“Sacyr Vallehermoso ha hecho los deberes durante los años de bonanza económica mediante el fortalecimiento de sus cinco áreas de negocio y la expansión geográfica, nacional e internacional, por lo que nuestra compañía debe ser una de las empresas llamadas a salir reforzadas tras este periodo de recesión en el que nos encontramos”. Cuentas Anuales e Informe de Gestión Consolidado a 31 de diciembre de 2008 del Grupo, página 183 de 288.

Simplemente memorable. Sacyr, modelo de gestión empresarial en el pasado, gran esperanza del universo societario nacional en el futuro. ¿Quién se atreve a cuestionarlo? Esta cita no es una aseveración irrelevante, una boutade fuera de tiempo y lugar, sino la manifestación externa de un convencimiento interno de sus autores: en España, los negocios son así. Empresario que medra, empresario que no yerra. Y anda que no hay dónde elegir: Gobierno Central, Autonomías, Diputaciones, Cabildos, Ayuntamientos. El pesebre político justifica supuestos éxitos pretéritos y la esperanza de un seguro resurgir futuro. Esa es la competitividad que importa en España, auténtico modelo productivo a cambiar. Verdad incómoda ahogada por el silencio de tantos y tantos corderos. Así les va.

Sacyr, ejemplo de empresa pública.

El convencimiento de Sacyr acerca de su viabilidad parte de un doble conocimiento. Uno, vale mucho más uno por lo que se calla que por lo que cuenta, inteligencia de aprovechar los pecados del interlocutor administrativo en beneficio propio, excepción a la regla general en la que predominan miedo y sumisión. Mírame a la cara y dime lo que ves. Curiosa la avalancha de Obra Civil que ha tenido por destino la cartera de la firma que fundaran los tres ex directivos de Ferrovial en los últimos meses; duro contraste con la OHL de un Villar Mir  que se sitúa en las Antípodas ideológicas del socialismo. Primer puntal necesario: asegurar el negocio. Encargo cumplido con creces por la inefable Magdalena Álvarez. ¿Se plegará igual Pepiño?

Dos, los problemas individuales te hunden, los colectivos te salvan: une a todos los que puedas a tus dificultades. 18.000 millones de euros de deuda son muchos millones como para que las entidades financieras no reaccionen a tiempo o a destiempo. Momento de actuar con urgencia. Se nos cae el chiringuito. ¿Qué hacer? Lo que sea, da igual Manuela que su abuela. Renegociando condiciones y umbrales de garantías, en primer lugar; adquiriendo inmuebles como dación en pago de créditos vigentes, en segundo; facilitando la financiación a compradores de activos disponibles para la venta, tercero y último. El edificio societario queda parcialmente cimentado por el lado del balance en espera de lo que haya de deparar el futuro.

Sacyr, por tanto, empresa pública en dos de las acepciones principales del término: dependiente de la actuación (o generosidad) de las distintas Administraciones, por una parte; demasiado notoria como para hundirse en la fosa de sus propios errores, por otra. Una firma, de este modo, “perteneciente o relativa a todo el pueblo”, tercero de los significados que atribuye el DRAE al vocablo, en la medida en la que son los Organismos Públicos los que la eligen como injustificada destinataria de nuestros impuestos y es el balance de bancos y cajas, de los que todos somos de un modo u otro impositores y/o accionistas, el receptor del riesgo de la compañía, a través del intercambio de rentabilidad crediticia por cartera inmobiliaria.

Pan para hoy pero, ¿mañana?

Ya sabemos, sin embargo, cuáles tienden a ser los efectos de la conversión de sociedades privadas en activos de titularidad administrativa: una convergencia, sin distinción por regiones o sectores, hacia el desastre operativo y financiero, al menos en la época más reciente. Sin incentivo, ¿quién encuentra el motivo para ser rentable? Pues bien, Sacyr no parece que sea la excepción a tal proceso paulatino de deterioro. Pese a la campaña mediática que ha emprendido Luis del Rivero coincidiendo con la venta de Itinere a Citi y, McCoy no seas malo, el final de la campaña a las Elecciones Europeas, tranquilidad obliga, los resultados del primer trimestre dan una serie de indicaciones, cuando menos preocupantes acerca del futuro, debido a su escasa calidad.

A saber: mejora ficticia del EBITDA -que aún así tan sólo equivale al resultado financiero negativo del Grupo, lo comido por lo servido- gracias a las adjudicaciones a los bancos de activos de Vallehermoso, fundamentalmente suelo. Algo limitado cuantitativamente, toda vez que el terreno en desarrollo es el último en salir de la crisis y, por tanto, su asunción continua por las entidades, complicada. La caída en construcción es más del doble que la mejora en Valoriza-Servicios. Los impagos se disparan y se ven compensados por plusvalías extraordinarias de ventas de inmuebles de Testa, no recurrentes. Repsol computa únicamente por el dividendo con objeto de no verse afectada por el incremento de valor que implica la integración proporcional de la participación y que causó 425 millones de ajustes negativos cuando la salida accionarial de Eiffage. Itinere, vendido, genera más beneficio neto que el resto de los negocios del grupo que, por otra parte, se ven favorecidos por el crédito fiscal de la matriz. Será por créditos, vaya.

Un panorama complicado para una compañía que, compremos el objetivo institucional, pretende dejar su endeudamiento alrededor de los 10.000 millones de euros este año de los que la parte del león, que es la financiación de la compra de Repsol, vence en 2011. Por mucho que Sacyr se empeñe, con una generación de recursos excedentes prácticamente nula año sobre año (de hecho el saldo de flujo de caja operativo, inversor y financiero en 2008 fue de menos 590 millones de euros), su mayor dependencia -tras la enajenación del grueso de la actividad concesional- de las actividades más cíclicas con fuerte presencia nacional y la vulnerabilidad de su posición en Repsol debido a la financiación, parece complicado que salga muy reforzada del periodo de recesión en el que nos encontramos.

Conclusión.

El problema de fondo, tal y como apuntábamos al inicio de este post sabatino no es si Sacyr sobrevive o no, sino que tal supervivencia sea consecuencia de un modelo de hacer empresa en el que unos pocos se benefician de la asunción de riesgos, si sale bien, y todos nos tenemos, de un modo u otro, que apretarnos el cinturón si ocurre lo contrario. Rehenes de la información peligrosa, víctimas de la locura crediticia. Un lastre para la mejora productiva de nuestro país, su posición competitiva, la capacidad de innovar y arriesgar, su necesaria adecuación al ámbito globalizado en que desarrolla su actividad. Irresponsabilidad corporativa sin el menor atisbo del componente social.

Un escándalo, en definitiva, para tantos y tantos empresarios, pequeños y grandes, que pusieron encima de la mesa una idea, su voluntad de llevarla a cabo y la esperanza de obtener con ella un retorno que les permitiera vivir y hacer vivir a los demás del modo más digno posible y no han contado con el menor signo de auxilio. Muchos que ahora se ven con una mano delante y otra detrás porque, los mismos que han acudido al rescate de Sacyr, negaron primero la crisis y les retiraron el crédito después. Particulares que habrán incurrido en errores en su gestión; sin duda. Pero de los que, desgraciadamente, nadie se acuerda a la hora de repararlos. Esa es la España que hay, no se engañen. La que hemos consentido entre todos y que entre todos hemos de transformar. Nos jugamos demasiado.

78.  pithaguru06/06/2009, 22:32 h.

#76 Esta historia está 'tan sobada' que ya 'ni huele'.

Salud.

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77.  pithaguru06/06/2009, 22:29 h.

#75 Ya, como mínimo, somos 2.

Salud.

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76.  elcoz06/06/2009, 22:12 h.

Quirós Estremera ataca al corazón del Santander...

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75.  beppe06/06/2009, 21:35 h.

#71 ya ves, y los españolazos continuan preocupados para que Cat no levante cabeza. Asi le va a este pais, que prefiere ser cabeza de raton que cola de leon
estoy harto

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74.  beppe06/06/2009, 21:33 h.

#72 no entiendes nada de comercio; una da un centimo mas barato, a igualdad de calidad, y se lleva el pedido, sea de donde sea.
deja de odiar tanto y abre los ojos a la verdad; aunque te cueste

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