TENDENCIAS
@José Antonio Zarzalejos - 14/05/2009 06:00h
Pep Guardiola, entrenador del Barça, ha logrado algo más que llevar a su equipo a la cima. Ha conseguido también que, con un despliegue de persuasión comunicacional -gesto y palabra-, un club que suscitaba en ámbitos muy amplios de la opinión pública española un perceptible sentimiento de antipatía, sea ahora, además de admirado, observado con cercanía. El Barça de Guardiola, en definitiva, es ahora más simpático.
La trayectoria del entrenador del Barça es inequívoca: catalanista, por una parte, y barcelonista, por otra, Pep se ha forjado, no obstante, en la dificultad. Abandonó la Ciudad Condal asediado por determinadas insidias y jugó al futbol en Italia (Brescia). Allí hubo de hacer frente a una acusación grave para un deportista: dopaje. No se rindió y, después de casi ocho años de pelea, demostró su inocencia. Y ahora triunfa él por sí mismo y suministra al club, además del manual para que el equipo gane partidos, argumentos para que la institución que el Barça representa en Cataluña y en el conjunto de España –más que un club--, adquiera una empatía social de la que antes no disponía.
Porque aunque Cruyff hizo historia, Guardiola le supera en su capacidad personalísima de construir un referente de determinados valores y de constituirse en un icono (algunos hablan de “mito”) de los nuevos tiempos en los que la imagen resulta un condicionante estratégico. ¿Cómo lo ha conseguido? En esencia lo ha logrado con una implacable coherencia. Porque el entrador del Barça cuando habla lo hace con respeto al contrario y humildad sobre las posibilidades y capacidades de su equipo, introduciendo factores de cautela y ponderación. Además de lo que dice, se pronuncia en un tono y con un gesto que es amistoso, exento de agresividad o exageración, mostrando naturalidad y sencillez, y evitando el lenguaje grueso. Entre lo que dice y cómo lo dice se produce una íntima relación que, enlaza, con lo que practica: plantea los partidos con ambición, imbuyendo confianza a sus jugadores, implicándose emocionalmente con ellos antes, durante y después del partido y haciendo todo esto compatible con el rigor y la disciplina. El vestuario azulgrana es una balsa de aceite.
Guardiola, además de ese lenguaje -moderado pero no blando, cuidadoso pero no impostado- guarda, además, algunas bazas que terminan por perfilar su excelente imagen pública. Así, su aspecto ascético pero medido (barba de días y pelo muy corto pero no rapado), se combina con una notable elegancia en su indumentaria. Los magníficos trajes que viste durante los partidos –por más que se abrace con sus jugadores, corra o se mueva, nunca aparece una arruga en su chaqueta--, los combina con una ropa deportiva similar a la de sus pupilos en los entrenamientos, y otra casual de ultimísima generación, sean camisas, camisetas, pantalones o jerséis, y que suele usar en sus apariciones no profesionales.
Todo esto lo sintetiza Pep Guardiola en un mundo futbolístico que se caracteriza por las palabras gruesas y rutinarias, las actitudes chulescas y desafiantes y los gestos adustos e inamistosos. No voy a señalar a alguno de sus colegas que resulta el contrapunto bronco a Guardiola, creyendo que las demostraciones de testosterona verbal resultan más rentables y comerciales que la mesura y el sentido común.
Guardiola, como todos, tendrá buenos y malos momentos, y, antes o después, su ciclo virtuoso concluirá, pero nadie podrá negarle en lo sucesivo que es un auténtico fenómeno de la comunicación y del que se beneficia su figura pero también, y sobre todo, el Barça. Cuando la mayoría deseábamos que el equipo blaugrana ganase la eliminatoria al Chelsea en Londres –y lo hizo con el cañonazo de Iniesta en el minuto 90 del encuentro—muchos estábamos pensando, no sólo que la victoria la merecía el equipo, sino, sobre todo, que le era debida en justicia a Pep Guardiola. Porque creíamos y creemos que, cuando asume su responsabilidad pública, se comporta como un señor en un ámbito en el abundan los tahúres. Por eso, Guardiola, más que un mito, es un revolucionario: ha cambiado la manera de estar y de ser en el futbol, gracias a sus aptitudes y actitudes y a su gran capacidad para comunicarlas con credibilidad. El resultado es que este hombre de apariencia tímida y retraída ha generado un aluvión de respetuosa simpatía pública. ¡Cuántas veces la forma es tan importante como el fondo!
Opiniones de los lectores (6)
6. Avi14/05/2009, 16:09 h.
3# Lo de Guardiola no es como dices. Lo montó la mafia del fútbol, porque negoció su traspaso sin intermediarios -es abogado, además-, y se lo montaron para que la cosa no fuera a más.Francamente, conociendo a Pep, es imposible que tomase dopantes.
5. Jele14/05/2009, 16:08 h.
Bien por Pep Guardiola, está resultando tan bueno como entrenador como jugador, extraordinario. Su mesura y sentido común, en la imagen y en la palabra le da un plus a su año prodigioso.
Tiene un gran equipo que sabe manejar aunque hay algunos rostros de algunos jugadores que denotan que, parece, no lo llevan tan bien. Es normal entre una gran plantilla pero mientras haya éxitos no habrá problemas.
Creo que es de justicia resaltar a un hombre muy importante en los logros del Barcelona. Fue gran jugador en su día, de la Real y del Barsa, es el director técnico, responsable de fantásticos fichajes como: Alves, Keita, Piqué, Henry, etc. etc.. Es, como ya se sabe: Txiki Beguiristain.
4. msuarez14/05/2009, 14:07 h.
Respeto a Guardiola, y creo que su mayor virtud es ademas de mostrarse mesurado y respetuoso con los rivales, que le ha revivido las ganas de titulos y el trabajo en equipo muy serio y efectivo que el Barsa habia perdido por elementos en su vestuario que no tenian ya muchas ganas de trabajar. Ha hecho una buena limpia, han fichado muy bien, sobre todo Alves que es un tipo que juega muy bien al futbol y ademas es un pulmon para el equipo, y Keita que es un centrocampista muy completo y perfecto para estar o de titular o de suplente. Pero vamos de ahi a que ha cambiado la forma de ver al Barsa y de que es un portento en todo lo de la comunicacion y demas, me parece exagerado. A mi el barsa me sigue cayendo igual de mal, y encima sabiendo lo nacionalistas e hipocritas que son, mas todavia. Pena que tengan que ganar titulos como la copa del Rey de España, fijate tu un pais extranjero para ellos. Si lo que pasa en este pais, como diria Zapatero que nunca dice España con convencimiento, no pasa en ningun lado, asi nos va...
3. el chicharro14/05/2009, 12:45 h.
Una puntualización sr. Zarzalejos. Pep NO ha demostrado su inocencia. Fue sancionado y suspendido por dar positivo DOS VECES y eso ni el ni nadie lo puede cambiar ni ocultar. Lo que ahora ha dictaminado la justicia ordinaria, por que la deportiva ya le sanciono y NUNCA ha levantado esa sanción, de Brecia ha sido que no se PUEDE PROBAR que hubiera habido INTENCIONALIDAD en el uso del elemento dopante que utilizo.
Esto es que según el fallo del juzgado de Brecia, le declara inocente, por falta de pruebas sobre su intencionalidad, de un delito contra la salud publica que le podia haber supuesto hasta 7 meses de prisión. Pero la justicia deportiva probo y confirmo que Guardiola tomo, al menos dos veces, sustancias dopantes prohibidas por lo que fue sancionado con la expulsión del Calcio durante dos años.
Asi que cuidado con el angelito, que en un futuro proximo puede ser que conozcamos como ha conseguido hacer, en dos meses, de jugadores normales en el aspecto fisico a autenticos supermanes. Milagroso...... para quien crea en los milagros.
2. DelirantaRococo14/05/2009, 11:34 h.
Totalmente de acuerdo con usted, sr zarzalejos. Ojalá se dieran más ejemplos en lo deportivo y político de este pais.
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Acerca de...
José Antonio Zarzalejos es licenciado en derecho por la Universidad de Deusto y periodista. Ha desempeñado puestos de distinta responsabilidad tanto en el Grupo Correo, primero, como en Vocento, después. Fue director del diario ABC de 1999 a 2008. En la actualidad es Director General de Llorente y Cuenca. Su "cuaderno de notas" pretende ser una aproximación certera a la realidad política, económica y social española e internacional desde la óptica de la comunicación corporativa.
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