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Es una operación en la que ganan todos. Gana el presidente de Reyal Urbis, Rafael Santamaría, porque va a ingresar 352 millones de euros que le van a venir de perlas para reducir su deuda y tranquilizar al mercado. También José Ramón Carabante, porque amplía su participación en Colonial y ayuda a la propia Reyal Urbis, de donde también es accionista.

Y, por último, también Luis Portillo, presidente y máximo accionista de Colonial, que deposita ese porcentaje de la empresa en ‘manos amigas’. Entre ambos controlarán a finales de año, cuando se materializará el acuerdo firmado ayer, casi el 50% de Colonial.

Con el acuerdo firmado ayer, Santamaría puede irse de vacaciones un poco más tranquilo después de haber pasado un mes de junio complicado. Compró Urbis a Banesto por más de 3.300 millones de euros y, después de dos ampliaciones de capital de 600 millones que le obligó a incorporar a nuevos accionistas, tuvo que suspender una tercera ampliación en junio por valor de 800 millones de euros “porque las condiciones de mercado no eran las adecuadas”, según la nota oficial.

En una reciente entrevista, Santamaría explicó que quería reducir la deuda del grupo del 52% actual –sobre el valor de los activos totales- al 40-45%. Para ello, decía el presidente de Reyal, su intención era desprenderse de su 6,4% de Colonial, vender suelo no estratégico y culminar con éxito la citada ampliación de capital de 800 millones.

Apuesta por Colonial

La ampliación no ha sido posible, pero sí la venta de Colonial. Y, al final, el comprador ha sido José Ramón Carabante, ya accionista de la inmobiliaria con un 5% que ahora aumentará al 11,4%. “Es un movimiento que llevamos estudiando varios meses y que demuestra la confianza de Carabante en Colonial y en su equipo directivo”, aseguran fuentes cercanas al inversor malagueño. Lo normal es que el empresario nombre a otro consejero en la inmobiliaria, aunque “todavía no se ha decidido cuándo ni quién”, según estas fuentes.

Se da la circunstancia de que Carabante es accionista también de Reyal Urbis. Entró en la compañía en la reciente ampliación de capital de junio, cuando adquirió un 5% de la empresa por 143 millones de euros. De esta forma, el inversor malagueño ha matado dos pájaros de un tiro: amplía su poder en Colonial y ayuda a reducir la deuda de una empresa donde tiene intereses y un consejero, Miguel Boyer.

Ahora, Portillo y su amigo Carabante controlan Colonial al sumar casi el 50% del capital. Portillo es, por tanto, el tercer ganador de esta operación porque ha evitado que entre en la inmobiliaria algún accionista no deseado. Los otros propietarios de Colonial son la familia Nozaleda, que tiene un 11,47%, Alicia Koplowitz (8,9%) y Aurelio González (5%).

Colonial cedió ayer en Bolsa algo más de un 2,4% y cerró a 4 euros por acción, ejecutables entre octubre y diciembre de este año, justo el precio al que acordaron la transacción Santamaría y Carabante.

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