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PUNTO DE VISTA

Sarkozy, el nuevo icono de la derecha europea, contra la independencia del BCE

Sarkozy BCE

@Jesús García - 10/05/2007

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Nicolás Sarkozy, el nuevo líder de la derecha francesa europea, no se puede decir que sea un liberal. Quizá un reformista, pero el pequeño Sarkozy conjuga una extraña mezcla que rezuma aromas de populismo y tufo de intervención estatal en el ámbito económico. Hasta Merkel, la mujer que ha levantado la economía, la moral y la autoestima de los alemanes, perdida tras Schroeder, se muestra expectante por las ínfulas del nuevo político que muestra formas bonapartistas.

A Sarkozy no le gusta la independencia del Banco Central Europeo y eso que el presidente es un francés llamado Jean Claude Trichet. Qué es eso de que un euro fuerte sacuda las pobres exportaciones francesas, que es eso de que un banco con sede en Francfort decida los designios monetarios de todos los europeos, incluidos los franceses.

Podríamos decir que con Sarkozy ha surgido una nueva clase de escepticismo europeo muy parecido a los ataques de soberanía de los británicos.

Don Nicolás desea que las decisiones del Banco Central Europeo sean adoptadas de acuerdo a unos criterios no necesariamente basados en la ortodoxia, en la lucha contra la inflación. Estima que el BCE debería tener en cuenta, igual que la Reserva Federal, otros asuntos más relacionados con el empleo y el crecimiento económico.

Y lo que es más importante, Sarkozy es un firme partidario de una mayor intervención política en las decisiones de la autoridad monetaria europea. Algo muy habitual entre los políticos franceses, de derechas y de izquierdas, que se han dedicado a fustigar al BCE en todas y cada una de sus decisiones, pero que no son- por ahora- capaces de influir en su férreo consejo.

Se le olvida a Sarkozy que la independencia del Banco Central es la misma columna vertebral del euro y de la denominada Europa Unida, de la ya conocida Unión de la que Francia, le guste o no al nuevo gobernante galo, es esencia. Y eso ha provocado una honda preocupación entre los distintos ministros de Economía y Finanzas de la Unión reunidos en el último Ecofín.

Saben de todos modos que el peso de Francia es muy importante y que el equilibrio es base de la relación comercial y económica. El famoso eje Schroeder-Chirac ha saltado por los aires con dos nuevos políticos como Merkel y Sarkozy alejados del mundanal ruido de la financiación extraordinaria a los partidos y de la influencia y el convoluto político-empresarial.

Si sus relaciones con Europa van a estar jalonadas por esa caprichosa forma de ver la liason política-estado, estado-economía, se esperan grandes cambios en Francia.

Se trata de un país en el que la economía flojea precisamente por el enorme peso del Estado en los sectores estratégicos, con un crecimiento económico más bajo que el resto de sus socios y un paro superior, ajeno a las reformas estructurales, a las reformas del mercado laboral y con un Estado del Bienestar que permite una bella forma de vida, pero que lastra las cuentas públicas -el gasto y el endeudamiento- hasta el desánimo, de modo que no resisten la comparación con otros vecinos.

En el sector empresarial Sarkozy parece un firme defensor de la política energética estatal, de defensa de los intereses franceses frente a la competencia de los extranjeros y, sin embargo, de deseos por exportar la grandeur francesa. Todo para los extranjeros, pero sin los extranjeros.

No va a ser capaz Sarkozy de meter la mano en las fauces de grandes empresas como EDP, que es un monstruo de mil cabezas con una caja dispuesta a hacer saltar del sillón a los ejecutivos más dinámicos, por ejemplo, del sector eléctrico europeo. También el sector bancario francés cuenta con algunos monstruos como SG y BNP dispuestos a jugar la liga.

Estaban callados, hasta ahora, pero quién sabe si la llegada de un conservador como Sarkozy les invita a la expansión. Francia se mira el ombligo y quiere jugar la baza política de mandar en el ámbito de la economía. La derecha Europea tiene un nuevo líder, pero no es liberal, es sobre todo francés, una extraña suerte de patriota más parecido a Aznar que a Blair. Y, lo dicho, entre el populismo y la intervención. Veremos si cuando empiece a hervir lo hace en positivo, por que el resto de Europa- sobre todo la Europa económica- mira con expectación al joven Sarkozy.

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Opiniones de los lectores (7)

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7. Vicente TorresJueves, 10/05/2007, 17:18 h.

La construcción europea es necesaria. Esperemos que los egoísmos y las ínfulas nacionalistas no retrasen la unión más de la cuenta. http://xpuntodevista.blogspot.com

6. NairuJueves, 10/05/2007, 15:57 h.

A los populistas Ségolène y Sarkozy les gustaría que el BCE bajase los tipos de interés cuando a los políticos les pareciese políticamente oportuno, en vez de que fluctuase según la oferta y la demanda de dinero. A esta politización la llaman "democratización" del BCE. Es un despropósito. ¿ Por qué no democratizar de paso el precio de la carne o el sueldo de los políticos. ?
El tipo de interés, junto al tipo de cambio de una divisa, es el precio más importante de una economía y no puede quedar a merced de la conveniencia de los políticos.

.Ségolène y Sarkozy deben de creer que el ahorro se genera espontáneamente sin que le afecte el interés, y que los ahorradores no tienen ninguna otra opción para destinar su dinero y que por tanto lo seguirán ingresando en los bancos en cualquier caso.

5. galanciaJueves, 10/05/2007, 12:12 h.

Si Sarko tiene maneras bonapartistas el nuestro, como mínimo, tiene maneras troskistas. Que se reunan y hablen de sus cosas...que se cuenten lo del lince ibérico y lo de Waterloo, seguro que se entienden a las mil maravillas.

4. fcllonJueves, 10/05/2007, 11:41 h.

No me sorprende este artículo ni la situación que se está creando. La expresión "bonapartismo" es la más acertada. Este señor mira para sí mismo sino fijémonos que fue capaz de darle la espalda a Chirac (que luego lo pagó con el ostracismo cuando ganó) y para toda aquella empresa o persona que le pueda beneficiar políticamente. No es necesario ser de izquierdas para ver que sabe hablar muy bien pero sin cierto apoyo económico y publicitario no hubiera llegado a donde está ahora. Veremos a muy corto plazo los quebraderos que va crear su particular y personal forma de "chovinismo". Los que hemos seguido de cerca la política económica francesa vemos lo que Uds. han dicho "todo para pero sin el pueblo". En resumen un político de los que beneficia al país menos a los "pringadillos".

3. menciaJueves, 10/05/2007, 11:35 h.

Si la economía alemana empieza a tirar de verdad y comienzan haber tensiones inflacionistas en ese país, verán lo independiente que es el BCE a la hora de subir tipos sin parar. Su superavit exterior indica que ese escenario es posible a corto plazo. ¿Rercuerdan lo que valía un marco al cambio con el dracma griego, la peseta española, la lira italiana? pues todo eso se acabo, el euro nos rasa a todos por igual, aunque a unos le haya subido el IPC real un 66% y a otros solo un 25%.. Esa falacia se entiende aun mejor cuando comparamos los sueldos netos en cada uno de los paises de la UE. Ahi no estamos rasados todos por un igual.

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