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Nunca el resultado de una gran batalla empresarial española dependió tanto de los avatares de una operación de fusión extranjera. Hablamos de la guerra planteada por el control de Iberdrola por parte de la constructora ACS y su presidente, Florentino Pérez. La gran amenaza para Ignacio Sánchez Galán es una triple alianza entre Gas Natural-Suez-ACS, con el visto bueno en la sombra de La Caixa. Pero el proyecto depende de lo que el Gobierno Sarkozy decida estos días en torno a la vieja idea de fusión entre Suez y Gaz de France.

Los planes que maneja Florentino Pérez, con el pleno respaldo de sus poderosos socios, los hermanos March y los Albertos, apuntan directamente a la creación de una “triple alianza” entre Gas Natural, participada por La Caixa, el grupo franco-belga Suez, y la propia constructora ACS, capaz de lanzar una OPA sobre Iberdrola para formar el que sería uno de los primeros grupos energéticos y de servicios de Europa, con participación gala pero con mayoría de capital español.

De acuerdo con fuentes de toda solvencia, la idea de Pérez se la ha comprado Isidro Fainé, nuevo presidente y hombre fuerte de La Caixa, cuyas relaciones con Florentino viven un momento dulce tras los episodios de tensión mutua ocurridos en el pasado por el control de Abertis. El primer paso de dicha alianza ha sido el reforzamiento de la posición de Suez en Gas Natural, que ha elevado su participación hasta el 11,3% de la gasista.

La operación, que requerirá de un fuerte engrase político, materia en la que Florentino es maestro, pondría a Sánchez Galán en situación muy complicada, con escasas posibilidades de librarse de una tenaza de esa clase, que cuenta ya con un pie dentro –el 11% de la propia ACS, opciones sobre acciones incluidas, además del 5% de Albert Frére, propietario a su vez del 9,5% de Suez-, y que curiosamente vendría a dar satisfacción al planteamiento del propio Galán: “Si quieren controlar Iberdrola, que hagan una OPA”.

Pero esa “triple alianza” depende ahora mismo de la decisión que el nuevo Gobierno de Nicolás Sarkozy adopte respecto al viejo –febrero de 2006- proyecto de fusión entre el grupo Suez y la empresa pública francesa Gaz de France, lanzado por Dominique de Villepin para dar esquinazo a una eventual OPA de la italiana Enel, y al que el nuevo Ejecutivo galo ha puesto sordina. Fuentes de la banca de negocios consultadas por este diario aseguran, sin embargo, que “el Gobierno Sarkozy ha dado señales de estar variando su posición al respecto, especulándose con que ahora podría impulsarlo”.

Lo que decida el nuevo Ejecutivo galo se conocerá de inmediato, tal vez este mismo mes, una vez superado el proceso de elecciones legislativas que ha tenido lugar en Francia. Si la fusión Suez-GDF llegara a recibir el espaldarazo político pertinente –lo que implicaría, como medida previa, la privatización de GDF- Suez diría adiós a la posibilidad de embarcarse en la batalla española por el control de Iberdrola, y el dúo Fainé-Pérez estaría obligado a pensar en alternativas para hacer realidad la toma de control de Iberdrola.

Preguntado por su posición respecto a la fusión entre Suez y GDF, el nuevo primer ministro galo, François Fillon, aseguraba ayer, en entrevista reproducida por ABC, que “ese acercamiento es pertinente. Gaz de France es una buena empresa, tiene un potencial considerable e, indudablemente, vocación de crecimiento. Sin embargo, nos pareció necesario examinar alternativas. Y hay al menos dos: la unión con Electricité de France (EDF), o con los productores de gas, especialmente los argelinos. Las decisiones se tomarán en las próximas semanas”.

El propio Sarkozy se ha referido a un eventual acercamiento entre GDF, calificada tiempo atrás por él mismo como una “gasista sin gas”, y el grupo público argelino Sonatrach, algo que el Gobierno de Argel ha descartado con contundencia. La alternativa de un matrimonio entre GDF y el gigante eléctrico público EDF, por su parte, es vista como un proyecto difícilmente realizable desde la perspectiva de las duras condiciones que impondría Bruselas. El resultado es que la opción de Suez vuelve a cobrar fuerza en París.

El pasado 1 de junio, el presidente de Suez, Gérard Mestrallet, afirmó que el aumento de la participación del grupo franco-belga en Gas Natural hace todavía más atractivo el proyecto de fusión Suez-GDF, señalando que ello “no sólo no frena la fusión con Gaz de France, sino que la hace al contrario más atractiva”, una afirmación que no se cree el mercado, convencido de que el proyecto de fusión Suez-GDF descartaría cualquier veleidad a corto plazo del grupo franco-belga en España. La solución, en pocas semanas, tal vez en días.

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