Un ejemplo del diálogo de sordos que se escenifica desde hace un año, en el que sindicatos y patronales han venido disfrazando su falta de fe y de convicción en el acuerdo. Los primeros prefieren pasar de puntillas por las mesas de diálogo ante la debacle económica general. Los segundos quieren una reforma laboral de enjundia. ¿Conclusión? Pacto imposible. Entretanto, el Gobierno, en esta como en tantas negociaciones, hace del mejor don Tancredo. Junta a los interesados, luego se quita de en medio y vuelve meses después para reñirles por no alcanzar un acuerdo que era inalcanzable desde el inicio.

En esas estamos ahora. El Gobierno volvió en junio, se encontró con el guirigay y le entraron las prisas. Apartó a Corbacho, puso al frente del desaguisado a Javier Valles, director de la Oficina Económica de Moncloa, y quiere fumata blanca antes de finales de julio, justo cuando se cumple un año desde que los agentes sociales firmaron la hoja de ruta para encauzar el diálogo social. Sin embargo, después de la foto y según el presidente de Cepyme, el Ejecutivo tendrá que legislar y tomar medidas, “ya que muchos temas se han dejado fuera” de las conversaciones. Es más, no se mordió la lengua: “Necesitamos una reforma laboral”. Las citadas fuentes sindicales respondían al órdago asegurando que “el forcejeo mediático de CEOE y Cepyme no ayuda al objetivo común” y que “es aventurado avanzar si el acuerdo tendrá o no calado”.

Y apuntaban, bajo condición del anonimato, donde más duele: “Lo frustrante para CEOE y para su presidente, Gerardo Díaz Ferrán, es que el abaratamiento del despido está fuera de la negociación. Y esa es una batalla del presidente de la patronal con la que el propio Jesús Bárcenas no está ni mucho menos de acuerdo. De hecho, lo más seguro es que el presidente de Cepyme tuviera que salir ayer a la palestra para reforzarse por el nuevo roce con Díaz Ferrán, que ha intentado borrarle de las negociaciones con Moncloa”.

Y algo de eso hay. El propio presidente de Cepyme admitía que el debate sobre el abaratamiento o la flexibilización del despido no resulta estratégicamente acertado. “Los empresarios lo que queremos es no despedir. La palabra sirve de cortapisa para no hablar de la negociación”.  ¿Su relación con Díaz Ferrán? Bárcenas aludió a “discrepancias de criterios” o a diferencias “entre las organizaciones en algún momento”. Eso sí, lo dijo antes de sonreírse y bajar la mirada. “Los temas no son personales”, zanjó. Lo cierto es que, se pregunte a quien se pregunte en la patronal, la cuestión está clara: no se pueden ver.

Bárcenas se presentará a la reelección

Menos después de que Bárcenas tenga la convicción de que Díaz Ferrán ha buscado excluirle del diálogo social, para el que no había recibido invitación de Moncloa en el último mes y medio. “Cepyme está integrada en CEOE, nos representa CEOE, pero tenemos nuestra propia voz”, matizó. Pese a sus diferencias con el presidente de la patronal, Bárcenas confirmó que se presentará a la reelección de Cepyme en las elecciones que la organización celebrará en primavera. Eso a pesar de tener la certeza de que ya hay otros nombres en la agenda de posibles candidatos, a los que Díaz Ferrán no haría ascos.

Llama la atención lo lejos que están aún las posturas de empresarios y sindicatos tras un año de contactos. Díaz Ferrán aseguraba el pasado día 16 en Santander que “la casa se está barriendo pero hay más polvo que nunca”. Fuentes sindicales confirmaban ayer a este diario que más bien “se están poniendo los andamios”, aunque reconocían que “empieza a ser hora de conseguir avances”. Más con los datos que puso ayer sobre la mesa Cepyme en un último año de tiempo perdido: 100.000 empresas habían cesado en mayo su actividad con respecto al ejercicio anterior. Más de 1,2 millones de trabajadores habrían dejado de prestar sus servicios en las empresas inscritas en la Seguridad Social.

Hay acuerdo entre las partes en avalar una paga de 420 euros por seis meses para los desempleados que se queden sin prestación. Más allá de eso, un erial después de que sindicatos y patronal ni siquiera llegaran a un acuerdo para renovar el Acuerdo de Negociación Colectiva (ANC). El compromiso puede quedar en bonitas palabras sobre incentivar la inversión pública, el cambio de modelo productivo o determinadas actuaciones sobre el sector financiero para que la financiación llegue a las empresas. Con o sin foto, negro panorama para el empleo tras el verano. “Los brotes verdes no se ven por ninguna parte”, dijo Bárcenas.

11.  Manuel B25/06/2009, 21:59 h.

Es el gran nudo. Ahoga, mires como mires. El aprender de estas situaciones va a ser muy importante. Los convenios colectivos son generalmente sectoriales y son acordados por una empresas grandes organizada muy distintamente al tejido mayoritario empresarial que es micropyme y pyme. Llegamos a la situación de que a la sociedad se le ha garantizado un puesto indefinido a cargo de una empresa determinada. Esto ha sido aceptado por todos. Llegada a esta situación vemos a las empresas como morosos en este compromiso. Un compromiso que bien examinado no debio permitirse. ¿Como deshacerlo ahora? Se me ocurre que trasladando la responsabilidad a toda la sociedad, al igual que con los bancos. Creando una especie de aspirador de compromisos inviables que permitan a las empresas mantenerse en flotación y crear más riqueza y a los trabajadores mantener los derechos comprometidos. Esto será bastante complejo pero no debe pagarse al contado. Probablemete sea más económico y productivo que lo que está pasando. La antigüedad de un trabajador no es conveniente que la cargue una empresa y el trabajador no debe verse atado a una empresa porque si se va los pierde. Es ponerse a construir.

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10.  piofoncillas25/06/2009, 20:58 h.

Que nuestra legislación laboral es fruto del proteccionismo de la Dictadura es innegable; como lo es que restringe la libertad de contratación, y que ha sido elogiada por los trabajadores, en cuanto tiene de proteccionista.

La conclusión, obviamente, parece abocar a una reforma basada en la libertad, con desaparición de la contratación tipo, y que cada cual, en su contrato, establezca las condiciones para prestar el servicio, como en cualquier otro contrato.

Ahora bien, creo que debe tenerse en cuenta el momento en que se produce.

Tras unos años de bonanza económica, donde cualquiera ha montado empresas, tanto poceros, como carniceros, y se han repartido suculentos beneficios, pagando salarios de convenio, no parece legítimo hacer gravitar las consecuencias de sus errores, sobre los mas desfavorecidos.

De otra parte, quién contrató con unas condiciones, debe ser respetado hasta la extinción del contrato, pues entonces no pudo negociar, y cada día que ha trabajado, ha devengado la p.p. de aquellos derechos.

La reforma debe partir del respeto a las situaciones existentes y aplicarse solo a los nuevos contratos, de no hacerlo sería robarle a los trabajadores algo que es suyo.

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9.  Manuel B25/06/2009, 19:59 h.

Siguiendo en mi R, es necesario mantener en nuestras mentes que no se puede dar pie a combates. Necesitamos entendernos. Todas las empresas tienen como clientes a sus mismos trabajadores y o los trabajadores de otras. Sus clientes demandan buen servicio a buen precio. Transmitido hacia dentro, implica un mayor esfuerzo del trabajador tanto en calidad como en habilidad. Si desconectamos esto, tenemos un panorama que presiona a las empresas por los dos lados y esto las convierte en inviables. En periodos altamente especulativos, la presión es menor pero en periodos de contracción es terrorifico como vemos. Este negocio es de todos. No se puede salvar uno solo. No se salvarán los trabajadores por un quitame allá ese beneficio ni se salvan las empresas simplemente bajando salarios. El desapego últimamente transmitido en nuestra cultura hará mucho daño y será muy duro de recuperar. Hoy es mutuo. Entre enemigos solo se puede firmar un armisticio, donde uno es derrotado. Mala tierra para que crezca un buen futuro.

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8.  Manuel B25/06/2009, 19:50 h.

Siempre que el acuerdo parezca un Armisticio será equivocado y un nuevo palo en la rueda. Se equivocan de pleno quienes creen que esto es un combate entre empresas y trabajadores. Esto alimenta a los nostálgicos y pinta de gris oscuro el futuro de mucha gente sin capacidad de negociación. El futuro económico debe funcionar bien, y no puede construirse en contra de nadie. Hay que entender el papel del capitalista, del que no es capitalista pero es emprendedor, entender el papel de un nuevo profesional recien formado y los planes familiares, el beneficio de uno proporcional a su esfuerzo y riesgo, el premio a las buenas ideas y servicios y el forzar a los desperdigados a que trabajen. No podemos somener a los emprendedores y a los trabajadores a la incertidumbre. Los millonarios ya están situados y no van a sufrir nada. La mayoría de los trabajadores trabajan en empresas de menos de 50 trabajadores. Si no entendemos el papel de cada cual y la flexibilidad que debemos ofrecernos mutuamente los unos a los otros no nos entenderemos como socios. Y los enfrentamientos son muy caros. Como estamos viendo.

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7.  uff25/06/2009, 17:58 h.

La pregunta del millón: ¿Cuánto tiempo más aguanta la situación así?. Yo el año pasado por estas fechas pensaba "esto en Enero peta". Y la gente no sólo aguanta, si no que encima todavía votan al psoe.

En mi pueblo está en paro hasta el tato. En la calle dónde trabajo la mitad de los locales están cerrados, y para final de año se de 3 que también cierran. Luego las admons. públicas no recogerán ni el Iva de los locales, ni el de los productos que se vendían, ni las retenciones, ni la seguridad social, ni nada. ¿Con que va a llenar las arcas el estado? ¡A si!, con los impuestos que nos van a subir. Serán c... Pero mira, es lo que nos merecemos,[hablando en general, claro] por cenutrios.

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