Desde el pasado 1 de Julio ya, por fin, tenemos un mercado libre de electricidad. ¿Lo celebramos?

Liberalizar no es lo mismo que desregular. Liberalizar suele ser “casi” siempre bueno. Desregular puede llegar a ser nefasto. El sector financiero, y todos nosotros, estamos sufriendo sus consecuencias.

Liberalizar consiste en dejar a las fuerzas del mercado, la mano invisible de Adam Smith, que actúe libremente, de forma que el precio de un producto o servicio sea el considerado por el mercado como adecuado. En teoría está muy bien, cuando el mercado funciona y la competencia existe y es real. Desgraciadamente, el mundo no es perfecto, está habitado por humanos, nosotros, por lo que los mercados muy a menudo tampoco lo son.  

Hay determinados sectores en los que siendo la competencia suficiente, si los productos o servicios que pretende vender son indiferenciados, al potencial comprador le da igual uno u otro a igualdad de precio. En esos casos los beneficios de las empresas, y por tanto la remuneración del capital invertido son, o mejor dicho, deberían ser, reducidos. En esos sectores, un aumento injustificado de los precios, o un nivel irracional de los beneficios empresariales, puede hacer sospechar a las autoridades de la competencia que algo raro pasa.

En otros mercados con competencia suficiente, algunas empresas tienen beneficios por encima del resto debido a una política inteligente de diferenciación que hace que los clientes se decanten por sus productos. Ejemplos clásicos son la Coca-Cola o Nestle. Aquí el premio lo otorga directamente el libre mercado en forma de mayores beneficios empresariales y clientes satisfechos.

Una mayor liberalización de los mercados, y esa es una de las grandes críticas a la globalización, no debe permitir la competencia desleal que se produce cuando una empresa que cumple todos los principios éticos en un país no puede competir en costes con otra que no lo hace en otro diferente utilizando, por ejemplo, trabajo esclavo o pseudo esclavo. O cuando una tienda que vende un mueble de madera proveniente de una plantación ética, tiene que competir con aquel que fabrica el mueble con madera procedente de la deforestación de la selva, con los efectos secundarios en forma de conflictos armados, pobreza o deterioro medioambiental. Pero esa es otra historia a la que se le podría dedicar muchas líneas. Algún día lo haremos.

Hay determinados mercados en los que, por su propia estructura, la libre competencia es una quimera. En el sector eléctrico, telecomunicaciones, algunos negocios dentro del sector petrolífero o gas, por poner algunos ejemplos, las elevadas inversiones, sus propias barreras estructurales, o sus limitaciones congénitas, impiden que haya un número suficiente de competidores y que el consumidor en la práctica no pueda escoger tan libremente como quisiera a su suministrador. A pesar de la existencia de los comercializadores virtuales, que pueden llegar a ser esclavos de los proveedores de los servicios primarios, si los reguladores no lo evitan.

Esos mercados se suelen poder identificar preguntando a los clientes: ¿Están ustedes satisfechos? Buena parte contestarán negativamente porque este tipo de empresas suelen tratarlos negligentemente. ¿Para que hacer bien las cosas si tienen todo el pescado vendido, la competencia es igual de incompetente y no tiene ningún incentivo para hacer bien las cosas, sin ser malpensados? Estoy convencido que a muchos de los lectores les vienen en seguida a la cabeza casos que han vivido, seguido de la frustración que sintieron al constatar que cambiar de proveedor era un incordio o que el nuevo suministrador era igual de malo que el anterior, con servicios de atención al cliente igual de ineficaces.

Es en esos sectores donde una buena regularización es fundamental siempre y cuando esté bien diseñada: de forma inteligente, no excesiva, justa y equilibrada. No es fácil. Pretender crear simulacros de libre mercado puede conducir a errores gravísimos. Algunos todavía recordarán la “liberalización” del sector eléctrico realizada en California hace unos pocos años que llevó al caos y prácticamente a la quiebra al sistema eléctrico y a más de una empresa de aquel Estado Norteamericano. Y, sin irnos tan lejos, aquí tenemos los precios y tarifas más elevados de Europa en demasiados sectores.

Las autoridades deben promover la liberalización de los mercados pero a la vez deben de ser capaces de controlar los desmanes, de tal forma que una sana competencia sea un acicate para hacer las cosas mejor y beneficie finalmente al consumidor.

Desgraciadamente, en la España en que vivimos, con diez y siete mini mercados cada vez más fragmentados, y con la inflación de pseudo reguladores, legisladores y normas absurdas, el entorno no ayuda. Se podrían analizar muchos ejemplos en que son esas Comunidades más celosas de sus competencias donde los precios en muchos sectores son más elevados, debido en buena parte a las rigideces autoimpuestas -para eso soy diferente y tengo que demostrarlo- y las trabas artificiales, muchas veces sibilinas, a la libre circulación de mercancías y servicios. Que legisle yo, aunque sea mal.

Y en el otro extremo, si hablamos de los mercados financieros internacionales, nos puede dar la risa, es mejor que el llanto, al menos más saludable para el espíritu. No tendremos que insistir mucho para ver donde nos está llevando la desregulación o, más exactamente, la inexistencia de regulación adecuada en el sector financiero. Y cuando ésta existe, y hasta es relativamente coherente, su incumplimiento en muchos lugares de nuestro amado planeta azul. ¿La SEC, amigo Madoff?  

Un Estado de Derecho moderno y en general nuestro globalizado planeta, nos guste o no, entre otras cosas debido a la existencia de energía fósil barata –de momento-, debería ser capaz de mantener mercados liberalizados pero a la vez suficientemente regulados cuando ello sea necesario, con la protección adecuada; capaz en definitiva de evitar abusos y desmanes, pero también rigideces excesivas, con flexibilidad, sin hipocresías. Con reguladores eficientes y pragmáticos, capaces de proteger a los más débiles.

En España ya tenemos mercado libre desde el 1 de Julio. Disfrutémoslo.

Por cierto, la Unión Europea acaba de imponer un precio intraeuropeo de los SMS máximo por debajo de los que se pagan en España. ¿Y nuestro regulador? De vacaciones. La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) ha abierto un expediente sancionador a las principales compañías eléctricas españolas por posibles prácticas anticompetitivas en el suministro de energía al cliente final…

2.  mjhuelva16/07/2009, 09:37 h.

La liberalización se está cerrando en falso, porque ahora la generación eléctrica está más barata, y la TUR no genera déficit de tarifa. Por eso todo el mundo a la TUR.Cuando la TUR suba un 20% como la tarifa doméstica del año pasado, ya veremos.
Es falso, completamente falso, que se haya desregulado. Seguimos teniendo un mercado superregulado, en el que sólo las empresas obligadas a acudir al mercado liberalizado, bajo pena de subirle un 5% trimestral la tarifa [anda!, esto me recuerda lo de la eliminación de la desgravación por vivienda], van a pagar el precio real de la política energética del gobierno de cierre de centrales nucleares, supersubvención de las renovables y compra de nuclear a Francia.
Por cierto, el artículo es malo de solemnidad.

 Me gusta (0)    |    Marcar como ofensivo    |     Responder   

1.  gileramxr16/07/2009, 08:40 h.

En España la liberalización del sector eléctrico va a traer tantos beneficios al consumidor como lo hizo la liberación del sector de los carburantes. Cuando recibí la carta en la que se comunicaban la lista larga [más de dos decenas] de comercializadores eléctricos, tuve la moral de mirar sus precios uno a uno, el resultado fueron tres grupos:

a] Venden a precio de TUR.
b] Te piden que les mandes tus datos para hacerte una "oferta personalizada".
c] No les funciona el apartado de precios.

¡Fantástico! Me dirijí a una compañía del grupo a ya que es de mi región y afirma solo comercializar energía verde. "Aunque pague lo mismo, que la ganancia quede en casa y se fomente algo positivo", pensé. Les mandé mis datos tal como indicaban en la web ya que no tenían teléfono de contacto. Ha pasado casi un mes y aún estoy esperando que la comercializadora me diga que me quiere vender su energía verde.

 Me gusta (0)    |    Marcar como ofensivo    |     Responder   

El equipo de redacción revisará las opiniones para evitar la difusión de comentarios no apropiados o insultos. El horario del foro es de 07:00 a 23:00 h. Fuera de ese horario no se incluirán opiniones.

Acerca de...

Otros artículos de opinión

Árbol de Cotizaciones

Los lectores más activos de hoy

En Archivo

Los comentarios más votados de hoy