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 Henrique Granadeiro.

A finales de la semana pasada insistió en ello Henrique Granadeiro, presidente de Portugal Telecom: “En una sociedad como Vivo, donde tenemos el 50% cada uno, quien quiere comprar la otra mitad tiene que ofrecer el precio por el cual estaría dispuesta a vender”. Lo podía haber dicho más alto, pero no más claro: Portugal Telecom no quiere vender su participación en Vivo, primera empresa de móviles de Brasil, si la oferta española siguen siendo 3.000 millones de euros.

Pero, más allá de esos 3.000 millones, el problema de fondo sigue siendo el mismo: Telefónica y Portugal Telecom han roto toda clase de relaciones después de que la española apoyara a Sonae en su opa hostil por la portuguesa, pero Portugal Telecom no quiere salir definitivamente del mercado brasileño porque es su espacio natural de expansión. Y casi el único.

La solución que se había planteado para resolver este divorcio era esperar a que los portugueses compraran alguna empresa de móviles de Brasil desde la que continuar su presencia y expansión en un mercado con el que comparte idioma.

Los intentos han resultado vanos. El acercamiento a Telemar, actual Oi, 13,6 millones de clientes, no fructificó en nada y, además, el último movimiento de la propia Vivo en Brasil ha servido para cerrarle más puertas. La participada por españoles y portugueses acaba de comprar dos operadoras, Telemig y Amazonia, que suman 4,8 millones de clientes y un 4,5% de cuota de mercado, por algo más de 1.000 millones de euros.

Esta adquisición sirve para consolidar a Vivo como primera empresa de móviles del país con el 33% de cuota y 35 millones de clientes y alejar un poco más a Telecom Italia, 27,4 millones de clientes y 25,8% de cuota de mercado, y a Claro, propiedad del magnate Carlos Slim, que tiene 26,2 millones de clientes en el país y un 24,6% del mercado.

Brasil Telecom

Pero, además de consolidar a Vivo, este movimiento dificulta el divorcio entre Telefónica y PT. Ahora, las opciones de los portugueses para comprar alguna compañía e iniciar en solitario su aventura en Brasil son mínimas, toda vez que Telefónica ha descartado como solución trocear Vivo. Olvidados Telecom Italia y Claro, y también Oi porque ya ha rechazado la oferta portuguesa, sólo queda una operadora libre: Brasil Telecom, que suma 3,7 millones de clientes y un 3,5% del mercado.

Pero, según la prensa brasileña, esta opción también es remota porque Oi y Brasil Telecom estarían negociando su integración, operación auspiciada por el gobierno del presidente Lula da Silva que quiere una operadora de capital brasileño potente. Si se produce, la nueva operadora sería la cuarta del país con 17,3 millones de clientes y 16,3% de cuota.

Puertas cerradas por tanto para Portugal Telecom, que las especulaciones sitúan dentro de esa gran operadora brasileña que promueve Lula. Sería la única salida a un divorcio que todo el mundo quiere, todo el mundo conoce, y al que sólo falta ponerle la fecha.

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