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TRIBUNA
Javier Ybarra*

¿Por qué son tan buenos los banqueros españoles?

Banca española Manuel Girona Matesa banqueros

@Javier Ybarra* - 03/10/2008 06:00h

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La mejor situación financiera con la que los banqueros españoles hacen frente a la crisis internacional que vivimos no se debe ni a la casualidad, ni al férreo control que ejerce sobre ellos el gobernador del Banco de España. Se debe, sobre todo, al Método del Buen Banquero que, de generación en generación, se ha ido transmitiendo virtualmente de unos a otros como un legado de autocontrol y autorregulación, de un modo parecido a como los judíos expulsados de España en 1492 transmitían por testamento las llaves de sus casas de Toledo.

 

Manuel Girona, el primer banquero privado de España, activó esas alertas que él había aprendido a desplegar gracias a su amistad con los banqueros de Francia cuando, en 1844, fundó el Banco de Barcelona. Al principio, la banca española sirvió no sólo al ahorro sino también al crecimiento del país.Todo a imitación de Francia, donde las Sociedades de Crédito, similares a los bancos pero sin la facultad de emitir billetes, actuaban como promotoras de grandes obras y negocios, entre ellas la línea ferroviaria Irún-Madrid, propiedad del Crédit Mobilier. Heredero de esta sociedad es Banesto del que, por entonces, se decía que “ni es español – tenía mayoría de capital francés – ni es banco”.

 

Si durante el siglo XIX el Banco de  España compitió con la banca privada a la hora de captar cuentas corrientes y, al mismo tiempo, operaba como  banco estatal, a partir del primer tercio del XX, el Banco de España se convirtió, por obra y gracia de Francisco Cambó y de su Ley de Ordenación Bancaria de 1921,  en banco de bancos y prestamista final.

 

Por entonces, la vida económica española vivía un escándalo financiero de colosales proporciones: La quiebra fraudulenta del Crédito de la Unión Minera, un poderoso banco de origen vizcaíno que pertenecía al Banco Central y cuyas maniobras orquestales en la oscuridad inspiraron a Zunzunegui sus famosas “Novelas de la quiebra”. Personalidades de la época sacaron de la caja 25 millones de pesetas para, sin contrapartida alguna, jugar en Bolsa. Pero la Bolsa se fue a pique y con ella el banco vizcaíno. Un juez de Durango inició las investigaciones pero el Supremo, alegando que se hallaban implicadas altas personalidades, se declaró competente para instruir la causa. La dictadura de Primo de Rivera corrió un tupido velo sobre el caso y, en 1925, a través del Concierto Económico de Vizcaya, el Estado devolvió el dinero a los accionistas vizcaínos de la Unión Minera.

 

La Ley Bancaria de 1946 convirtió al Banco de España en un simple banco emisor y al Ministerio de Hacienda en el dueño y señor de la política monetaria. Con esta ley llegó también el llamado statu quo: los banqueros privados aceptaban someterse al Ministro de Hacienda con la mayor disciplina y, a cambio, el Gobierno prometía no ceder a las presiones intervencionistas de los falangistas y daba garantías de que no se permitiría la aparición de nuevos bancos por el horizonte financiero. Además, se convino en proseguir con la banca mixta (banca comercial más banca industrial y de negocios), a la que en Europa consideraban heterodoxa y  era despreciada por el consejero delegado del Banco Hispano Americano, Andrés Moreno, el mismo que cantaba aquello de “somos un banco alegre, pero somos un banco seguro”.

 

Durante el franquismo, un ministro de Hacienda actuaba sobre un banquero privado como por hechizo, por la magia de su voluntad y de su influencia sobre la lucecita de El Pardo. En 1971 ví correr por La Avanzada de Neguri al conde del Cadagua, presidente del Banco Vizcaya en dirección a su casa porque, desde el balcón de su palacete, le gritaba una de las sirvientas engalanada con su pechera almidonada, el delantal de damasco y tocada con un moño de seda: “Señor conde, señor conde, el señor ministro de Hacienda al aparato”. El llamado statu quo existió hasta que, en 1962, tras la nacionalización definitiva del Banco de España, comenzó a perder parte de su esencia escasamente liberal.

 

El caso Matesa aceleró la llegada de la liberalización bancaria pues demostró que el sistema de créditos privilegiados que el Régimen concedía a través del Banco de Crédito Industrial había fracasado. Quienes ahora proponen la creación de bancos oficiales para suplir las deficiencias y extralimitaciones de la banca privada o quienes, emulando a los falangistas españoles de 1946, exigen un férreo control sobre ella deberían recordar que la banca comercial y clásica, no la de negocios, flota con soltura sobre el mar encrespado de las subprime y los negocios heterodoxos y que, como apunta Gabriel Tortella, “el papel de la banca oficial en este caso sería competir en el mercado para restablecer las condiciones de libre concurrencia”. 

 

*Javier Ybarra es autor de Nosotros, los Ybarra.

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Opiniones de los lectores (19)

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19. usuario registrado llagher1, 06/10/2008, 12:15 h.

Como ven he dejado al Santander y Popular siempre han sido dos bichos raros (quiero decir diferentes pero mucho más) y dos mundos aparté, con dos filosofías propias y personales la de los Botín que aún perdura incrementada por la de Don Emilio aquel hijo mayor a quien su padre menosprecio, pensando que su otro hijo era mejor como heredero. Los Valls que marcaron época en el popular que ahora debe marchar sin la presencia de la marca impuesta por el mayor de ellos y creo que tampoco el segundo.

Pues bien este no es un libreto o un libro o un sistema, fue una reestructuración, unos hombres a los que la Inspección los cogio de los brazos los zarandeo, les enseño las miserias de décadas.

De que les sirvió de nada pues en que han quedado en dos grandes, a los que el Banco de España es incapaz de controlar, por eso el Sr. Mafo se dedica a las Cajas de ahorro y de paso deja en la miseria a los ahorradores a los que les corta su ritmo de cobro y pago, por su ineptitud, en diseñar siquiera una política de seguridad bancaria, o en asesorar al Vicepresidente de Economía en lugar de enredar con el ciudadano de apíe que es el único que no puede protestar.

2ª PARTE

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18. usuario registrado llagher1, 06/10/2008, 12:14 h.

No voy ha entrar tan lejos pero que le parece la estampida en Barcelona del Colonial, fue de aupa.
Le recuerdo que a los inicios de la Transición Barcelona tenia 25 Cabeceras de Fichas Bancarias Activas, cuántas tiene ahora creo que ninguna, no tengo el dato pues estoy ya prejubilado.
Década de los 70 a 80 D. Mariano Rubio (General Franquista) al Frente del banco de España con la aquiescencia del celebre economista Navarro del PSOE y Ministro Liberal de Economía Sr. Solchaga, tiene que hacer frente a la reestructuración, y modernización del Sistema Financiero Español, con un muy buen equipo de Inspección con Luis Ángel Rojo, los Banqueros Asiain, Rafael Acosta del Bilbao, Pedro de Toledo, Alfredo Sáenz del Vizcaya, Escamez del Central, García Mansí, Conde de Banesto, Claudio Boada, Amusategui y Corcostegui del Hispano.
Me dejo a cantidad de ellos Argentaria, no logro enfocarlos en este momento del BBVA Uriarte y Goiri.
1ª Parte

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17. usuario registrado Bancolino1, 03/10/2008, 21:43 h.

He trabajado en una entidad financiera durante muchos años; los tiempos han cambiado, y con ellos la forma de hacer banca: Savia nueva sustituye al saber viejo y la generación de la sociedad de la consecución inminente del deseo, de la urgencia por llegar a ninguna parte, del "bonus" de hoy, tiene un claro ejemplo en las anécdotas que he publicado en http://asociacionuniter.wordpress.com/ que os recomiendo ver.

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16. usuario registrado zerav1, 03/10/2008, 20:14 h.

Los bancos deben realizar como actividad principal la de siempre: tomar el dinero de los titulares de las diversas cuentas y prestarlo a los particulares y empresas. Lógicamente con un beneficio como cualquier S.A.
Con un departamento de riesgos adecuado, bien.
El resto de actividades nunca deben suplantar ni superar a la mencionada.
Ese es el secreto, no otro.

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15. usuario registrado albertovz1, 03/10/2008, 19:49 h.

Cosas veredes, amigo Sancho...

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