Vaya por delante que no se trata aquí de hacer un pliego de cargos a una persona, sino de analizar los porqués de una política económica, o mejor, de la falta de ella, que están llevando a la ruina a millones de familias y a España a un declive económico sin precedentes. Más aún, Solbes ha sido probablemente la opción menos mala entre las posibles, y si no se lo creen esperen a ver los hechos de Doña Elena Salgado, una izquierdista radical, que sin la menor idea de a que nos enfrentamos, pero dispuesta a poner en marcha el alocado plan de gasto público de Zapatero y todo lo que se tercie, es nada más y nada menos, la encargada de devolver la confianza a los agentes económicos y de sacarnos de la crisis. Una auténtica broma, un insulto a la inteligencia de los ciudadanos.

Conocí a Solbes en el Consejo de la antigua CAMPSA, era un hombre tranquilo, afable, educado, al que nunca oí decir ni tonterías ni declaraciones sectarias, cuando en 1993 el presidente González, un presidente de todos los españoles, decidió cambiarlo desde su puesto en el Ministerio de Agricultura al Ministro de Economía - aunque con todos los poderes, no como con Zapatero - no era algo disparatado sino perfectamente razonable, a la espera, naturalmente de que los hechos demostraran lo acertado o no de la misma. Si se hubieran admitido apuestas, yo hubiera apostado a favor de Solbes. Desgraciadamente, el tema no funcionó, tal vez porque el entorno no fue el más propicio. Sin embargo es ridículo, como se ha afirmado en algún diario que gracias a su gestión “España pasaría el examen de Maastricht y a formar parte del euro desde su creación”, realmente delirante la cara dura que tienen algunos, es para no creérselo. De hecho Solbes lo consideraba imposible, y no era para menos, cuando deja Economía, tenemos:

- Déficit público, el mayor desde la guerra civil, 6,7%, frente al 3% exigido.

- Deuda pública, la mayor desde la guerra civil, 69%, frente al 60% exigido.

- Inflación, 4,3%, más de dos puntos por encima de la exigida.

- Dos devaluaciones, la última en el 95, no cumplíamos la estabilidad cambiaria.

- Tipos de interés a largo plazo, cinco puntos por encima de lo exigido.

Y eso respecto a Maastricht, en otro orden de cosas, dejaría quebrada la Seguridad Social, y el PP tendría que obtener un crédito puente para pagar las pensiones en diciembre del 96, y la tasa de paro en la cifra más alta desde que existen series estadísticas, un 23%.

Las debilidades de la economía

Pero volvamos al presente. En marzo de 2004, contra todo pronóstico y por razones bien sabidas aunque no explicadas, Zapatero ganaría las elecciones, y curiosamente, con un programa económico que identificaba perfectamente las debilidades del modelo económico, y proponía las soluciones correctas. Solbes diría, supongo que irritado por los comentarios de la oposición, que se “encontró la despensa vacía”, nada más incierto, y sin embargo no apuntó a lo que de verdad se había encontrado: un modelo de crecimiento insostenible, unas tendencias al endeudamiento inasumibles, una situación estructural desastrosa, pues Rato, en su famoso Decreto de Intensificación de la Competencia, había cerrado “de facto” toda posibilidad de competencia en los sectores esenciales, convirtiendo a los monopolios públicos con precios administrados en monopolios privados con precios libres, una política energética delirante, que apostaba simultáneamente por las energías más caras del mercado, por el incremento de la dependencia exterior, y por el empeoramiento de la ya disparatada intensidad energética, o consumo de energía por unidad de PIB.

Adicionalmente heredaría un sistema de subvenciones a las energías renovables que era un robo manifiesto y fuente de todo tipo de corrupciones y enriquecimientos ilícitos, y una negociación de los derechos de emisión de CO2 que no la hubiera realizado ni el más tonto del pueblo, España que es uno de los países que menos contamina en términos absolutos, tiene que pagar a los que contaminan mucho más.

Es decir, la condiciones de entrada eran tales, que Solbes con solo un poco de decisión, se hubiera cubierto de una gloria imperecedera, sobre todo si cuando Zapatero comenzó a ningunearle, hubiera dado un puñetazo encima de la mesa y dimitido. Y sin embargo eso no sucedió, ¿por qué?, obviamente no lo sé, ¿porque las cosas iban como un tiro y entonces para qué cambiar nada?, ¿porque no le dejaban o le daba pereza acometer unas reformas complejas que le iban a llevar a enfrentamientos serios, algo, el enfrentamiento, que nunca ha estado en el vocabulario del vicepresidente?, ¿porque algunas de las medidas a tomar, por ejemplo, el frenar el endeudamiento masivo de familias y empresas, iba a reducir el crecimiento?, sea por lo que fuera, Solbes no hizo lo que debería haber hecho, “en la época de las vacas gordas se hizo todo lo posible para que llegaran las vacas flacas”, en palabras de mi maestro D. Juan Velarde.

Ni en los momentos de bonanza donde debería haber acometido las reformas estructurales esenciales, ni sobre todo cuando se inició la caída, negando lo evidente, engañando a los ciudadanos, mintiendo en las estadísticas, y perdiendo veinte meses en empezar a tomar medidas, que además muchas de ellas, las más esperpénticas, ni siquiera serían suyas. Una de dos, o Solbes no se percató de la gravedad de la crisis, algo imposible de creer, sobre todo desde agosto 2007, porque los indicadores económicos eran inapelables, y no hacía falta ser Premio Nobel de Economía para ver que estábamos cayendo en picado, o lo más probable, decidió presionado por su jefe, sostenella y no enmendalla contra viento y marea, y aquí lo más sorprendente, no es que no reconociera la crisis y engañara masivamente a los ciudadanos antes de las elecciones, lo increíble, es que una vez ganadas y con cuatro años por delante, siguiera sin reconocerla y mintiendo sin que le temblara la voz.

La mayor crisis desde la Guerra Civil

Y ello nos lleva al legado, ¿que deja Solbes tras de sí?, de momento la mayor crisis desde la guerra civil, con tendencia clara a convertirse en la primera Depresión de nuestra Historia, y que no es imputable al exterior, como afirma la versión oficial, sino que tiene una dinámica propia y además de tal intensidad, que cuando otros países empiecen a salir del hoyo, España seguirá debatiéndose en el fondo, los demás pueden tardar dos o tres años en superarlo, pero nosotros tardaremos diez o más, y cuando lo hagamos, será después de haber empobrecido masivamente a los españoles, fundamentalmente a las clases medias, dañado gravemente el estado de bienestar y el sistema de pensiones, aniquilado el modelo territorial de equidad-solidaridad, y retrocediendo muchos puestos en renta y riqueza, respecto al resto del mundo.

De momento tenemos casi 4,5 millones de parados, 900.000 más de las cifras falsas de Corbacho y del INE, casi dos millones de los cuales sin prestación ni subvención alguna. Los 300.000 que afirma Corbacho son no solo falsos, sino una auténtica vileza. Un déficit del 9,4% de las Administraciones Públicas en 2008, excluyendo la Seguridad Social porque es una caja aparte, e incluyendo los gastos en infraestructuras, 17.000 millones que van directamente a deuda, y los 30.000 millones gastados y no pagados a su vencimiento a las PYMES. La mayor deuda exterior del mundo y un déficit corriente del 10% del PIB, el mayor también del planeta, unido a una pérdida de casi el 30% de cuota en el comercio mundial.

Y las diferencias, no son solo las aterradoras cifras económicas, que también, son la inacción total en los años de bonanza, que ha hundido nuestra productividad relativa. La tardanza en iniciar las medidas anticrisis –20 meses– que fueron decisivos, a lo que se añade lo absurdo y estrafalario de las mismas, que más parecen diseñadas por el pato Donald.

El engaño sobre la situación real del sistema financiero, al que no solo se le permite falsear a voluntad los balances, a través de una valoración delirante de sus activos, es que al no haberse realizado por parte del BdE los imprescindibles “stress test” para ver que entidades son salvables y cuáles no, se está llevando a una asignación enorme de recursos públicos completamente a ciegas, lo que unido al endeudamiento masivo con el exterior acabará hundiendo a más de la mitad del sistema, con consecuencias devastadoras sobre la economía real.

Y finalmente, lo más trascendente, por delante incluso que la situación real del sistema financiero: el desastre autonómico, con un despilfarro masivo de recursos públicos, 177.000 millones de euros o el 60% del gasto público en 2009, un 78% en gasto no productivo, y la mitad puro despilfarro, la ruptura brutal de la unidad de mercado, una losa imposible para nuestra productividad, donde hay 120.000 personas dedicadas a legislar, implantar, vigilar y multar, 17 legislaciones diferentes, no para mejorar sino solo y exclusivamente para empeorar la vida de los ciudadanos, ¡hay que estar rematadamente locos!, y con el mayor nivel de corrupción de toda la Historia de España. Las CCAA son el cáncer y la ruina de España, y o acabamos con ellas, o ellas acabarán con nosotros.

Y éste es el legado. Obviamente no todo culpa de Solbes, pero ciertamente si Solbes hubiera tenido otro carácter, la historia podría haber sido diferente. Si Solbes hubiera cogido el toro por los cuernos desde el principio – siguiendo simplemente el programa electoral socialista – si hubiera dicho no al despilfarro autonómico en general y al Estatuto de Cataluña y a la gigantesca estafa del cupo vasco-navarro, en particular, y puesto su dimisión encima de la mesa, si hubiera obligado a decir la verdad al sistema financiero salvando solo lo que sea salvable, la economía española no estaría hoy en caída libre, no se destruirían dos millones de puestos de trabajo en 2009, y se perderían dos millones de cotizantes a la Seguridad Social, poniendo el sistema al borde de la quiebra, y sobre todo no estaríamos al borde de entrar en una depresión que durara más de diez años. Solo el tiempo, como siempre, otorgará y quitará razones. En todo caso, yo que siempre he sido extraordinariamente crítico con su gestión, le deseo desde aquí y de corazón, todo lo mejor en su bien merecido descanso, o en cualquier otra actividad que emprenda, después de 40 años de honrados servicios al Estado.

(*) Roberto Centeno, Catedrático de Economía de la Escuela de Minas de la UPM.

22.  AJCC08/05/2009, 11:12 h.

Estoy de acuerdo con lo que dice en su artículo. Se puede decir más alto, pero no más claro.

Sólo una duda. Supongo que las últimas frases las habrá escrito en "plan de guasa". Le aseguro que me han hecho mucha gracia. Eso de agradecer al señor Solbes los servicios prestados tiene sus "bemoles"; y lo de su bien merecido descanso....¡Coño! eso es lo que ha hecho toda su vida, ¡descansar!.

Lo dicho, señor Centeno, tiene usted mucha gracia.

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21.  ADVILL23/04/2009, 12:31 h.

La mayor aportacion de Solbes se vera ahora, SOlbes al menos tenia algo de autoridad en la jauria sociata que al final en su esquizofrenia ante las elecciones lo han presionad

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20.  niidea20/04/2009, 21:36 h.

Muy magnánimo le veo, Sr Centeno.
Cuarenta años de honrados servicios al Estado...¿o de servirse del Estado?
En cualquier caso, muy bien pagados: después de dejar España arruinada se va a jugar con los nietos disfrutando de varias pensiones.

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19.  libertador20/04/2009, 19:03 h.

#18

más aún: ni un sólo político es peor que su electorado...

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18.  viernes20/04/2009, 19:00 h.

En democracia, los pueblos tienen el gobierno que se merecen.
[Churchill]

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