Apenas 15 días han tardado las cadenas de televisión en empezar a tomar posiciones desde que el Gobierno decidiera eliminar las restricciones para las operaciones de concentración en el ámbito audiovisual. Fuentes del sector aseguran que hay bancos de negocios que están haciendo horas extras estos días. “Cuando terminan de hablar con los responsables de una cadena, se van a ver a los de otra para vender sus servicios ante posibles fusiones y estudiar fórmulas sobre cómo encajar participaciones cruzadas”, explican.

El Real Decreto aprobado por el Ejecutivo el pasado 20 de febrero, que finalmente se tramitará como proyecto de ley, permite que un grupo que tenga una posición dominante en una cadena privada pueda ostentar más de un 5% en una competidora, cosa que hasta ahora no era posible. La única limitación que perdura es que la audiencia acumulada de las cadenas implicadas no supere el 27%.

Las cadenas, sin embargo, no lo ven tan claro y prefieren hacer hincapié en las dificultades. “Nadie tiene dinero para acometer una operación de envergadura y no es momento para pensar en hacer nada apalancado”, asegura un portavoz de una de las principales televisiones. ¿Verdad? Puede, pero sólo a medias. Fuentes del sector aseguran que “hay movimientos” y que, cuando menos, unos y otros se están reuniendo con diferentes bancos de inversión para cotejar las opciones que tienen sobre la mesa.

La clave tal vez la dio el consejero delegado de Telecinco, Paolo Vasile, durante una presentación ante analistas coincidiendo con la publicación de resultados de la cadena. Refiriéndose al Real Decreto, aseguró: “No sé porque se ha tomado esta decisión. Telecinco tiene una sólida situación patrimonial  y debería poder sacarle provecho. Es muy pronto, no hemos entendido el objetivo que se quería alcanzar, pero lo entenderemos en poco tiempo”. Es decir, que no, pero sí. Ambigüedad calculada. Y es que en la búsqueda de Vasile están todos. Y todos con razones propias e intransferibles para mover ficha.

La cadena controlada por los italianos de Mediaset ha visto cómo su cuota de pantalla descendía en febrero al 14,9%, lo que le situaba en la tercera posición, tras cinco años liderando la audiencia. Un duro golpe relacionado con el agotamiento de varios de sus programas de referencia y la necesidad de renovar la parrilla. Un fin de ciclo que se une a una caída de la publicidad que ataca a todo el sector y que en el caso de Telecinco puede rozar el 20% en este ejercicio, frente a un 15% de retroceso en el conjunto del mercado, según el último informe de Citi. De acuerdo con J.P. Morgan, “lo más posible sería ver una fusión entre Tele 5 y Antena 3 con uno de las cadenas más pequeñas como Cuatro y La Sexta”.

Lara, al acecho

Ante cualquiera de esas dos posibilidades, todas las miradas apuntan a José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta, accionista de referencia en Antena 3. Él sería quien estaría más necesitado de una operación. De hecho, no falta quien desde su cadena se cuelga la medalla del Real Decreto, por mucho que tampoco se quiten méritos desde La Sexta. Las cuentas de Antena 3 avalarían ese movimiento. Mientras el beneficio neto alcanzaba los 284 millones en 2006, en el pasado año el saldo positivo se quedaba en 91,1 millones. Una caída del 68% en apenas dos años. La cadena gestionada por Silvio González va a ganar incluso menos en los próximos ejercicios. Las previsiones de Citi dejan el beneficio en 47,1 millones en 2009, y no es descartable otra vuelta de tuerca tras la patada hacia arriba a Maurizio Carlotti.

En este marco, por modelo de negocio y evolución de sus audiencias, La Sexta y Cuatro no dejan de ser bocados apetecibles que otorgarían a Lara horizontes más amables. De esas dos opciones, La Sexta se vende como la novia que encaja a todos pero que exigirá margen de gestión en cualquier proyecto. Con Antena 3, la suma de las cuotas de pantalla se situaría en el 22%, dentro del margen que permite la nueva legislación. La aproximación no es baladí teniendo en cuenta que ya hubo contactos en el pasado entre ambas cadenas para un posible cruce accionarial. Con la incógnita de cómo se regulará la TDT de pago, que es la clave para que la cadena que gestiona José Miguel Contreras rentabilice todos los derechos deportivos que atesora, el acercamiento a Antena 3 podría no ser un mal negocio. Dos presionan mejor que uno.

Distinto sería un acuerdo con Cuatro, que logró en febrero un más que apreciable 9% de share. Aquí el problema es financiero y tiene que ver con la mala situación económica del Grupo Prisa, propietario de la cadena. Desde el punto de vista económico, la televisión sólo lastra, dentro de un conglomerado que acumula una deuda financiera superior a los 5.000 millones de euros. Santillana –no quedarían ajenos los intereses editoriales de Planeta- es la joya de la corona. Lara podría aquí jugar el papel de una suerte de caballero blanco de unos Polanco en aprietos, después de que tampoco logren una oferta de su agrado por Digital Plus. “Cuatro, en particular, podría ser un candidato potencial  debido a la necesidad de la compañía matriz de vender activos para mejorar su balance”, zanja J.P.Morgan.