TENDENCIAS
Crisis financiera y gestión pública de la economía
@Alfonso Maristany - 14/10/2009 06:00h
Esta quiebra colocó al sistema financiero en una situación de extrema gravedad, entre otras razones, porque se temió que dejar caer a un banco de este tamaño pudiera significar el abandono de la práctica seguida hasta la fecha por las autoridades de todos los países de acudir en ayuda de las instituciones financieras que, por su dimensión era imprescindible salvar.
Esta situación de crisis se vio agravada en días sucesivos por infinidad de noticias negativas sobre el mundo financiero. Ante esta situación, la pérdida de confianza fue total y los mercados, incluido el interbancario, se paralizaron. Los inversores se pusieron en liquidez y esto hizo que a corto plazo se agravara el efecto de la crisis. Dada la magnitud del problema, los Gobiernos aprobaron paquetes de medidas de choque para atajar el problema y devolver la confianza a los mercados.
Esta intervención, tal como sucedió en crisis anteriores, ha sido criticada por una corriente de opinión que defiende que con la ayuda indiscriminada a instituciones crediticias se favorece a una oligarquía financiera, que no necesitaría estas ayudas si hubiera sido más rigurosa en la gestión de sus empresas. También es cierto que sin esta intervención muchas instituciones sanas se hubieran encontrado en grandes dificultades por el efecto bola de nieve.
Antes de pasar a analizar las causas de la crisis, es interesante resaltar que, una vez más y al igual que en crisis anteriores, se ha pasado de una situación de normalidad a una de catástrofe sin solución de continuidad. La pregunta es si no era posible predecirlo
Si bien el efecto de la crisis ha sido global, no todas las causas lo han sido. La situación de dificultad que ha tenido la banca americana es distinta de los problemas de los bancos públicos alemanes o de la necesidad de consolidación que tiene el sector de cajas en España. Tampoco se puede resumir diciendo que la crisis se debe a un exceso de liberalización económica, pues supone una temerosa simplificación del problema.
Sin entrar en el análisis de la teoría de muchos economistas que fundamentan la crisis en el mantenimiento sostenido de tasas de interés artificialmente bajas, debemos resaltar otros factores que contribuyeron a ella:
Como en crisis anteriores, es más fácil culpabilizar a conceptos macroeconómicos que a responsables concretos.
Diversos organismos manifiestan que estamos saliendo de la crisis y que el sector financiero, un año después de la quiebra de Lehman, está estabilizado, aunque aún falta que la economía real despegue y alcance tasas de crecimiento aceptables.
Y a estas alturas del análisis hay que preguntarse qué acciones hay que emprender para intentar que crisis de este tipo no se reproduzcan en el futuro.El G-20, después de la última cumbre de Pittsburg, encargó a distintos grupos de trabajo que hicieran recomendaciones para mejorar las deficiencias del sistema observadas en esta crisis. Se van a revisar, entre otros temas, la adecuación de los ratios de capital para mejorar la solvencia de los bancos, la prácticas de las agencias de rating, las provisiones genéricas en cobertura de riesgos, etc. En relación a este punto de las provisiones genéricas hay que recordar que el Banco de España las estableció hace años y han servido a los bancos españoles para amortiguar los efectos negativos causados por el deterioro del riesgo.
Hasta aquí parece lógico que los países que han creado la crisis, y que también la han sufrido, estudien mejoras para intentar que no se repita, pero hay que evitar que la solución no suponga una serie de medidas intervencionistas, que tanto gustan a algunos políticos, sobre todo a los europeos, y que adulteran el sistema de libertad de empresa y de mercado.
La idea del sector público como regulador hay que aplicarla con mucha prudencia, no hay que permitir que esta crisis nos lleve a un protagonismo de los Gobiernos en la economía en detrimento del libre mercado. En esta línea se ha manifestado recientemente el Gobernador del Banco de España cuando, en relación a las remuneraciones de los altos cargos de la banca, asegura que” lo que interesa es que exista transparencia en las remuneraciones de los Consejeros y altos directivos de las entidades financieras ya que eso permite a los accionistas juzgar y conocer en qué proporción se reducirán los resultados de las compañías”. Hay que mejorar pero no en la línea de la intervención directa, sino en la de la vigilancia para que se cumplan las normas de buen gobierno corporativo.
Alfonso Maristany, managing director de GBS Finanzas
Opiniones de los lectores (1)
1. andreug14/10/2009, 17:48 h.
Los últimos 10 años hemos sufrido una hiperinflacción encubierta que se ha mitigado dando más droga al drogadicto, o sea, crédito barato a mansalva.Los bancos son los grandes beneficiados de la situación actual,han ampliado su negocio y ahora pasan a convertirse en grandes inmobiliarias que por encima tienen la llave de la financiación.http://www.aedru.org/VARIOS/CRISIS/Bookmarks----crisi.htm
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