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Malos tiempos para la lírica empresarial con Luis del Rivero. Sacyr está siendo sacudida últimamente por los extranjeros en Bolsa y, para colmo, las autoridades francesas ayer se pusieron del lado de los galos levantiscos capitaneados por Jean Franco Roverato.

Francia no es España en lo que se refiere a los reguladores, ni mucho menos cuando se trata de supervisar a los españoles. Las autoridades francesas han considerado que existe concertación por parte de un grupo de inversores españoles para hacerse con el control de Eiffage, con lo que toma una grave decisión como es no aceptar la OPA formulada sobre las acciones de la gala.

Las autoridades francesas no admiten un canje de títulos a razón de doce Sacyr por cada cinco Eiffage y quieren dinero en metálico, algo que complica la vida sobremanera a los accionistas de la constructora española, en los límites de su capacidad de endeudamiento. La oferta actual por el 66% de Eiffage supone 6.500 millones de euros.

Roverato, que se ha mostrado irrespetuoso con el casi centenar de españoles que entró en el capital de la empresa al considerarlo un grupo de naranjeros y golfistas, tiene motivos para la celebración, aunque Sacyr se ha apresurado a anunciar el recurso.

En cualquier caso, la pugna ha abierto un periodo de incertidumbre preocupante para los accionistas de Sacyr que, pese a tener un 33% de Eiffage, han visto cómo sus derechos no han sido reconocidos en la última junta. El pasado 18 de abril la francesa ya retiró los derechos de voto de los 89 accionistas españoles por estimar que actuaban en concertación.

Algo muy habitual, por otro lado, en empresas españolas que se resisten a dar entrada en sus consejos a sus principales accionistas. La idea de constituir un grupo de construcción y concesiones europeas se le tuerce un poco más a Del Rivero. La entrada por la puerta de atrás en la compañía que le ganó por la mano en la subasta de las autopistas francesas se ha convertido en un proceso diabólico contra los accionistas y ahora con las autoridades.

En esta aventura se han embarcado también inversores como Félix Abánades, el propietario de Rayet, así como el sevillano Luís Portillo, presidente de Colonial. Ambas están sufriendo en sus propias carnes la predisposición de los mercados a las solicitudes de financiación de actividades y empresas relacionadas con el sector inmobiliario.

Del Rivero, que en esta ocasión se ha topado con la artillería gruesa de Roverato, del que la prensa francesa dice que contrató a la agencia de detectives Kroll para investigar al murciano y su entorno, ve cómo sus expectativas se desvanecen por momentos en esta guerra que viene acompañada de otras malas noticias como es el comportamiento del valor en Bolsa.

Sacyr lleva perdido desde enero un 19% en Bolsa y mantiene no sólo este frente abierto sino también la puesta en valor de Itinere, así como una participación del 20% en Repsol que ya empieza a rentarle, pero que ha obligado también a un importante esfuerzo financiero.

La negativa de los galos irreductibles es una mala noticia para Sacyr, que veremos si recompone la figura y suma fuerzas para hacer una OPA en metálico, tal y como le solicitan los franceses o abandona, algo que resultaría sin duda complicado en estos momentos.

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