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¿Somos infieles?

Seguros empresas empleados fraude

@José Mª Elguero - 03/10/2008 6:00h

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No, estimado lector, no me estoy refiriendo al matrimonio ni a las uniones de hecho que, por cierto, se ha reducido en España el número de separaciones y divorcios en lo que va de año como consecuencia de la crisis. Es lo que tiene la falta de dinero, que hay que aguantar al cónyuge hasta que la muerte los separe…

Cuando Daniel apareció en el garaje de la oficina con un coche deportivo y mejor que el de su jefe, se dispararon todas las alarmas. ¿De dónde había sacado Daniel el biplaza? Una pequeña investigación reveló que Daniel utilizaba dinero de pagos de clientes para financiar las letras del coche, que abonaba al mes siguiente con los nuevos pagos de clientes… hasta que los clientes dejaron de pagar. La crisis.

 

La infidelidad de los empleados causa estragos en las empresas. El 85% de las empresas de todos los sectores considera que la infidelidad de sus empleados es un riesgo real y el 45% de ellas -casi una de cada dos- admite haber sido víctima de robos de sus propios empleados. Pese a todo, el 79% de las empresas reconoce no tener una política definida y un plan de actuación contra la infidelidad de empleados, siendo una de sus debilidades la falta de controles internos en el 30% de los casos.

 

Aunque el 10% de las personas sean honestas, el 10% son deshonestas y el 80% restante son potenciales defraudadores. El 50% de los fraudes contra las empresas está cometido por empleados, el 25% por clientes y proveedores y el 25% restante fueron fraudes informáticos realizados por terceros desconocidos.

 

El perfil del empleado defraudador, sin incluir los robos en el sector de la distribución, responde mayoritariamente al de un varón de entre 30 y 45 años, con formación media-alta, con un cierto nivel directivo dentro de la empresa y que realiza estas conductas más que por necesidad, como reto o por venganza. En el 59% de los casos, el empleado llevaba 3 años o más en la empresa. Si no se les descubre en la primera ocasión que defraudan, el 91% de los empleados repite su conducta (1 de cada 3 llevó a cabo más de 50 actos de deslealtad en los últimos 5 años). El 60% de los fraudes son cometidos por empleados de nivel bajo y medio, el 30% por gerentes, jefes y directivos y el 10% restante por ejecutivos del máximo nivel, pero curiosamente son los grandes ejecutivos quienes causan a la empresa el 75% de las pérdidas, mientras que los empleados de menor nivel sólo perjudican en un 5%.

 

La mitad de los fraudes se descubre al realizar controles internos, mientras que el 20% proviene de informantes internos o externos y un 10% se descubre de manera accidental.

 

Esta infidelidad de los empleados se produce por varias causas: insatisfacción o desmotivación del empleado, falta de principios éticos, ausencia o insuficiencia de controles en las empresas, desconocimiento de políticas de prevención y represión del fraude, exceso de delegación o delegación sin supervisión, escasa conciencia del problema por parte del empresario, alta rotación del personal y bajo compromiso con la empresa, falta de conciencia de estar haciendo algo malo, etc. Esta última causa, que se produce en el 40% de los casos, tiene como resultado que en el 80% de las empresas víctimas de deslealtad se despidiera al empleado, premiándole con una indemnización, pero sólo la mitad de ellas investigó sobre las causas y el vacío que aprovechó el empleado defraudador.

 

El empleado infiel actúa así cuando concluyen al menos tres de los siguientes factores: auto justificación, oportunidad, necesidad y débiles principios morales. La forma de defraudar al empresario es tan clásica como variada, aunque existen fórmulas realmente imaginativas: facturas falsas, acuerdo de precios más elevados con los proveedores, invertir dinero de la empresa en adquisiciones privadas que se devuelven con nuevas remesas de la empresa (efecto bola de nieve), sustracciones periódicas de pequeñas cantidades o unidades de productos (efecto hormiga), discrepancias entre las especificaciones de un equipo y los datos y precio de la factura, modificaciones de stocks, robo de información (el 45% de los empleados que abandona una empresa reconoce haberse llevado en soportes diversos, desde CD´s hasta memory sticks o reenvíos a e-mails privados, documentación estratégica y sensible de la compañía), etc.

 

Para las empresas, las consecuencias son graves y en algunos casos contribuyen a su desaparición: pérdidas económicas, de imagen, de confianza de clientes y proveedores, desmotivación de la plantilla, deterioro del ambiente de trabajo, etc. En los 12 últimos meses, una de cada dos empresas ha vivido una experiencia de infidelidad de sus empleados, habiendo sufrido el 30% pérdidas de al menos un millón de euros en los 5 últimos años, que afectaron a la facturación en cerca de un 5%.

 

Naturalmente, existen seguros para la cobertura de este riesgo, cuya contratación hasta ahora era más bien escasa, ya que al empresario español no le gusta admitir que en ocasiones sus sistemas de control fallan o sus empleados son capaces de burlarlos –tan poco le gusta, que a estas pérdidas las denomina eufemísticamente “pérdidas desconocidas” más por el autor que por la causa, claro-, pero desde mitad de año la contratación está aumentando, pues evidentemente los robos por infidelidad de empleados están creciendo.

 

¿Será un problema de motivación, de genética o de principios? ¿O será un virus?

 

José Mª Elguero, subdirector de Riesgos Financieros y Profesionales de Marsh

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3. El Abajo Firmante1, 03/10/2008, 16:49 h.

Yo he sido un empleado infiel, no demasiado bueno ya que me pillaron por una casualidad. No soy honrado y mis principios morales son débiles Pero al estar en niveles altos de responsabilidad en una empresa vemos y hacemos cosas como : he recibido la orden de echar sin contemplaciones a una empleada que perdió su embarazo en el noveno mes por si se volvia a quedar embarazada, dar de baja voluntaria a un empleado que no caía simpático (literalmente trabajaba perfectamente) ya que así seria más fácil bajar su indemnización, ya que sin paro no tendría ingresos. Mis jefes mintieron al juez por una compraventa fallida de una sociedad, y le "ratearon" un montón de € a un directivo falsificando datos contables. Así que no se extrañen...Aunque no seamos buena gente estamos entre iguales.

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2. usuario registrado ptholome1, 03/10/2008, 13:16 h.

Efectivamente: Es una cuestión de valores y principios. En España se considera muy mal a los empresarios y se les desprecia. Se les trata siempre de explotadores y esto hace que muchos de los empleados roben sin mala conciencia y, lo peor, los demás lo saben y callan. A mí me ocurrió y nadie me dijo nada hasta que ese empleado se fue de mi tienda. Los demás lo sabían y callaban.
Ayer, en la peluquería, decían unas clientas que, si les colaban un billete falso, ellos se lo colarían a otra persona. Yo les dije que eso es robar a esas personas y ne sostuvieron que no. les dije que es lo mismo que si me roban un Televisor y yo se lo robo al vecino. No estuvieron de acuerdo pero les dije que es robar a los demás y que nos es bueno engañar. Si te cuelan un billete falso hay que aguantarse y mirar los billetes que la gente nos da cuando nos cambian. Incluso el cajero de un banco nos puede colar uno para no pagarlo él.
Un saludo

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1. usuario registrado aloisius1, 03/10/2008, 12:45 h.

Yo creo que es un problema de conciencia moral. El relativismo moral es lo que trae.
Y con la implantación de la Educación para la Ciudadanía la cosa irá a peor.

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