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Justicia, jueces y Lisbeth Salander

Justicia Mariano Fernández Bermejo. jueces

@Eloy Renobales - 24/02/2009 06:00h

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Estas últimas semanas la Justicia vuelve a estar en los titulares de los informativos de nuestro país por distintos motivos (dimisión del ministro Bermejo, huelga de jueces, asesinato de Marta del Castillo). Crece la sensacion de que la justicia en nuestro país no funciona y me viene a la cabeza la figura de Lisbeth Salander, la protagonista de la trilogía Millenium. Descubro ahora, unos meses después de haber leído el segundo volumen, por qué me atrae tanto este personaje que vive al margen de una sociedad supuestamente tan desarrollada como la sueca: la capacidad de esta muchacha de tomarse la justicia por su mano frente a las afrentas que se cometen contra ella.

 

Lisbeth Salander es una moderna Pipi Calzaslargas que siempre se las ve contra unos malos muy malos. Desde pequeña ha sido víctima de una injusticia tras otra, las cuales por diferentes motivos nunca han sido reparadas por la justicia oficial. La mayor parte de las veces, distintas sentencias no han hecho más que aumentar el agravio. Lisbeth se acostumbra a no ser escuchada. La única manera que tiene de defenderse y proteger a su ser más querido (su madre) es tomarse la justicia por su mano. Ella no se queja, actúa. La alternativa es perecer, someterse a constantes abusos resultantes de dictámenes equivocados o desaparecer en un psiquiátrico.

 

El lector se identifica rápidamente con Lisbeth Salander. Es como un perro callejero al que apetece abrazar, acoger, marcarle el ‘buen’ camino. Y, sobre todo, nos gustaría imitar para ponernos a cubierto de las injusticias que se cometen muchas veces por la no actuación de la justicia. Es una heroína de los tiempos modernos que se mueve en la selva informática como pez en el agua. A través de esta, llega a conocer todos los puntos débiles de sus enemigos y de todo aquel que le haya hecho daño. Además de sus habilidades tecnológicas, Lisbeth dispone de un arma no menos preciosa: el miedo no entra en sus esquemas. Es capaz de enfrentarse a hombres corpulentos y agresivos sin pestañear. Y ello con un cuerpo que raya en lo anoréxico. Es el resultado de ser una maestra en el uso del factor sorpresa. Nadie esperaría una agresividad tal en una aparentemente débil mujer con aspecto de niña.

 

Para la protagonista de Millenium prevalece la cruel Ley de la Venganza. Su contraataque es muchas veces desmesurado y cualquier menosprecio hacia ella, sobre todo si existe el mínimo atisbo de machismo, puede tener consecuencias graves para el ofensor. La violencia de nuestra heroína siempre viene provocada por los malos, los muy malos o simplemente por los necios o idiotas, que son en la novela los hombres que no aman a las mujeres o más bien los que no las respetan. En su escala de valores, toda burla constituye una agresión que debe ser reparada con una medida mayor que el daño recibido. El lema de Lisbeth parece ser “ojo por pestaña, brazo por mano” y nos recuerda que, en sus orígenes, la Ley del Talión, ordenada varias veces en la Biblia y en el Corán, fue una norma misericordiosa y bondadosa con el reo, ya que fijaba que el castigo no podía ser superior al delito cometido.

 

Toda la novela conduce a que apoyemos las razones de la protagonista para su desquite. Como dice su primer tutor legal, Holger Palmgren: “Nunca me ha despertado simpatía la gente que se toma la justicia por su mano. Por otra parte, nunca he conocido a nadie que tuviera tan buenas razones para hacerlo”. Ella consigue ejecutar su vendetta. Yo me quedé con una gran desazón. ¿Sería porqué hubiera preferido que la ‘justicia oficial’ hubiese funcionado desde el principio? ¿Sería porqué imaginaba el caos resultante de una ‘justicia privada’?

 

El esquema vengador de Lisbeth Salander extrapolado al conjunto de la sociedad daría lugar a múltiples injusticias. ¿Cómo fijaríamos la distinción entre los ‘buenos’ y los ‘malos’? ¿Y las penas? Nuestro sistema de justicia basado en jueces que interpretan las leyes que emanan del poder legislativo elegido por los votantes está en el camino correcto. Supone un avance sobre la primigenia Ley de la Venganza y la posterior Ley del Talión. Lo que los ciudadanos debemos exigir es que su aplicación nos haga a todos iguales ante la ley independientemente de si podemos o no pagar a representantes ante ella más o menos caros. ¿Por qué hay que pagar costosos abogados y largos procesos para casos perfectamente regulados, legislados? También podemos demandar que el sistema aunque no sea perfecto aspire a perfeccionarse. ¿Cómo? Con todas las de la ley y fundamentalmente a través del voto.

 

Una sanidad pública que no funciona o insuficiente abre la puerta a una sanidad privada. Lo mismo ocurre con la educación y la seguridad. La semana pasada temblé al enterarme de la noticia sobre las patrullas ciudadanas que ha autorizado Berlusconi en Italia. Todo ello desemboca en una sociedad más desigual, en un Estado que queda por debajo de los individuos que lo componen, en contribuyentes que cuestionan las razones para pagar impuestos. En definitiva, en un Estado que no pone las bases para que los ciudadanos puedan ejercer y disfrutar de su libertad cumpliendo con sus obligaciones. No cuestiono la existencia y bondades de alternativas privadas paralelas a distintas funciones que el Estado debe desempeñar, pero siempre que estas últimas cumplan con las calidades debidas y exigibles. Ahora bien, esto no es válido para la Justicia. No concibo una justicia privada en paralelo a una pública, incluso cuando esta no sólo funciona mal sino que siempre lo hace tarde y a veces nunca.

 

Y es que, esa ‘justicia privada’, esa Ley de la Venganza o aquel ‘ojo por ojo’ seguramente acabarían, como dijo Gandhi, en un mundo de ciegos.

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Opiniones de los lectores (7)

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7. usuario registrado russell brown24/02/2009, 16:43 h.

Haganos un favor, ¿que aromas respira vd. cuando redacta estas piezas?
Por no acercarme a las influencias de los efluvios, jamas.
Kafka debio compartir alguno de los elementos volatiles.

Los impulsores de la leyes, a menudo, practican lo contarrio a lo que legislan, impunemente.
Las leyes NO son justas por definicion.
Los jueces No aplican siempre la Ley.
Los jueces no aplican la misma ley a distintos inculpados en circinstancias casi identicas.
Los jueces son personas distintas y aciertan/yerran aleatoriamente.
Hay mas culpables libres que culpables presos.
La Ley/Justicia/Prision es un negocio mas a varias bandas [lados] regentado por varias bandas.
La leyes son imperfectas [per se], y si no lo fueren siempre hay un elemento o instancia que se encarga de destrozarlas.
La eleccion de un representante nunca garantiza absolutamente nada respecto a las leyes ni a su aplicacion o a su no aplicacion.
La venganza individual o version personal del justiciero es un derecho natural cuando el otro, el perverso y legalizado se sustancia en humo de pajas.

Repita por favor, ¿que aromas le inspiran?

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6. usuario registrado gata24/02/2009, 16:19 h.

Yo creo que estas cosas van a ir a mas. Creo que la justicia, en el caso de España, no emana del pueblo. No, el pueblo quiere una cosa y las leyes permiten otra. La gente nos sentimos, simplemente , estafados. Ademas, flaco servicio hacen estas cosas a la democracia. Yo entiendo que contra mas democracia, mas justicia, y aqui esto no es asi. A ver ¿ porque no pueden haber leyes fuertes y contundentes, que ademas se cumplan, en democracia?

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5. usuario registrado carla24/02/2009, 13:19 h.

Fíjense qué frase tan peligrosa escribe el autor: "en un Estado que queda por debajo de los individuos que lo componen, en contribuyentes que cuestionan las razones para pagar impuestos."
Menudo liberticidio viene implícito en ella. ?Qué pasa, SR. Renobales, que el Estado -coactivo per se- tiene que estar por encima de los indivíduos que lo compenen? Eso pasó en la URSS y no vea la cantidad de muertes que produjo.
Otra cosa, según esta frase, el ciudadano debe estar calladito y no cuestionarse nada que venga del Estado, y menos aún los impuestos. Entonces qué ¿a pagar y a callar?
Lo dicho, liberticidio totalitario en estado puro.

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4. usuario registrado maitica24/02/2009, 12:53 h.

A mi también me da mucho miedo lo de tomarse la justicia por su mano, porque todos somos humanos y nos podemos equivocar y una equivocación con la vida de las personas, no tiene remedio. Pero la culpa de que estemos hablando de este asunto la tiene un gobierno que está corrompiendo la separación de poderes. Un gobierno a quien hemos pillado conspirando entre el ministro, el juez, la fiscal y entonces, al vernos indefensos, vamos pensando en alternativas que, posiblemente, aún sean peores. Lo que tenemos que exigir es que el Poder Judicial, no lo nombren los políticos, que sea nombrado por las Asociaciones de Jueces, o en base a su experiencia, o a su adscripción geográfica, no sé, que los jueces sean libres, libres de los políticos, que el puesto se lo demos los ciudadanos, no los partidos polìticos.¿Es una utopía?

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3. usuario registrado JUAN NADIE24/02/2009, 11:20 h.

Eso, eso, infórmese, infórmese, aparte se escribe junto, aparte se escribe junto.

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