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Richard Fuld, héroe, Wall Street, Perfil Cotizalia
@Elena Sanz - 13/09/2008 06:00h
Este fin de semana puede decidirse el futuro de uno de los históricos ejecutivos de Wall Street. Richard Fuld, CEO de Lehman Brothers se enfrenta, con toda probabilidad, al momento más difícil de su carrera profesional y personal. El cuarto banco de inversión de Estados Unidos se encuentra al borde del colapso y su venta, al menos parcial, parece la solución más viable.
Mercado y medios de comunicación barajan las dos opciones, mientras Fuld se muestra dispuesto a luchar contra viento y marea para evitar que el coloso financiero caiga en manos ajenas. Reserva Federal y Gobierno ya han tomado cartas en el asunto, según la prensa norteamericana, pero evitarán por todos los medios el uso del dinero público y Fuld, que caiga en manos ajenas. Luchará por la independencia del banco como ya intentó, pero sin éxito, en 1984.
Entonces, con indignación, vio con gran pesar cómo Lehman Brothers caía en manos de American Express. Pese a ello, decidió no abandonar el barco, tal y como hicieron algunos de sus compañeros. Y su fidelidad tuvo recompensa. Diez años después, Lehman recuperaba su independencia y Fuld se hacía con el timón del banco. Atrás quedaban 25 años de duro trabajo en una entidad en la que entró en prácticas en 1969 cuando estudiaba en la Universidad de Colorado, hasta llegar a lo más alto. Lehman Brothers es su vida. Entre sus brazos ha forjado su leyenda de superviviente.
No en vano, ha conseguido mantenerse al frente del banco cuando las cabezas de algunos de sus grandes rivales empezaron a bailar en Wall Street tras el estallido de la crisis subprime. Tal es su vinculación a Lehman, que a sus 62 años asegura llevar sangre verde -el color corporativo del banco- por sus venas. Pero es ahora cuando se enfrenta a un momento crucial. El banco se desangra y hay poco tiempo para taponar las heridas. Las acciones se han derrumbado esta semana un 70%, mientras que sus balances financieros presentan un agujero de 3.900 millones de dólares durante el tercer trimestre.
Fuld necesita una solución, pero no a cualquier precio. Ahora deberá demostrar en el campo de batalla su dureza y su lealtad para salvar a la entidad de la tumba. No tirará la toalla. “Hemos atravesado dificultades con anterioridad, y siempre hemos salido fortalecidos”, aseguraba esta misma semana cuando se vio obligado a adelantar la presentación de resultados del banco y a anunciar un plan de restructuración orientado al ahorro de costes y a la inyección de efectivo. Sin embargo, aunque lo consiga, son muchos en Wall Street los que dudan de que el banco, uno de los más antiguos de Estados Unidos –fue fundado en 1850 por tres inmigrantes alemanes que comercializaban algodón-, vuelva a ser el mismo. Incluso si consigue sobrevivir como una firma independiente.
Ahora, y por primera vez, su puesto y su capacidad para afrontar la crisis están siendo cuestionados. “Era un líder nato. Tenía un don especial para el liderazgo. Era capaz de hacer que la gente le siga”, comentaba esta semana al New York Times el antiguo presidente de American Express, Thomas Schick. Ahora esa confianza se ha perdido. “Tienen que empezar a hacer cosas en lugar de decir que las van a hacer”, comentan en Times Square, sede del cuartel general del banco. Por eso, Fuld ya ha movido ficha y este fin de semana puede decidirse el futuro del banco al que ha dedicado tanto esfuerzo y dinero “como si fuera uno de sus propios hijos”, comentan quienes le conocen. “Sacar a la entidad de este atolladero sería su gran logro”, añaden.
Una cuenta corriente llena de ceros
Esta dedicación plena ha tenido sus recompensas. Por un lado, el gran reconocimiento profesional en la Gran Manzana, y por otro, suculentos ceros en su cuenta corriente. El año pasado, sus ingresos ascendieron a 22 millones de dólares –según datos de Forbes-, aunque las cifras asustan si nos remontamos a 1994, año en el que Lehman Brothers salió a bolsa. Desde entonces ha conseguido cerca de medio millón de dólares gracias a la venta de opciones sobre acciones y títulos de la entidad.
Según los cálculos de la revista Fortune, el último gran héroe de Wall Street habría amasado 487,7 millones de dólares –antes de impuestos- de la venta de 14,4 millones de opciones y acciones ordinarias. En los últimos catorce años, sin duda el más productivo fue en 2000. Entonces, su cuenta corriente engordó en más de 100 millones. Incluso el año pasado, cuando los títulos de Lehman Brothers cayeron un 16% por las turbulencias financieras del verano, consiguió embolsarse 53 millones. Fuld lleva en las venas el verde de Lehman, pero también el del dinero, donde no está todavía escrito el futuro del banco ni el suyo propio.
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