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La mayoría de los accionistas pierde dinero con las grandes operaciones empresariales
Wulf Bernotat, presidente de E.on

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La mayoría de los accionistas pierde dinero con las grandes operaciones empresariales

Adquisiciones Sacyr Vallehermoso Eiffage EOn Gas Natural Endesa

@Cotizalia - 25/06/2007 18:43h

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Las cifras récord alcanzadas en las fusiones y adquisiciones en lo que va de año –2,5 billones de dólares- no se han traducido en mayores ingresos para los accionistas. De hecho, en los últimos quince años, la mayoría de los partícipes de compañías envueltas en algún proceso de fusión o adquisición, no sólo no se han beneficiado de estas operaciones, sino que han perdido dinero, mientras que los máximos ejecutivos de esas firmas, así como los bancos de inversión que han participado en ellas, se han llenado los bolsillos.

Lo dice un estudio de Boston Consulting Group, que ha analizado más de 3.200 transacciones entre 1992 y 2006. En el 58% de las operaciones completadas durante este periodo, los accionistas vieron mermados sus ingresos, mientras que las firmas de valores han sido las más beneficiadas. Por ejemplo, según estimaciones de Freeman & Co., recogidas por Bloomberg, estas firmas habrían ganado 25.000 millones de dólares en honorarios asesorando operaciones anunciadas en los primeros cinco meses del año.

Entre los casos más cercanos de esta pérdida de valor para los accionistas se encuentra el de Sacyr Vallehermoso, cuyas acciones han caído más de un 21% en bolsa después de anunciar en abril su oferta por la francesa Eiffage. También retumban en los oídos de los accionistas los más de 450 millones de euros invertidos por E.On, Gas Natural y Endesa para pagar a bancos de inversión, bufetes de abogados y publicidad –entre otros conceptos-, en la que ha sido una de las operaciones energéticas más reñidas de los últimos tiempos.

Los ejemplos de la constructora y la eléctrica española no son aislados y tampoco son de los más sonados. Entre estos últimos, destaca la que ha sido la mayor fusión del mundo: la compra de Time Warner por parte de America Online por 186.000 millones de dólares. Las acciones de la compañía fusionada han caído un 71% desde que el acuerdo fue sellado en plena burbuja de Internet, en enero del año 2000.

Bloomberg recuerda también uno de los mayores chascos empresariales de la historia: la compra del fabricante de automóviles Chrysler por parte de la alemana Daimler-Benz en 1998. El entonces director general de Daimler, Juergen Schrempp, celebró esta operación de 36.000 millones de dólares “como una acuerdo histórico que cambiaría el sector automovilístico mundial”. Su homólogo en el cargo en Chrysler, Robert Eaton, predijo que Daimler Chrysler se convertiría en el mayor fabricante de coches del mundo en tres años.

Los dos se equivocaron, ya que la operación supuso la pérdida de 12.600 millones de dólares de capitalización bursátil en nueve años. Además, la prueba más evidente de este fracaso fue que el pasado mes Daimler cedió el de Chrysler a la firma de capital riesgo Cerberus Capital Management por 5.500 millones de euros (7.500 millones de dólares).

Es más fácil ganar en operaciones de menor calado

Detrás de todos estos fracasos, los expertos coinciden en señalar varios factores. “Los grandes acuerdos son siempre mucho más complicados”, comenta a Bloomberg John Sunderland, consultor de PricewaterhouseCoopers. “Las operaciones empresariales de menor envergadura son más fáciles de digerir”, explica un ex empleado de Morgan Stanley y de Duetsche Bank a Bloomberg.

Según Scott Moeller, profesor de fusiones y adquisiciones de la Cass Businness School de Londres, las operaciones de menor tamaño tienen un buen historial. “Las acciones de las compañías que participaron en operaciones entre 400 millones y 1.500 millones de euros superaron al índice de referencia en un 7% en los 18 meses posteriores al acuerdo, frente al incremento el 1,1% de las ofertas valoradas en más de 1.500 millones”, apunta Moeller.

“El mayor error de muchos directores generales es subestimar el riesgo de la integración”. En muchos casos, “la estrategia lógica del acuerdo es defectuosa y el precio pagado demasiado alto”, comenta otro experto, mientras que otro añade que “hay muchos riesgos de que si una compañía se aleja de su negocio principal, fracase”.

Además, señalan que tanto a los bancos de inversión que asesoran estas operaciones como a los grandes ejecutivos les interesan las operaciones de gran calado. “A los bancos les interesa promocionar operaciones de gran tamaño, ya que pueden ganar honorarios de hasta un 0,5% en acuerdos valorados en más de 1.000 millones de dólares, según datos recogidos por Bloomberg.

Por su parte, los ejecutivos realizan grandes operaciones con el objetivo de aumentar los retornos de los accionistas mediante mayores fuentes de ingresos. Además, “a muchos de ellos incluso se les trata como a verdaderas estrellas del rock cuando anuncian un acuerdo de estas dimensiones, lo que es muy atractivo”, comenta otro experto.

No todos pierden

Como en toda guerra, siempre hay un ganador. En la compra de Compaq Computer por parte de Hewlett-Packard en 2002 fue Goldman Sachs. El banco ingresó 33 millones de euros con esta operación que esperaba impulsar los beneficios por acción en más de un 34%, pero que finalmente provocó pérdidas para Hewlett-Packard de 903 millones de dólares en 2002. Además, las ganancias por acción no recuperaron los niveles del año 2000 hasta el año pasado.

Pese a este panorama tan pesimista, los accionistas también pueden salir beneficiados de las operaciones empresariales. “Cada transacción es diferente. Donde hay una estrategia y una lógica financiera, así como una buena ejecución, las fusiones y adquisiciones pueden crear un valor sustancial a los accionistas”.

Es el caso de Mittal Steel –ahora Arcelor Mittal-, cuyas acciones ganan más de un 50% en menos de un año después de la compra de Arcelor por 38.000 millones de dólares. O Chevron, que acumula una revalorización bursátil del 75% desde que cerró la compra de Texaco por 44.000 millones de dólares en 2001.

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