

Abusando del cajero

El escandaloso número de robos en cajeros se explica, en parte, por “el crecimiento de la población, el incremento de las oficinas bancarias que disponen de este servicio, incluidas las situadas en zonas de ocio y áreas comerciales, así como la generalización”. Y es que España se ha convertido en uno de los países con mayor número de cajeros por habitante. Actualmente tocamos a uno por cada 724 ciudadanos, mientras que en Finlandia o Alemania hay 3.000 personas por cajero.

Varias son las razones que explican este desaforado uso de las tarjetas por parte de los españoles. Una de ellas es la costumbre de cajas y bancos, cada vez más habitual, de reducir plantilla para incrementar beneficios. Los datos señalan que, con este tipo de servicios que funcionan las 24 horas del día, las entidades bancarias se ahorran más de 181.000 empleados al año. Otra de las causas se relaciona con la nueva moda de los ciudadanos de sacar dinero en los cajeros y no en las sucursales -en total, acuden a ellos unas 83 veces frente a las 40 que van a la oficina- y suelen sacar de media en torno a 110 euros.

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