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TRIBUNA LIBRE
Javier Ybarra.-
Así resolvieron los buenos banqueros las anteriores crisis
@Javier Ybarra.- - 07/10/2008 06:00h
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Mientras el G-8 ya ha decidido dar una respuesta conjunta a la crisis financiera, los políticos españoles no acaban de ponerse de acuerdo sobre el modo de enfrentarse a ella. Y así, junto a la frialdad incolora de la crisis económica, el Gobierno, con su etérea actitud, nos introduce en los dominios de la psicología y la sugestión colectiva, de modo que corremos el riesgo de acabar hundidos en el mismo o parecido pesimismo económico que ya padeció España durante el regeneracionismo, a principios del siglo XX.
Cuando un país entra en depresión, entran también sus terminales nerviosas, las cuales, penetradas por ondas invisibles, abren paso a una indiferencia colectiva que lleva a la ciudadanía a ponerse en manos del destino, en una especie de claudicación general frente a los retos cotidianos. ¿Sería casualidad que, entre 1973 y 1974, el año en que el mundo entró en recesión, murieran en Francia, como consecuencia de dos desastres aéreos sucesivos, 470 personas, de las cuales 345 perecieron por culpa de una puerta mal cerrada durante el vuelo de un DC10 entre París y Londres? Pero si el pesimismo es peligroso, no lo es menos el optimismo congénito (o interesado).
Zapatero se empeñó en ofrecernos una versión optimista de la crisis y ahora se excusa culpando de ella a Norteamérica, mientras se niega a suministrar al enfermo la medicina liberal que le receta el PP. Probablemente desconoce que, en 1973, las perturbaciones que el alza de los precios del petróleo provocaron en las economías mundiales pudieron suavizarse gracias al espíritu de cooperación entre políticos y países que venían de disfrutar de la edad de oro del capitalismo (1950-1973). Fue precisamente ese espíritu de colaboración el que logró que el mercado internacional se mantuviera casi intacto, sin padecer los desastres de los años 30.
La crisis de 1973 llegó a España con retraso. En realidad, el franquismo no le había permitido la entrada en territorio nacional al decidir que el Estado absorbería los costes del aumento de los precios energéticos en vez de repercutirlos. Ello provocó un aumento del déficit presupuestario que mantuvo a los gobiernos de la transición atados de pies y manos. Pero el Régimen vivía su anochecer y era preciso mantener al Cid a lomos de Babieca. El 20 de diciembre, dos días antes de que los países del Golfo Pérsico decidieran doblar los precios del barril como represalia al apoyo de Estado Unidos a Israel, ETA asesinó al almirante Carrero Blanco. El gobierno de Arias Navarro, pensando que la crisis sería pasajera y que el general Franco enfilaba el tramo final de su vida, retrasó el colapso económico que luego haría acto de presencia con mayor virulencia.
La economía mundial empezó a levantar cabeza en 1981, justo cuando España vivía su revolución bancaria. De unos 110 bancos que había operativos en 1977, cerca de 60 sudaron la gota gorda entre ese año y 1985. Los casos más clamorosos fueron la suspensión de pagos del Banco Urquijo en 1981, la quiebra del Banco de Navarra y la nacionalización de Rumasa, holding que controlaba 18 bancos. Para salir del trance, los banqueros españoles contaron con la ayuda de una eminencia gris a quien Álvarez Rendueles, durante el tiempo que fue gobernador del Banco de España, consultaba a cada instante, tal como hacían los griegos cuando acudían al Oráculo de Delfos para plantear a los dioses sus cuestiones más inquietantes. El oráculo de Rendueles era burgalés y antifranquista y poseía el orgullo del cardenal Rampolla quien, según Thomas Mann, “leía la misa con pomposa humildad y era una personalidad extremadamente inteligente y decorativa”.
Se llamaba Mariano Rubio y desde 1977, primero como subgobernador y luego como gobernador, ya había previsto la crisis e incluso había diseñado, junto a los banqueros privados, un plan para evitar el colapso de la banca. Nació así el Fondo de Garantía de Depósitos, a imitación del Federal Deposit Insurance Corporation, no sin que antes constituyeran la Corporación Bancaria, a partes iguales entre la banca privada y el Banco de España. El rescate de los bancos en apuros estaba asegurado, y para reafirmarlo unos y otros acordaron favorecer la entrada de la banca extranjero, que pronto se convertiría en propietaria de las pequeñas entidades en apuros.
La banca española, que ya tenía a Europa como modelo a imitar, emprendió el camino de las fusiones. Y junto a los nuevos acorazados bancarios emergieron sus nuevos almirantes: Pedro Toledo, el atractivo e inteligente sefardí bilbaíno a quien tenían prohibida la entrada en la Sinagoga de Neguri, pero que, a veces, se colaba en ella de la mano de Cala Ampuero. O Mario Conde, un rumboso personaje a quien, al ascender a las altas cumbres, comenzó a faltarle el oxígeno al punto de terminar sucumbiendo víctima de lo que Malraux llamó el “síndrome del sol”.
La crisis del 73 llegó nueve meses después de que Luis Buñuel obtuviera con El discreto encanto de la burguesía el Oscar a la mejor película. Ahora, la crisis financiera llega justo cuando un originario del Continente africano se dispone a convertirse en el emperador del mundo, que bien podría ser el revulsivo que este perro mundo necesita para cambiar la intolerancia por el diálogo. ¿Logrará alcanzar esta España enrocada en sí misma las cotas de diálogo necesarias para salir de la crisis? O, frente a los vientos de crisis que soplan, ¿preferirá levantar muros con los que protegerse, en lugar de construir molinos para aprovechar los vientos?
*Javier Ybarra es autor de Nosotros, los Ybarra.
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Opiniones de los lectores (12)
12. Nap08/10/2008, 16:53 h.
Siempre hasta ahora los "paganos" de los desmanes de los Bancos Centrales y de los banqueros de rapiña seremos los ciudadanos de a pie con nuestros impuestos o sobrecostes bancarios. Si no diganme de donde saldrán los miles de millones que ponen los gobiernos para paliar (que no resolver) la crisis... de nuestros impuestos, es decir que le tengo que pagar el yate al banquero millonario que se va del banco quebrado. Es decir tengo que pagar con mi dinero al que me ha robado para subsanar lo robado a mí. Esto si que es divertido!!!
11. 
Caserío de Maruri07/10/2008, 19:39 h.
carlines, laztana, bai. (En castellano: carlines, querido, sí). Se arregló con el FGD y antes con Corporación Bancaria, donde los banqueros privados y el banco España metieron pasta a mogollón. Y , además, dando entrada en España a bancos extranjeros que se pusieron las botas comprando bancos en apuros (el Barclays se hizo con el Valladolid, etc) además de otras medidas que se las puedo explicar por carta, pues ocuparían alrededor de 404 páginas. Está hecho ud un panoli. Un saludo afectuoso
10. carlines07/10/2008, 19:06 h.
Despues de leer el artículo, muy ameno en su lectura por cierto, no se como resolvieron los buenos banqueros las anteriores crisis ¿creando el fondo de garantía de depósitos?
9. Caserío de Maruri07/10/2008, 18:44 h.
Creo que la banca y la empresa españolas van a salir fortalecidas de esta crisis gracias a su responsabilidad y buen hacer. A Mariano Rubio no le conocí pero conozco, y bastante, a su viuda Carmen Posadas que es de las tías más potxolas (majas, en Bilbao)que he conocido. Lo de potxolas (adorables, en los madriles) se dice aquí, en Maruri. Un hombre que se casa con una gran mujer es un gran hombre. Nube Roja, el forero a abajo, debe pertenecer a la reserva india de los famosos talibanes del Missisippi.Un saludo.
8. Nube Roja07/10/2008, 17:11 h.
¿Quien ha llevado a la ruina a los pequeños ahorradores? ¿Los banqueros o los que saben aprovecharse de los débiles en los mercados? Debería escribir un nuevo libro: El arte de llevarse el dinero del confiado. Sin enigmas.
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