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Los beneficios empresariales de 2008, en peligro

@S. McCoy - 26/11/2008

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Cuidado con los beneficios de cierre de 2008. Pueden deparar muchas más sorpresas negativas de lo que el común de la comunidad inversora está esperando. No tanto porque la ralentización económica y su incidencia sobre ventas, márgenes o gastos financieros vaya a hacer daño a las cuentas de resultados de las compañías cotizadas, sean éstas financieras o no. Que también. Sino por el impacto contable que, sobre las mismas, se puede derivar de la necesidad de ajustar el valor del fondo de comercio que figura en su balance a la depauperada realidad de mercado. La liebre la levanta el lunes Lina Saigol en su columna semanal de Financial Times. El remate, con cifras realmente escalofriantes, nace de la pluma de Nathalie Boschat ayer mismo en el Wall Street Journal (en una columna que no he encontrado en abierto: IFRS spells write-downs as goodwill withers away). Antes de entrar en lo que dicen, repasemos algunas nociones básicas.

El fondo de comercio es un intangible que figura en el activo del balance. Nace cuando se produce la adquisición onerosa, en el caso que nos ocupa de otra sociedad, por la diferencia entre lo efectivamente pagado por ella y el valor contable ajustado de la adquirida. Se trata de un activo ya que es, en cierto modo, un depósito de valor que no resulta asignable de forma individualizada a otros elementos del balance. Hasta la última reforma contable, su amortización se producía de forma anual durante un periodo máximo de 20 años, siendo, bajo determinadas condiciones, un gasto deducible para la empresa. Sin embargo, a raíz de la aplicación en nuestro país de las normas internacionales de contabilidad, se produce un cambio significativo. Uno, no procede amortizar el fondo de comercio si bien se obliga a la constitución paulatina de una reserva indisponible contra el beneficio del ejercicio, para evitar su distribución al accionista, hasta cubrir su valor contable y con deducción en similares condiciones respecto a la normativa anterior. Dos, dicho valor se ve ajustado anualmente mediante la aplicación de un test de deterioro que permita determinar la consistencia del valor del intangible que figura en balance. Y llegamos de esta manera al quid de la cuestión.

El análisis del valor actual del fondo de comercio, que se suele producir con carácter anual, surge normalmente de dos metodologías que actúan en paralelo: estudio de la capacidad de generar flujos de la inversión y descuento a valor presente de los mismos, por una parte, y aplicación del precio que un potencial adquirente estaría dispuesto a pagar por el bien en el mercado, por otro. Aunque se trata de una decisión, en cierto modo, arbitraria para la empresa titular, en un entorno como el actual, con la presión del mercado y de los auditores de por medio, la posibilidad de que se tengan que producir reducciones sustanciales de sus importes es más que cierta. Con un pequeño problema: no se trata de una triquiñuela contable que pueda ser revertida en el futuro si las cosas mejoran sino que es una decisión irreversible que va directamente contra las cuentas de resultados de las compañías afectadas. Y su importe no es moco de pavo, consecuencia de la orgía compradora que trajo consigo la burbuja de crédito. Señala en su pieza el WSJ que cerca del 30% de la capitalización del Stoxx 600 viene justificado por el fondo de comercio, porcentaje que en Francia se dispara por encima del 40%.

El resultado de la aplicación de la nueva normativa sobre muchas empresas puede resultar dramático. Las menos, verán minorados sus recursos propios hasta un nivel que ponga en peligro su propia supervivencia, entrando en muchos casos en procesos de quiebra técnica que obligarán a ventas forzadas o recapitalizaciones urgentes. Pero para muchas de ellas, las caídas en el valor de su equity se traducirán en una elevación automática de sus múltiplos de endeudamiento con dos implicaciones inmediatas. Uno. Mayor dificultad de obtener crédito para sus operaciones de corto y largo plazo. Y dos. Impacto sobre los covenants o condiciones de financiación establecidas con los bancos acreedores, que normalmente van ligadas a un determinado nivel de beneficios o de activos netos y cuyo quebranto puede llevar aparejada su automática exigibilidad. No es de extrañar, desde  este punto de vista, la sistemática pérdida de valor en el mercado secundario de la deuda ligada a aquellas operaciones de private equity más apalancadas que, actualmente, se pagan por debajo del 70% de su valor nominal.

La conclusión a la que lleva uno a la luz de estas noticias es múltiple. Uno, a día de hoy el riesgo de revisiones futuras de los resultados empresariales es claramente asimétrico y a la baja. Dos, la certidumbre de las optimistas proyecciones de algunos analistas de cara al curso que viene es, cuando menos, discutible. Tres, el impacto de la aplicación como pérdida de una parte del valor del fondo de comercio puede conducir a determinadas firmas a ampliaciones de capital dilutivas que minoren aún más el estimado de beneficio por acción. Cuatro, incluso, como ya hemos señalado, tal actuación puede colocar a más de una compañía entre la espada y la pared, especialmente a aquellas en las que la creación de valor futura derivada de la compra de que se trate descansa más en variables financieras que operativas. Quinto, en un entorno de ausencia de discriminación del mercado entre los distintos valores que lo componen, la tentación de las sociedades, buenas, malas o regulares, de aplicar write-offs masivos de sus activos dudosos es demasiado elevada como para pensar que los gestores se van a poder resistir.  Concluyo: pese a los virulentos movimientos de las bolsas -sin apenas volumen, por cierto- el catalizador para un cambio de tendencia es inexistente a día de hoy y no lo encontrarán en los beneficios de las compañías. Tendremos que esperar, al menos, hasta el segundo trimestre del año que viene para ver las cosas con un poquito más de claridad. Sigan siendo buenos y temerosos de Dios.

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Opiniones de los lectores (38)

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38. usuario registrado ideograma1, 26/11/2008, 21:39 h.

En USA la mayoría de empresas serias han reducido los salarios de los directivos. Y si en Detroit quieren ayudas públicas y poder sobrevivir deberán recortarlos también a los trabajadores.

Se trata de volver a ser competitivos, no solo de cara al mercado exterior (le bastaría con devaluar la moneda) sino en relación a sus competidores internos.

USA es muy competitiva en muchos mercados o apenas tiene competencia en otros, pero necesita serlo en muchos más sectores y reducir considerablemente su endeudamiento público y privado.

España no puede endeudarse apenas nada más y casi no es competitiva ya en ningún sector. Tampoco puede devaluar el euro. Luego estamos obligados también a ser más competitivos (y reducir nuestros costes salariales) para poder reducir el desequilibrio de la balanza exterior. Si además trabajamos con superávit presupuestario y reducimos la deuda pública y privada, dormiremos mejor.

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37. usuario registrado ideograma1, 26/11/2008, 21:38 h.

A España le está sucediendo algo similar a lo que ha sucede en USA pero salvando las distancias a su favor. Cada economía presenta sus peculiaridades.

USA es el país más endeudado de entre los desarrollados (en términos de deuda pública, de las familias y desequilibrio de la balanza exterior) A España, con unas administraciones públicas muy endeudadas, ya en déficit presupuestario y con idéntico desequilibrio de la balanza exterior y similar endeudamiento de las familias, no le es posible acceder a mayor endeudamiento público. Y en buena medida tampoco a más deuda de particulares y empresas.

El dinero es finito, mientras a nadie se le ocurra fabricarlo abiertamente. Y España no sostiene al dólar como lo hace USA, que pretende casi doblar su endeudamiento público.

La humanidad en su conjunto se ha empobrecido (solo 30 billones de dólares en los mercados) El precio actual del barril de petróleo no permite que muchos países se enriquezcan. Parece que las personas compran muchos menos coches, electrodomésticos y casas.

Cada vez hay menos dinero y el que existe no se fía ni de la banca, ni de las empresas, ni de los estados (incluyendo a USA) ni de nadie.

(cont.)

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36. usuario registrado negundo1, 26/11/2008, 20:40 h.

Sr.McCoy, otro día más repitiendonos que todo está jorobado. En fin, yo otro día más le repito lo mismo. Machaquenos con las soluciones.

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35. usuario registrado jibaro1, 26/11/2008, 20:21 h.

Baroja -27- Si lees bien mi comentario, veras que digo que el hombre es egoísta. Además ahora te afirmo que es egoísta por naturaleza. Es decir, que somos así y estamos predestinados a ello genéticamente. El liberalismo económico estimula y exacerba aun más esta tendencia natural del ser humano. Nos conduce al individualismo (más egoísmo) y a la explotación del hombre por el hombre. Esto último es de las pocas cosas ciertas que tiene la fenecida teoría marxista. Lo cortés no quita lo valiente
No soy marxista. Además, al pan pan y al vino vino. Si te digo la verdad, ninguna doctrina ideológica tiene mis preferencias y no creo que llegue a existir el sistema ideológico perfecto, en el cual podamos confiar los seres humanos, pues como bien sabes el hombre es imperfecto, por lo tanto sus creaciones intelectuales y materiales son deficientes y por esto deduzco que no son de fiar. Un saludo.

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34. usuario registrado pet1, 26/11/2008, 19:02 h.

Despistao:

Para abrir boca: Con inflación, cada año tu deuda (la que tu debes) vale menos.
Quiero decir que los 400 euros que pago mensualmente por mi hipoteca a tipo fijo, dentro de 15 años, con una inflacion del 3%, será una cuota de 400 euros de entonces, pero de 253 euros de ahora. Tu sueldo lo habrán actualizado a la inflacion, pero la cuota de hipoteca no.

Con deflacion al reves.

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@S. McCoy

Experto financiero que escribe Valor Añadido. Es un incisivo analista que despertó el interés de nuestros lectores con sus brillantes y didácticos artículos sobre empresas, sectores y tendencias del mercado.

 

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