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Pongamos la cartera a salvo, que cerramos Garoña
@José M. de la Viña - 02/07/2009 06:00h
El Sr. Rodríguez, Presidente del Gobierno, sigue deshojando la margarita.
No sabemos todavía cuál será su decisión final. Sin embargo, debería darse cuenta que si clausura la central nos va a costar un dineral a todos. Y como nos lo podemos permitir, seguimos siendo un país de nuevos ricos, pues nada, a perseguir quimeras aunque acabemos ahogados en deudas. Ay, síndrome de Pinocho.
Primero fue el sector privado el que se endeudó hasta las cejas. Ahora, con la política indiscriminada de subvencionar gasto corriente y de cambiar las aceras de sitio, a los mal llamados empresarios que están hundiendo el país o a los caciques de las diferentes tribus que mangonean las cajas de ahorro, el Gobierno está llenando de deudas la Hacienda Pública, a nosotros otra vez. Con tanto papel sobre cubierta, el barco se acabará hundiendo. Estamos doblemente empeñados, con lo que la salida a la crisis será doblemente larga, con brotes o sin brotes.
Y si el Sr. Rodríguez cierra Garoña, la deuda continuará subiendo.
El cierre de la central nuclear costaría a todos los españoles más de 1.500 millones de euros los próximos 10 años…
En el año 2008 la central facturó unos 257 millones de euros; si consideramos un 60 % de beneficio puro y duro y que con el otro 40 % hay más que suficiente para pagar los costes relacionados con el combustible, el mantenimiento y normal funcionamiento de la central y la necesaria modernización, más un beneficio para los dueños de la central –está amortizada-, el resto, al menos 154 millones de euros anuales, deberían ir, de una forma u otra, al bolsillo de todos nosotros.
En pura justicia, esos ingresos deberían revertir en forma de canon al Estado, dejando a los dueños de la central un beneficio razonable pero en ningún momento escandaloso. La razón es simple. En España las compañías eléctricas han estado, y están, tradicionalmente protegidas por el Estado que las ha sacado de los apuros en que se han metido, asegurándoles la rentabilidad aunque gestionasen mal. Por esa razón, desde el momento en que han invertido sin riesgo, de que se han beneficiado de un mercado hiperprotegido, no han tenido más riesgo empresarial que el derivado de la deficiente gestión de algunas de ellas. Por lo tanto, ese beneficio extra correspondería, en buena lógica, a los eternos aseguradores de su rentabilidad y de su riesgo, es decir, a nosotros.
¿Qué se podría hacer con ese dinero? Se podría, por ejemplo, reducir el déficit de tarifa, ese 30% de mayor coste que el precio que estamos pagando anunciado por la comisión Nacional de la Energía y que de momento sigue en un limbo contable, aunque el Gobierno está trabajando duramente para hacernos un mayor agujero, tanto a los bolsillos de las empresas consumidoras, como al de cada uno de nosotros.
…y aumentaría la contaminación y las emisiones.
Si de todas formas el Sr. Rodríguez decide cerrar la central, la alternativa inmediata es la generación de electricidad mediante gas natural, que nos empobrecerá todavía más: producirá una importante salida de divisas para pagar el gas de importación; generará CO2 adicional que además de costarnos dinero nos alejará todavía más de Kioto; y aumentará el riesgo de abastecimiento. Y todo ello al módico precio de 1.500 millones de euros.
Para ser justos, estos días se ha publicado en la prensa que el cierre de Garoña podría aumentar la tarifa eléctrica hasta un 10 %. Esto no es cierto desde el momento en que el precio final que cobran todas las fuentes de generación excluyendo las de régimen especial es el correspondiente al precio más caro ofertado al pool. Sin embargo, el cierre de Garoña aumentará los costes de generación del país, aunque no tenga una repercusión inmediata en la tarifa.
O podrían alcanzar los 10.000 millones.
La alternativa a medio plazo, tal como lo está planteando el gobierno, es reemplazar los 466 MW de Garoña por una potencia equivalente de energía termosolar - la energía de moda- para beneficio exclusivo de los oligopolios amigos. Entonces, a los anteriores 1.500 millones habría que añadir las primas, según fuentes generalmente bien informadas, de 240 €/MW-h. El monto a pagar por el Estado –nosotros- con tales primas sería de al menos 800 millones de euros anuales, 8.000 millones de euros en diez años que se sumarían a la cantidad anterior. En total, pagaríamos en diez años cerca de 10.000 millones de euros adicionales. Y aunque usted pueda pagarlo dudo que España, tal como se encuentra la pobre, pueda.
Ese sobrecoste, de momento, tampoco se trasladaría a la tarifa. Pero da lo mismo. En ese traje apolillado llamado España, el agujero lo puede usted tener en el bolsillo izquierdo vía primas o en el derecho vía aumento de tarifas -o llámelo mercado liberalizado, otra quimera para seguir rellenando bolsillos privilegiados-.
Por cierto Sr. Rodríguez, no se entiende que si tanto le apasionan las energías renovables, en su progresismo, legisle usted de manera tan restrictiva. ¿Por qué no permite el desarrollo de la naciente industria, de las pequeñas y medianas empresas, que no por casualidad suelen ser las más innovadoras, en vez de beneficiar, descaradamente, a los oligopolios amigos? Como la reciente publicación del Real Decreto-ley 6/2009 por el que se adoptan determinadas medidas en el sector energético y se aprueba el bono social, que deja fuera de una manera sibilina y torticera a la mayoría de las empresas potencialmente más innovadoras. Como con la promoción de la energía termosolar para escogidos o con los concursos eólicos solo para unos pocos.
Señores militantes -que no simpatizantes- del antes llamado Partido Socialista Obrero Español. Esa España que encabeza el nombre, otrora orgullosamente, iría un poquito mejor cuándo ustedes dejasen de ser simples convidados de piedra en su centenario partido, secuestrado por los intereses particulares de unos cuantos. ¡Si D. Pablo Iglesias levantara la cabeza!
Esos 10.000 millones de Euros que el gobierno pretende que pasen directamente del bolsillo de los ciudadanos al bolsillo de sus amigos se podrían dedicar a desarrollar de una forma racional y razonable las energías renovables; a fomentar la generación distribuida, esa gran asignatura pendiente en España; la innovación. Y, de paso, a potenciar el desarrollo de muchas pequeñas y medianas empresas. A los auténticos empresarios que cada día arriesgan su dinero y no pueden acceder al crédito reservado para unos pocos.
Opiniones de los lectores (11)
11. kaizen02/07/2009, 22:34 h.
En toda la polemica del desmantelamiento de Garoña no se todavía cuanto cuesta ese desmantelamiento, que riesgos tiene o crea, quien lo paga y como se financia.
Tambien va contra el bolsillo de los ciudadanos?
10. xcountry02/07/2009, 16:43 h.
#5 Estimado Señor,
Existen dos actividades en el mundo que limitan su responsabilidad en caso de accidente. El transporte de petróleo por barco y la generación de energía nuclear. La razón es que ninguna aseguradora podría hacerse cargo del siniestro en caso de accidente. Eso se llama externalización de costes.
9. troyana02/07/2009, 14:58 h.
Y sobre el comunicado del CSN,
http://feriasturisticas.diariomadrid.eu/__n730802__El_CSN_precisa_que_la_vida_util_de_Garona_puede_ir_mas_alla_de_2011.html
Si bien, me parece muy buen planteamiento el de que se reemplacen por nuevas expuesto por Taibo [#5]; ya que estamos en crisis , reemplacemos esas centrales por otras nuevas. De hecho, construyamos más, hay promesas electorales que por pancartistas, sería mejor olvidar.
8. troyana02/07/2009, 14:52 h.
Enhorabuena por el artículo, plantea otro punto de vista al habitual lanzamiento de trastos sobre el tema.
En mi opinión, las centrales nucleares solucionarían muchos problemas, desde los económicos relacionados con la eficiencia, costes, tarifas energéticas y otros, hasta los de la dependencia de terceros países en materia energética, el coste en inflación, etc...
En cuanto a la seguridad, a ver cuándo se cuenta que lo de chernobyl lo causaron dos soviéticos tarados o borrachos, que la central estaba para el arrastre y que la nuclear es una energía segura y limpia, es más peligroso trabajar en la industria química o más contaminante una térmica de carbón. En este tema falta un poquito de rigor, conocimiento y de dos dedos de frente, como muestra un botón:
http://www.yosoynuclear.org/index.php/component/content/article/5-portada/45-patrick-moore-cofundador-de-greenpeace-apuesta-por-la-energia-nuclear
7. toledano02/07/2009, 12:01 h.
#5 menos mal, alguien que da otra idea. En este tema parece ser que hay dos posturas, o cerrar la central o que siga funcionando. Yo creo que la razonable sería cerrarla, en un tiempo más o menos largo o corto, según se mire, al mismo tiempo que se inicia la construcción de una nueva. Claro, que en ese caso todas las cuentas que nos ha hecho este señor fallan, ya que construir una central nuclear es carísimo. Pero creo que no es razonable seguir indefinidamente con una central de 40 años.
Que la energía nuclear es necesaria, creo que nadie lo niega, ahora, seguir manteniendo centrales antiguas, creo que tampoco es la solución.
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A través de Apuntes de Enerconomía, José M. de la Viña, Dr. Ingeniero Naval, persigue transmitir sus experiencias y reflexiones sobre temas relacionados con la energía y el medio ambiente, sector en el que ha desarrollado gran parte de su carrera profesional. Informar, promover el debate, contribuir modestamente a que los lectores puedan forjarse sus propios puntos de vista y, de esta manera, ser entre todos capaces de construir un futuro mejor.
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