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 Bernard Arnault

Bernard Arnault, más conocido como el rey del lujo, ha decido probar suerte en uno de los mayores grupos editoriales franceses: Les Echos. Ésta no es su primera aventura mediática ya que actualmente es el máximo accionista del diario económico galo La Tribune. El multimillonario francés ha confirmado a Le Figaro Economie que ha pagado 240 millones de euros a Pearson y ha asegurado que garantizará la independencia de los periodistas.

La adquisición de Les Echos es sólo una de las guindas de su enorme pastel. De hecho, actualmente está considerado como el hombre más poderoso de Francia y el séptimo más rico de todo el mundo –con una fortuna valorada en 26.000 millones de dólares-, superando en un puesto al español Amancio Ortega, según la revista Forbes..

La mayor parte de sus ganancias proceden del grupo empresarial LVMH, que abarca primeras marcas internacionales del mundo del lujo, la moda, los perfumes, cosméticos, vinos y bebidas espirituosas. Su lema: “La vocación de LVMH es ser embajador del arte de vivir occidental más refinado”.

Sus comienzos

Arnault se inició en el mundo empresarial gracias a su padre Jean Arnault, un industrial dedicado al sector de la construcción en Roubaix, cerca de la frontera con Bélgica. Con él empezó a trabajar a la temprana edad de 21 años, tras haber terminado sus estudios en la más elitista universidad de Francia, en la Escuela Politécnica.

En una de las pocas entrevistas concedidas por Arnault a los medios de comunicación, aseguró que desde joven quiso ser industrial y que siempre estuvo interesado en el lujo. En apenas diez años se hizo con el control total de la empresa familiar, Ferret- Savinal, que fue vendida en 1978 a los Rostchild por más de 6 millones de euros. Fue ésta una de sus primeras operaciones financieras de relevancia, que más tarde le permitiría lanzarse a audaces y arriesgadas negociaciones comerciales.

El imperio del lujo

Sus aspiraciones económicas se vieron interrumpidas por la llegada al poder de los socialistas en Francia en 1981. Entonces, decidió dejar su negocio en manos de sus más estrechos colaboradores, estableciéndose en Estados Unidos donde buscaría nuevos proyectos.

Fue precisamente su fascinación por el arte, la creación artística y la búsqueda de la perfección lo que le llevó a introducirse en el mercado de los productos de lujo al comprar en 1985 el grupo Agache-Willot, al que pertenecía Christian Dior. La bancarrota de esta empresa le permitió beneficiarse de 7.590 millones de pesetas en préstamos oficiales que utilizó para salvar los puestos de trabajo.

Sólo cuatro años más tarde llegó a la cúspide de LVMH -Louis Vuitton Moët-Chandon, Hennesy- tras una dura lucha con sus competidores. Pero sus negocios no se limitan al mundo del lujo. En enero de 1999 adquirió la prestigiosa firma de champaña Krug.

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