Baratillo electoral: sorteos de pisos, dormitorios de Caoba y hasta la Fórmula 1

Domingo, 13 de mayo de 2007 (Actualizado a las 08:22)

PUNTO DE VISTA

Baratillo electoral: sorteos de pisos, dormitorios de Caoba y hasta la Fórmula 1

Fórmula 1, Valencia, Camps, Ecclestone

@Jesús García - 14/05/2007

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El baratillo ha comenzado en el Corral de la Morería de la campaña electoral. Hace meses que sufrimos un duelo oposición Gobierno que provoca sarpullidos variados en los ciudadanos atragantados hasta la médula del 11-M, acogotados por el aperitivo de la CNMV, y regados con vinos de las listas abertzales.

La propuesta de Ecclestone para celebrar el premio de Fórmula 1 en Valencia sólo si gana Camps, luego matizada, abre un periodo tombolero- electoral sin igual. Sin que hayamos solucionado todavía el problema de la financiación de los partidos políticos y, de repente, ahora viene un amigo de Agag y hace esta proposición. Decidirá después de las elecciones. Ya sabrá con quien tiene que firmar. Meridiano.

La oposición de Zaplana en Valencia tiene motivos para quejarse y la del PSOE más por que se abre un peligroso melón que si cuaja daría lugar a un mercadeo a la americana sin igual.

Las grandes fortunas del país no tendrían ya que hacer donaciones subterfugias, directamente podríamos verlos ofrecer un parque acuático en tal ciudad o una promoción en tal otra. Las firmas de whisky ya no tendrían restricciones y podrían directamente apostar por quien quieran en Jerez. Lo mismo podría hacer Repsol, Endesa o Telefónica e incluso Iberdrola, que podría llevarse la América´s Cup a otra ciudad con más viento si el aire político se le cambia.

Ecclestone ha disparado en todo lo alto del bolsillo de los políticos y de las ansias de los ciudadanos que van a en tromba a votar a Camps con el fin de que se cumpla el deseo del holandés y convierta a la ciudad en el maná de las televisiones, los esponsors y el marketing directo.

Que cada político se busque un promotor y en su chaqueta de campaña luzca la publicidad de una marca. Que los políticos se conviertan en ciclistas, motoristas o vendedores de burras ciegas, pero con un caché dependiente de sus votos y los lugares en los que actúen. Si llena la platea se le paga más al partido e incluso podríamos estratificar los mítines por clases sociales y procedencia.

A Gallardón que monte un mitin para deportistas y lleve la chaqueta con parches publicitarios de acuarios o del jabón de las gorditas estupendas; a Sebastián que venda playas madrileñas y se ponga una chaqueta con marcas de bañadores. Que Esperanza venda espejos y que Simancas se fume un puro.

Hemos visto a un candidato socialista de Espera, Cádiz, dimitir tras usar una VPO como reclamo para sus mítines. Estaba dispuesto a rifar una Vivienda de Protección Oficial entre los que fueran a sus mítines. Pero es que otro del PP en Sanlucar de Barrameda ni corto ni perezoso está dispuesto a dar numeritos, hacer una tombolita y, entre los que acudan a verle y a escuchar sus pláticas, rifar un dormitorio completo con muebles de caoba.

Esto es el rastro señores, vengan y anímense, que cantaba Patxi Andion. Parece claro que algunos políticos si pudieran pagarían el voto y algunos empresarios, tres cuartos de lo mismo. En Estados Unidos las donaciones de los empresarios van por el camino marcado por Ecclestone ¿Quién sabe si nos ha dado la solución a ese culebrón anual de la financiación de los partidos?

Mientras tanto, ha comenzado la campaña electoral, prepárense para escuchar todo tipo de barbaridades. Que nos cojan confesados y si van a algún mitin ya saben que les puede tocar un piso, un coche, un dormitorio o quién sabe si un evento de la Fórmula 1 en el futuro cercano. Los políticos se han subido ya a la tómbola y por los megáfonos venden ¡Otro perrito piloto!

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