publicidad
publicidad
www.elconfidencial.com www.vanitatis.com
Logo de Cotizalia
Lunes, 13 de julio de 2009 (Actualizado a las 14:01)
PORTADA    Noticias     Vivienda    Análisis    Fondos    Blogs     Cotizaciones       ValorFondoNoticia  

TENDENCIASCerrar el bloque

Realismo 'in crescendo'

@Fernando Suárez - 10/07/2009

Deja tu comentario (11)

Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5) (5/5 | 23 votos)

aumentar tamaño letradisminuir tamaño letra

Se veía venir. Era cuestión de tiempo y sentido común, tras la sobredosis de pensamientos positivos inducidos para combatir desconsuelo e incertidumbre. Si a nivel personal la autosugestión de ánimo y entusiasmo, el exceso de confianza e ilusión, pueden resultar contraproducentes, la infusión masiva de buenismo artificial termina diluyéndose como un azucarillo ante tanta euforia sin fundamento. Expectativas defraudadas, try again. Entre exaltación y abatimiento, bendito realismo.

 

De esta guisa, y con el eco de la última entrega todavía latente, aterrizo en Un planeta (in)feliz 2.0. Sensacional informe, publicado el pasado sábado, sobre progreso real y bienestar en términos de una existencia vital larga, dichosa y con sentido, atendiendo a la imprescindible viabilidad en el consumo de recursos. Sin desperdicio. Breve prólogo de Herman Daly, antiguo Senior Economist en el Banco Mundial, referente académico en desarrollo sostenible. Y es que, el crecimiento no siempre es bueno, bonito, ni barato. El argumento descansa en que las personas sensatas satisfacen primero sus necesidades más apremiantes, asignando recursos limitados en sus mejores usos alternativos, produciéndose un efecto sustitución entre actividades, según su prioridad, cuando sea necesario sacrificar alguna de ellas. La dinámica de beneficios marginales descendentes y costes marginales ascendentes alcanza un punto de intersección a partir del cual el resultado deviene antieconómico. Y ello ocurre con mayor probabilidad cuanto mayor sea la riqueza acumulada por la sociedad.

 

La obsesión por el crecimiento, a través de un consumo sostenido e insostenible, lidera el olvido de otros aspectos vitales del bienestar humano. Compre, gaste, y será feliz. Sin embargo, la realidad demuestra que, una vez satisfechas las necesidades básicas, la deriva consumista aporta muy poco confort adicional. En la mayoría de países desarrollados, las circunstancias materiales, tales como riqueza y posesiones, influyen mucho menos en la consecución de la felicidad que factores como la participación en la vida cultural o un trabajo estimulante. Una vez sobrepasado el óptimo, y excediendo los costes a los beneficios marginales, el crecimiento nos hará empeorar. ¿Dejaremos entonces de crecer? Ya conocen la respuesta. La disminución de bienestar, atribuida a la escasez productiva, genera continuos jaleos de más madera, agravando la situación y requiriendo, a su vez, nuevos impulsos que sólo abocan a un círculo vicioso, retroalimentado sin fin. La degradación del medio ambiente es una enfermedad iatrogénica inducida por los médicos económicos, quienes intentan tratar la patología básica de necesidades ilimitadas prescribiendo producción ilimitada. No se cura una dolencia inducida por el tratamiento aumentando la dosis del mismo. Estado estacionario.

 

Quizá debieran incorporarse factores culturales, entendidos éstos como valores y creencias compartidas. En el caso de los primeros, el comportamiento de un agente económico racional viene determinado por el objetivo que persigue y las restricciones asociadas a los medios para lograrlo, modelizándose a través de una función de utilidad que aquél maximiza. O tal vez no. Puesto que los valores confieren legitimidad a los objetivos, diferentes sistemas de valores generan diferentes objetivos y, por tanto, distintos comportamientos. Respecto a las creencias, sin acotar la maximización de utilidad, cualquier individuo disfrutaría de un estado de absoluta felicidad. Jauja. Pero las restricciones reflejan la escasez de recursos e imponen la necesidad de realizar elecciones racionales. Sin embargo, no son las limitaciones per se las que afectan la conducta, sino la forma en que éstas son percibidas. Impresiones subjetivas. Por su parte, la ausencia de información completa en la toma de decisiones engendra incertidumbre. Para mitigarla, y a falta de evidencia disponible, los agentes recurren a la teoría. Existiendo tanta diversidad donde elegir, las interpretaciones varían y los comportamientos divergen. Distintas personas, ante una misma situación, actuarán de manera diferente según sus propias apreciaciones.

 

Añádase la dualidad esencial en la visión de la naturaleza humana, optimismo versus pesimismo. El optimista cree que las personas pueden ser persuadidas para comportarse responsablemente sin necesidad de someterlas a autoridad alguna; el pesimista, en cambio, que sin autoridad las personas se comportarían de manera irresponsable. En el plano científico, el optimismo se apoya en la capacidad humana de controlar el entorno, la naturaleza, o al menos, predecirlo de manera que puedan tomarse medidas cuando sea menester, lo cual implica asumir que los riesgos son bajos. Lo desconocido hoy puede ser conocido mañana, a través de experimentos o incluso modelos matemáticos. El pesimista científico, por el contrario, desecha la idea de que una formación adecuada libere de incompetencia, defendiendo la incapacidad de predecir la naturaleza salvo por medios adivinatorios y esotéricos, cuyo control resulta huidizo.

 

Los dogmas de los últimos 30 años han sido desacreditados. Cambio climático, agotamiento de recursos naturales, más de la mitad de la población mundial sobreviviendo con menos de 2'5 dólares al día y desigualdad creciente incluso en los países ricos. Aún así, con la crisis llega la oportunidad. Cierto, cuestión de saber aprovecharla. Sin derrotismo ni exceso de confianza. Y aquí es donde esta imprescindible visión de disponibilidades, medios, y objetivos adquiere relevancia a través del Índice de Planeta Feliz (IPF), una medida de eficiencia que relaciona esperanza de vida, bienestar e impacto medioambiental. De los 143 países analizados, comprensivos del 99% de la población mundial, Costa Rica, República Dominicana y Jamaica ocupan, respectivamente, las tres primeras posiciones. España, en septuagésimo sexto lugar. Resulta curioso que, para los miembros de la OCDE, entre 1961 y 2005, la combinación de esperanza de vida y bienestar haya aumentado sólo un 15%, mientras la huella ecológica per capita lo ha hecho un 72%, perdiéndose el 17% en términos de IPF.

 

Aunque ninguno de los países logra simultáneamente gran felicidad y vida en un solo planeta, se constata que es posible compaginar existencias prolongadas y dichosas con huellas ecológicas por debajo de la biocapacidad mundial, estimada en 13.600 millones de hectáreas globales, 2’1 por cabeza. Actualmente, el exceso supone casi un tercio, pero si no acotamos nuestras demandas, se calcula que, en poco menos de un cuarto de siglo, necesitaremos ya dos planetas para mantener nuestros estándares vitales. A grandes males, grandes remedios. Progreso basado en la calidad: Un paso que deberíamos dar para hacer posible vivir bien sin que nos cueste la Tierra, es destronar la idea de que maximizar el crecimiento de la prosperidad, medida como PIB per capita, debería ser un objetivo explícito de política económica y social. Inmejorable ocasión para reconstruir con sólidos cimientos esta casa, legado de todos, de nadie.  

Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5)Valorado (5/5) (5/5 | 23 votos)

aumentar tamaño letradisminuir tamaño letra

Opiniones de los lectores (11)

Deja tu comentario

11. usuario registrado raf rodriguez mentorero13/07/2009, 13:56 h.

Gracias, Fernando, por este texto. Es un privilegio leer de tu pluma algo que hace tiempo lleva uno pensando. Acabar con la cultura del parche, y fomentar la calidad es algo que deberíamos llevar a todos los aspectos. Eso sería lo único que nos permitiría no cargarnos esta única nave donde transitamos. Nunca me ha valido el discurso de los "optimistas irracionales"

 Me gusta (0)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

10. usuario registrado pataqueira12/07/2009, 20:34 h.

El gran error de los seres humanos fue dejarnos llevar por esa idea de progreso y pasar de ser ciudadanos a ser consumidores.
Hace años, un reportero me abordó en la calle y me preguntó:
_Como consumidora, qué opina usted de que El Corte Inglés abra los domingos?
Me quedé pensando, y le respondí:
-Su pregunta, en sí, es falsa: Yo no soy una consumidora. Soy una trabajadora, que me solidarizo con los trabajadores que quieren descansar con sus familias. Soy una madre, que quiere pasar el fin de semana con sus hijos. Soy una persona, y por tanto, empatizo con los sentimientos y necesidades de las demás personas y, por último, pertenezco a una clase social a la que nos sobran días en la semana para comprar lo que necesitamos y gastar nuestro presupuesto.
De esto hace unos quince años y, las cosas fueron cada vez a más. La gente perdi+o su conciencia de trabajadora, ciudadana y ser humano y se convirtió en una máquina irreflexiva y estúpida de consumir. Ya no por disfrutar, que eso es bueno, sino por el hábito de comprar, usar y tirar.
Ahora nos dicen que la economía está en crisis.
Lo raro sería que no lo estuviese.

 Me gusta (0)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

9. usuario registrado elcoz11/07/2009, 21:07 h.

"Llevo más de 25 años peleando contra el banco de las llamas crematorias, ¿qué quiero? Que Botín descienda de su silla de oro"

Estas son algunas de las 'perlas' que dedica un accionista asturiano más que crítico con la línea de Botín.

 Me gusta (0)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

8. usuario registrado la_fusta11/07/2009, 10:32 h.

Un artículo realmente interesante y amplio, en nuestro pais hemos pasado de vivir con más felicidad personal a menos, la causa es la desintegración de una sociedad que esta adoptando un modelo caotico, en lo individual es la dificultad de hacer prosperar los sentimientos clásicos de amor, fraternidad, amistad, educación, y de poder planificar un futuro con esperanza, lo que nos proporcionaria bienestar y tranquilidad en el presente.

Hasta que nuestra sociedad no se plantee como objetivo prioritario poner en los medios, en las empresas, en las escuelas, en las casas la necesidad de hablar y recuperar aquellos valores humanos que por experiencia en el pasado dignificaron nuestra existencia, nos vemos abocados a una crisis que más que economica es de valores humanos.

Todos los parches que pongamos no serviran de nada, hasta que con capacidad de autocritica y analisis pongamos los fundamentos para construir una sociedad eficaz.

Un nuevo orden social será recuperar parte de lo viejo, y del presente coger sólo aquello que se ha demostrado bueno al 100%, y planificar un futuro con realismos, centrandonos en dar respuestas al ser húmano, para que pueda ser feliz.

 Me gusta (1)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

7. usuario registrado regeneracionya10/07/2009, 18:20 h.

Pero un observador que estuviera en otro planeta pensaria, "pero si estos Srs. no han incorporado indicadores ambientales ni sociales para medir el progreso de su civilización, ¿como pueden ser tan autocomplacientes con su estado de progreso?". Y ahi estamos. Y ojo, porque para cambiar esta "paradigma" se necesita una sensibilidad que no tengo tan claro exista entre los que dirigen la economia y la politica, o bien un estado de deterioro tan importante que no quede mes remedio.

El sistema de valores que impera en la civilizacion es fundamental. En la nuestra el consumo, la inmediatez son de los principales. La civilizacion occidental barrio de norteamerica a las tribus indigenas que contaban entre los suyos con el respeto por las formas de vida en el planeta y la integracion en el entorno. Por supuesto que el "hombre blanco" tenia mayor conocimiento, tecnologia, organizacion social, etc., pero creo que seria un error pensar que su modelo consumista es el unico y que no tiene nada que aprender fuera de el.

Con todo, los optimistas creemos en la capacidad del hombre para corregir el rumbo, y resolver los problemas planteados mediante el liderazgo, la organizacion y la tecnica.

 Me gusta (1)    |   marcar ofensivo Marcar como ofensivo    |     Responder   

| Ver más comentarios ⇓

Deja tu comentario

El equipo de redacción revisará las opiniones para evitar la difusión de comentarios no apropiados o insultos. El horario del foro es de 07:00 a 23:00 h. Fuera de ese horario no se incluirán opiniones.

Cisnes en el lago

@Fernando Suárez - 03/07/2009

Quejas de bandoneón

@Fernando Suárez - 25/06/2009

¿Quién da la vez...?

@Fernando Suárez - 19/06/2009

Twist & Shout

@Fernando Suárez - 12/06/2009

Golpe silencioso, sacrificio doloroso

@Fernando Suárez - 05/06/2009

Ver más»

Acerca de...

@Fernando Suárez

Fernando Suárez es economista y analista independiente. Desde este Teatro del Dinero pretende analizar, de modo académico y con su particular estilo, el devenir presente y futuro de la economía y las finanzas a nivel global, un escenario en el que, muchas veces, nada es lo que parece. O sí. Ocupen su localidad.

Los lectores más activos de hoy

1. pithaguru» 26 comentarios

2. gekko» 23 comentarios

3. TITI3» 21 comentarios

4. Aloe» 20 comentarios

5. yo227» 19 comentarios

6. GOTA MALAYA» 14 comentarios

7. SirBaskerville» 14 comentarios

8. boulbi» 12 comentarios

9. julipto» 12 comentarios

10. Pilar de Diez» 10 comentarios



 

los más leidos los más leidos los más comentados los más enviados

Todos los derechos reservados © Prohibida la reproducción total o parcial

Auditado por Ojd

ir a El Confidencial

Cotizalia

ir a Vanitatis


Enlaces de Interés