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La apreciación del euro -que ayer cerró con un cambio oficial equivalente a 1,3753 dólares- está compensando, por el momento, el encarecimiento del barril de crudo (76,48 dólares el barril de crudo tipo Brent). Hasta el punto de que si no fuera por la subida de la moneda única la relación real de intercambio -la diferencia entre los precios de las exportaciones y las importaciones- se hubiera deteriorado hasta niveles incompatibles con la estabilidad de precios.

Por el momento, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística, los precios de las exportaciones españolas están creciendo nada menos que un 3,5% (en parte por la apreciación del euro), mientras que los de las importaciones aumentan a un ritmo del 0,3%, lo que está dañando todavía más el maltrecho sector exterior español. La ventaja, por el contrario, es que la inflación tiende a contenerse de la mano del euro.

La moderación en el precio de las importaciones es un factor clave para un país como España, tan dependiente de las compras del exterior. En los cuatro primeros meses de este año (últimas cifras publicadas), España ha comprado bienes por valor de 89.506 millones de euros, de los que 12.382 millones de euros (el 13,8%) son de origen energético. Ha vendido, por el contrario, mercancías por valor de 59.529 millones de euros, con una raquítica tasa de cobertura del 68,1%, la más baja desde 1991 (en plena explosión de la peseta). Aunque nominalmente las exportaciones y las importaciones están creciendo de forma similar (un 7,5% y un 7,4%), si se elimina el efecto precios la realidad es que las compras crecen el doble que las ventas.

El impacto de la apreciación del euro, sin embargo, es limitado, tanto desde el punto de vista de las exportaciones como de las importaciones, lo que puede explicar la aparente inactividad de los altos cargos de Economía, a quienes no parece preocupar la escalada alcista de la moneda única. Y es que hay que tener en cuenta que durante el primer cuatrimestre de este año el 57,8% de las exportaciones españoles se dirigieron a países de la zona del euro, lo que evita cualquier quebranto derivado del tipo de cambio.

Las importaciones desde la zona euro, por su parte, representaron el 49,8% del total, lo que impide que la apreciación del euro se transmita de forma intensa a los precios interiores.

No ocurre lo mismo para otros países de nuestro entorno económico, como Francia, el país más castigado por el encarecimiento de la moneda única, lo que puede explicar la ofensiva del presidente Sarkozy por frenar la subida de los tipos de interés, lo que en última instancia influye en el tipo de cambio del euro frente al dólar. Por el contrario, Italia y, sobre todo, Alemania son los países menos afectados por la apreciación del euro porque tienen buena parte de su producción situada en el exterior.

En el caso español, y como pone relieve el último informe de coyuntura de Caja Madrid, “la base exportadora de nuestras empresas sigue siendo muy reducida, ya que se concentra, tanto en sectores de tecnología media y baja, cuyos mercados registran un menor dinamismo y una mayor competencia (por ejemplo, el sector del automóvil supone casi la quinta parte de nuestras ventas), como en áreas geográficas de menor crecimiento”.

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