Jacobo Gordon Levenfeld se ha borrado del mapa. Desde ayer martes por la tarde, su perfil en la red social Facebook dejó de estar activo. Desaparecido para su nutrido grupo de amigos, todos apellidos ilustres de las primeras familias de la capital. Ocurrió unas horas antes de que su nombre figurara en la nueva remesa de imputados por el juez Baltasar Garzón, uno más en la investigación abierta contra la presunta trama de corrupción encabezada por Francisco Correa.

En el caso de Gordon, su imputación adquiere especial trascendencia por su relación íntima con Alejandro Agag. Políticamente hablando, la figura del yerno de José María Aznar es “una pieza de caza mayor”, que ve perturbado su anonimato voluntario por la implicación en el actual proceso de varias personas que compartieron con él amistad, negocios e invitación a su boda: desde el presunto cabecilla, el citado Correa; su socio, Álvaro Pérez; y el popular destituido, Alberto López Viejo.

El otrora compañero de fatigas de Agag recaló en Madrid hace un par de años. Venía de probar suerte en Londres, a donde fue a vivir siguiendo la estela de su amigo de la infancia para montar juntos una sociedad de inversión, Adaxx Capital, especializada en arbitraje en materias primas. La aventura, como otras anteriores, no terminó tampoco con final feliz. La pareja Agag-Aznar siguió con su vida en la ciudad del Thamesis, enfocada a metas más altas (Fórmula 1), mientras el resto del equipo se deshacía.

Gordon volvió a España para reengancharse al mundo laboral en los estertores de la burbuja inmobiliaria. Todavía existía un hueco para hacer negocio, sobre todo si podía contar con viejos amigos o conocidos que le ayudaran. En este contexto, Jacobo recaló en una sociedad de inversión inmobiliaria, Castano Corporate, donde Francisco Correa y el también imputado Ramón Blanco, ex consejero delegado de Repsol con Alfonso Cortina, fueron socios y administradores.

De acuerdo con el entorno del propio Jacobo Gordon, “él era un puro gestor y se llevaba un porcentaje de las operaciones. Compraban suelo finalista y se dedicaban a desarrollarlo”. Según ha transmitido el ahora afectado a sus allegados, la actual investigación en marcha no tiene nada que ver con su persona, aunque por el momento prefiere guardar silencio hasta que todo quede esclarecido. Sabe que su condición de amigo de, otrora tan beneficiosa, juega ahora en su contra. 

Amigos desde los años escolares, Agag y Gordon compartieron antes aventuras empresariales variadas y diversas. La primera de ellas apenas duró un par de meses. En torno a Natko, los entonces jóvenes Agag, Gordon y otros socios (Javier Álvarez, Carlos Mazario y Jaime López-Ibor) trataron de hacer su primera fortuna importando a España el juego de moda entre los yuppies de Wall Street. La primera bala no dio en la diana. El negocio de la guerra de ficción con bolas de pintura no cuajó.

Gordon fue uno de los pocos amigos que supo de la relación Ana Aznar, la hija del jefe. Fue en el transcurso de una cena en casa de un amigo. Días más tarde, el noviazgo se hacía público a ojos del clan al acudir de la mano a una de las conocidas discotecas que frecuentaban en las inmediaciones de la calle Fortuny de Madrid. Desde entonces, un núcleo duro de fieles, como Gordon, Luis Sánchez de Lamadrid o Alfonso Fierro, se convirtió en su guardia personal, blindándole de cualquier ataque. Ahora, uno de esos escuderos puede jugarle una mala pasada.

10. Alias.observador11/02/2009, 18:33 h.

menudo clan, supongo que de estos no se libra ni uno.. claro, no creo que haya uno que vaya a su bola mientras los demás se montan sus movidas, no? sería el pringui del grupo.. o quizá seguramente no pertenecería al grupo.. estos grupos de "gente bien" como apunta uno, se montan por interés así que el que no aporta simplemente no pertence.
Ah! por cierto que jóvenes emprendedores que empiezan de cero, hay muchos más que jóvenes emprendedores que empiezan de cien... lo que pasa es que muchos de los que empiezan de cero, simplemente no llegan.
veremos.. a ver si siguen contándonos más sobre esta historia.

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9. andreas 35411/02/2009, 16:36 h.

Bueno ¿y qué? son amigos desde pequeños y ahora dicen que sale el nombre del amigo ¿es que vamos a ser responsables de nuestros amigos?¿de nuestros familiares? aquí cada uno tiene que ser responsable de sus actos y esto de unir a alguien públicamente el nombre de uno que ha hecho una fechoría tiene muy mala pinta. Logicamente estas familias se conocen desde niños, todos los "niños bien" van a los mismos colegios y el que alguno cometa incluso algún delito no tiene porqué hacer que todos los demas estén imputados.Aquí vale "el ensucia que algo queda" y la presunción de inocencia incluso de los llamados por Garzón, juez que deja en el cajón lo que le interesa para sacarlo cuando lo puede explotar, no existe.Pues todos somos inocentes hasta que demuestren lo contrario

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8.  carod11/02/2009, 15:52 h.

Cualquier calificativo es poco para estos deprevadores y que corronpen cualquier hombre o mujer que tocan.

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7. QuehableAgag11/02/2009, 15:25 h.

¿Y que se supone que opinan Agag y Anita Aznar de todo esto? Qué vegüenza como se maneja el mundo!

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6.  FernandoFF11/02/2009, 14:44 h.

Para analizar la trayectoria de cualquier sujeto convertido en "rico" con tan corta trayectoria, es muy fácil saber si hubo tráfico de influencias. ¿Con cuánto capital comenzó Agag? ¿Cúánto tiene ahora? ¿Cuándo comenzó su ascenso?

Miren si enseguida sabríamos si elchico es un lumbrera de las finanzas o del tráfico de influencias.

Y así podemos valorar a todos - de derecha, de izquierda, emprendedor, empresario o simplemente vividores.

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