Los mercados de Estados Unidos, que ha amanecido con una ligera corrección tras el fuerte desplome de ayer, pronto se daban la vuelta para volver a subir...y girar a la baja después. Este seesaw, como se conoce en el mundo anglosajón a este comportamiento, en el que las variaciones de puntos hacia arriba y abajo son muy pequeñas, hace que el parqué neoyorquino siga buscando una tendencia. De nuevo, mañana será clave para comprobar si la bolsa de Nueva York rompe definitivamente a la baja tras mantener durante las últimas semanas la misma tendencia lateral que se ha visto en Europa. Tanto el Dow Jones como el Standard & Poor´s 500 se encuentran acariciando los mínimos de noviembre, después de caer este martes un 3,6% y un 4,5% respectivamente.

El Dow Jones ha conseguido evitar los números rojos 'in extremis' con un ligero repunte del 0,04%, en los 7.555,39 puntos. Según los analistas, el Dow se encuentra al borde del "despertar del oso".  Al cerrar ayer sólo un punto por encima de los 7.553 que registró el 20 de noviembre y hoy tan sólo dos, el índice donde cotizan las 30 compañías más importantes del país se encuentra en el filo de una espiral bajista que le precipitaría por debajo de los 7.000. Mientras, el S&P 500 ha caído un 0,1%, hasta los 788 puntos, aunque todavía tiene algo de margen hasta los 741 enteros en los que cerró el 20 de dicho mes. Finalmente, el tecnológico Nasdaq ha perdido el 0,18%.

Wall Street vive una situación similar a la de las bolsas europeas, que también luchan en mínimos y se enfrentan esta semana a una prueba de fuego. "Es necesario ver rebotes rápidos y contundentes del S&P500, que lo coloquen por encima de los 810 en los 2 días que quedan", explica Yosi Truzman, analista de Ahorro Corporación a Cotizalia.com. "Cuanto más tiempo tarde en recuperar los soportes perdidos, más aumenta la probabilidad de que se hayan perforado consistentemente y, por tanto, que las caídas se aceleren."

El "Yes we can" sigue sin convencer

Llegados a este punto, es el momento de comprobar si, definitivamente, el plan de estímulo promulgado ayer por el presidente Barack Obama cumple su cometido y supone "el principio del fin de la crisis", como aseguró el mandatario durante la firma del texto. No obstante, los inversores se han mostrado escépticos sobre su eficacia durante todo el proceso de aprobación primero en el Congreso, luego en el Senado y finalmente por la comisión bicameral encargada de perfilar los últimos retoques del texto. La preocupación reside en que de los 787.000 millones de dólares, hay una partida demasiado pesada destinada a gasto público.

Así mismo, la escasa información que la semana pasada ofreció el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, sobre el rescate financiero sigue pasando factura al sector. El ligero rebote de los bancos en la apertura se ha esfumado a la hora de negociación. Bank of America se ha desplomado el 6,73%, Citigroup firma el 4,9% de caída, JPMorgan registra un recorte del 0,65% y  Goldman Sachs ha perdido el 1,41%. Morgan Stanley consigue el rebote y ha sumado un 2,13%.

Fannie Mae y Freddie Mac, en cambio, han sumado el 3,51% y el 5,45% respectivamente. Y es que el nuevo rescate para evitar la ejecución de hipotecas beneficia a sendas firmas. Este miércoles, el presidente de EEUU anunciaba las medidas que el Gobierno va a adoptar para ayudar a las familias hipotecadas a afrontar el pago de sus préstamos. Se trata de un paquete de 75.000 millones de dólares que servirá para dar subsidios con el fin de conseguir que las firmas reduzcan los intereses de los pagos. Según ha explicado esta mañana Obama, el Departamento del Tesoro doblará el importe de las ayudas a las dos aseguradoras semiestatales -de 100.000 a 200.000 millones de dólares- para "garantizar la fortaleza y la seguridad del mercado hipotecario y para ayudar a mantener la asequibilidad de las hipotecas".

Una iniciativa que se ha conocido el mismo día en el que ha salido el dato de la construcción de viviendas en enero y que ha registrado un mínimo histórico, hasta las 466.000 frente a las 560.000 de diciembre. Bastante peor de lo esperado por los analistas que preveían que el número de licencias de nueva construcción se iba a reducir tan sólo hasta los 529.000. Dato al que hay que sumar la caída de la producción industrial del 1,8%, cuando los analistas preveían una reducción del 1,5%.

Los grandes de Detroit, en la diana de los inversores

Por otro lado, el sector del motor vuelve a estar en el punto de mira de los inversores tras ser duramente castigado el martes. Como se esperaba, tras el cierre de la sesión de ayer, Chrysler (que no cotiza en bolsa) y General Motors pusieron sobre la mesa del Gobierno su solicitud de más dinero para permanecer a flote. Ambas compañías explicaron los puntos clave de su reestructuración después de recibir los 17.400 millones de dólares de las arcas del estado, que pasan por el despido de 50.000 trabajadores.

Sin embargo, Chrysler aseguró que todavía necesitaría al menos 5.000 millones más para volver a poner en marcha la compañía, mientras que General Motors hizo lo propio sólo que aseguró que en su caso la dotación extra tendría que ser de, al menos, 9.100 millones de dólares y que podría necesitar otros 7.500 millones en los próximos dos años si las condiciones para el mercado se siguen deteriorando.

Esta mañana, las acciones de General Motors, que abrieron con ligeras subidas, giraban a la baja para acabar perdiendo el 5,5%. Su competidor Ford, se ha visto arrastrado por la mala situación que vive el sector. Los inversores no descartan que, al igual que sus otros dos compañeros de Detroit, la compañía esté más que tocada por la crisis y la caída abrupta del consumo. Sus acciones entraban también en negativo, aunque como en ocasiones anteriores en las que GM ha caído a plomo, sus recortes son algo más moderados. Ha registardo una caída del 1,18%.

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