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No hay pista suficiente para el aterrizaje. Vueling, la primera aerolínea española de bajo coste, volvió ayer a caer en bolsa de manera destacada, encabezando las pérdidas del mercado continuo con un descenso del 7%, hasta llegar a los 25,20 euros por acción. Empieza a quedar ya muy lejos el suelo de los 30 euros con los que debutó en el parqué el pasado 1 de diciembre de 2006, que supuso una valoración inicial de 450 millones.

Los días de gloria bursátil han sido demasiado efímeros. Después de haber tocado el cielo de los 46,7 euros a finales de febrero, sólo cuatro meses después Vueling vale en el mercado casi un 50% menos, con una capitalización aproximada de 360 millones de euros. Esta corrección tan brusca provocó recientemente la salida de uno de sus accionistas fundadores, Apax Partners, que vendió su 21% a 32 euros la acción.

Esta misma semana, con descensos diarios superiores al 5%, el hedge fund RCP se ha deshecho de una parte de su participación en Vueling, después de vender en el mercado en torno al 0,7% del capital. “Los inversores institucionales están saliendo del sector de bajo coste y eso se ha notado en la cotización”, asegura un analista. “Está ocurriendo en otras aerolíneas europeas, con independencia de que los números sean mejores o peores”.

Vueling celebrará su junta de accionistas mañana viernes. Como es de esperar, los dos consejeros de Apax abandonaran el máximo órgano de administración, en el que entrará un representante de Atalaya de Inversiones, el vehículo utilizado por Caja Badajoz, Caja Castilla-La Mancha, Caja Granada, Cajasol y Caja Murcia para hacerse con un 5% del paquete que soltó Apax. Una inversión que en sólo dos semanas acumula minusvalías del 30%.

Desde la compañía con base en Barcelona se asiste con una preocupación lógica al comportamiento que está teniendo en bolsa, aunque “ni éramos tan buenos cuando estábamos a 46 euros ni tan malos ahora que estamos a 25”, aseguran fuentes próximas a Vueling, que achacan sus cuatro meses de castigo a causas ajenas a la gestión. “Estamos bastante tranquilos, los fundamentos del negocio no han variado en ninguna de sus líneas generales”.

Como las malas noticias nunca vienen solas, el presidente de la británica Ryanair, Michael O´leary, ha dado la puntilla al advertir que los próximos doce meses serán malos para las low cost, lo que obligará a su aerolínea a ofrecer menores precios de venta en los billetes. Este contexto, en opinión del banco portugués BPI, añade presión a la política comercial de Vueling, que compite en rutas operadas por Ryanair, Easyjet y Spanair.

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