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“No quiero vivir siendo sólo un prisionero de guerra” y lo ha conseguido. A sus 72 años de edad, John McCain se encuentra a las puertas de convertirse en el hombre más poderoso del mundo. Sólo 12 puntos de diferencia con su rival, el candidato demócrata Barack Obama, le separan de la Casa Blanca, que tendrá nuevo inquilino en tan sólo 11 días. Si finalmente consigue convencer al electorado, se convertirá en el presidente más viejo de la democracia de los Estados Unidos .

La de McCain es una historia digna de Hollywood, no en vano sobre las memorias del senador de Arizona se filmó para televisión Faith of My Fathers. Hijo y nieto de marine, la formación y educación de McCain no ha sido otra que la militar y ello ha influido y mucho en su carrera política. Hombre especializado en relaciones internacionales donde los haya, sus rivales durante la campaña electoral le han atacado directamente sobre su principal talón de Aquiles frente al electorado: la guerra de Irak. Y es que McCain ha sido un ferviente defensor de la intervención de Estados Unidos en dicho país, de la que ha dicho en más de una ocasión que “debe ser combatida para concluirla triunfalmente en la década de 2000”.

No obstante, a su favor cuenta con la defensa pública que ha hecho contra la tortura, más aún tras los escándalos cometidos en Guantánamo. Sus jefes de campaña han sabido sacar provecho a su condición de ex prisionero de guerra en Vietnam, donde pasó cinco años en un zulo de dos metros por dos metros.

Piloto de cazabombarderos, el 26 de octubre de 1967 fue derribado cuando realizaba una misión sobre Hanoi. Del impacto contra el lago Truc Bach se destrozó las dos piernas y se rompió un brazo, aunque eso no fue nada comparado con lo que estaba por llegar. Las tropas enemigas le rodearon, apalearon y torturaron antes trasladarlo a la prisión de Loa Lo, donde permaneció hasta marzo de 1973 sometido a innumerables vejaciones.

Las secuelas de aquellos años aún son evidentes. Si en algo ha flaqueado McCain ha sido en su imagen física. Capas de maquillaje, que le han costado el sobrenombre de ‘hombre de cera’, disimulan las cicatrices de su cara, los rastros de la metralla y las marcas de las múltiples operaciones a las que se ha visto sometido como consecuencia de un cáncer de piel que le detectaron en 1993. “Soy más viejo que la mugre y tengo más cicatrices que Frankenstein” ha repetido en numerosas ocasiones durante la campaña.

Las elecciones de la crisis

El mundo se enfrenta a una de las mayores crisis económicas de su historia y es precisamente Estados Unidos el epicentro del tsunami que asola todos los mercados financieros. Si por algo se recordará la campaña electoral de 2008 es por las elecciones ‘subprime’. La crisis de las hipotecas de alto riesgo ha cobrado virulencia en la recta final de la carrera presidencial y, gane quien gane, se tendrá que enfrentar al primer déficit de un billón de dólares. Es por ello que la actual situación económica y el futuro del país se ha convertido en el eje central tanto del discurso demócrata como del republicano.

Hombre de principios, McCain es conocido en la prensa norteamericana como “Maverick”, por levantar en numerosas ocasiones la voz contra temas clave apoyados por su partido. De hecho, en 2006 denunció los abusos del sistema financiero y abogó por reformarlo afirmando que Fannie Mae y Freddy Mac “traerían muchos problemas”. Sus peores presagios se cumplieron en julio de este año. A pesar de ello, el senador por Arizona ha sido duramente criticado por sus carencias económicas.

Y es que la polémica sigue a McCain allá donde va.  Algo que se le ha recriminado durante toda su carrera ha sido su mal carácter y su facilidad para hacer comentarios de lo más inapropiados. Son muchas las perlitas que ha dejado McCain en las hemerotecas a lo largo y ancho del país. Desde llamar “pelele con zapatos de plataforma” al presidente de Corea del Norte, pasando por asegurar que Pakistan “apesta” hasta calificar de “maldito idiota” al republicano Chuck Grassely.

Carrera política

A la segunda fue la vencida. Si en algo se ha caracterizado McCain es en que ha sido el gran desconocido hasta el pasado mes de septiembre, cuando fue elegido formalmente candidato a la presidencia en el Congreso Republicano. Hasta la fecha, su precampaña pasó inadvertida, bien nublada por la guerra entre Obama y Hillary Clinton, bien por el peso de sus contrincantes: el ex gobernador de Arkansas Mike Huckabee y el ex alcalde de Nueva York Rudy Giulliany. Pero McCain se llevó finalmente el gato al agua y se quitó la espinita de las elecciones de 2000 cuando fue batido por un George Bush con mucho más presupuesto y más influencias.

Firme opositor al peso del dinero en las campañas electorales, se erigió como el gran reformador del uso de fondos en la política a través de la conocida como “Ley McCain-Feingold”.

Desde que decidió ser inquilino en la Casa Blanca, se convirtió en un insurgente contra la influencia del poder económico en Washington y fue uno de los grandes detractores de Bush, pese a pertenecer al mismo partido. No obstante, sí apoyó a su presidente en la reelección de 2004 esperando su momento. "Vamos a arrebatar la política de las manos del Gran Capital y de los lobbies que han corrompido Washington. Vamos a devolver el poder a los ciudadanos estadounidenses", afirmó en su primera elección ganando una gran popularidad entre el electorado.

Joven aficionado a las fiestas

Natural de Coco Solo, Panamá, donde nació un 29 de agosto de 1936, McCain ha mamado la instrucción militar desde su más tierna infancia, algo que ha marcado fuertemente su carácter. Su padre, oficial naval de la Marina Norteamericana y su abuelo, almirante cuatro estrellas de la Armada de Estados Unidos.

Tras pasar por 20 colegios distintos en función de los destinos asignados a su padre, ingresó en la Academia Naval de Estados Unidos donde se graduó en 1958. Pronto se convirtió en líder moral de muchos compañeros, defensor de los más débiles y reaccionario con los altos mandos. Su paso por la academia no dejó indiferente y se ganó a pulso la fama de “joven aficionado a las fiestas”.

No fue hasta 1965 cuando asentó cabeza casándose con Carol Shepp, modelo en Philadelphia, y con la que tuvo una hija, a parte de los dos hijos anteriores de su mujer a los que dio su apellido.

Pero la vuelta de su cautiverio, sumada al terrible accidente que tuvo Shepp durante su ausencia, que le dejó graves secuelas, acabó por romper su matrimonio. En 1979 conoció a Cindy Hersley, hija de una acaudalada familia de Arizona gracias a la cual ha podido costear la campaña electoral. Sus dos matrimonios han dejado en total siete hijos, de los cuales sólo cuatro son biológicos.

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