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Ha causado una cierta sorpresa que el Fondo Monetario Internacional para “intentar mejorar la manera en la que respondemos a las preocupaciones y  las críticas sobre el Fondo”, según su portavoz, Masood Ahmed, haya contratado a A.M.O.*, la más importante red internacional de consultoras de comunicación estratégica y financiera. Como ocurre a otras grandes entidades, el FMI pretende mejorar su reputación en muchos países del mundo en los que su función aparece muchas veces distorsionada.

Tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial (cuya denominación fundacional era la de Banco Internacional para la Reconstrucción y Fomento) son entidades creadas en 1944 en la localidad de Bretton Woods, en el estado norteamericano de New Hampshire, a instancias de un grupo de líderes mundiales con el objetivo de reconstruir la economía mundial después de la sangrienta Segunda Guerra Mundial. Sus actividades del Banco y del Fondo son complementarias pero sus funciones difieren. El Banco es una entidad crediticia con un objetivo de ayuda al desarrollo con una visión a medio y largo plazo, en tanto que el Fondo actúa como supervisor de las monedas mundiales, vigila el sistema internacional de pagos y otorga préstamos a los Estados adheridos que tienen problemas serios en sus balanzas de pagos.

Hasta el momento, el FMI no había percibido la necesidad de darse a conocer en ámbitos más amplios que los meramente financieros pero la globalización de la información y la articulación progresiva de las sociedades, ha agudizado el discernimiento y el sentido crítico de las ciudadanías de los diferentes países en los que tiene incidencia el FMI, lo que obliga a éste a, por un lado, defenderse de las críticas de las que es víctima –en ocasiones con un singular oportunismo demagógico—y, por otro, a mostrar una mayor proactividad que ponga en valor su imprescindible función en las finanzas internacionales. Además, el FMI dispone de un potentísimo y muy acreditado servicio de estudios con gran capacidad de prescripción y otra no menor de prospección.

Se trata, en definitiva, de una entidad compleja, de larga trayectoria, nacida con vocación reguladora pero que en los últimos años se ha vinculado con la defensa de un sistema capitalista poco o nada “compasivo”. La realidad, sin embargo, es otra. El FMI internacional tiene una obligación disciplinar en la vigilancia de las políticas monetarias y en las balanzas de pagos internacionales lo que constituye una garantía para la seguridad y estabilidad en tráfico mercantil entre los distintos Estados del mundo y otro deber de advertencia y anticipación acerca de desajustes, crisis, insolvencias que, en definitiva, ofrecen de la institución un rostro presuntamente antipático.

Precisamente, A.M.O. en otras zonas, deberá, con los instrumentos profesionales propios de la consultoría de comunicación, restar distancia entre la realidad y la percepción para que la una y la otra se correspondan acerca de la auténtica naturaleza del FMI. Pero a los efectos de esta breve reflexión, lo llamativo es que una poderosísima y omnipresente organización mundial se sienta concernida por la necesidad de comunicar profesionalmente sus atributos más positivos para generar una corriente de conocimiento y simpatía que le procure un retorno de consideración y receptividad para mejor lograr sus fines.

 Sería interesante indagar acerca de las reacciones que este paso dado por el FMI ha provocado en sectores empresariales e institucionales que todavía siguen entendiendo la comunicación estratégica como una variable menor, frecuentemente prescindible y, en ocasiones, hasta despreciable. Comunicar en plena crisis y hacerlo en una estrategia mundial de la mano de las consultoras más acreditadas es, por parte del Fondo Monetario Internacional una  señal inequívoca: la comunicación tiene una valor práctico –cuantitativo y cualitativo—reconocido ya al máximo nivel posible. Los profesionales de la comunicación estamos satisfechos.

* LLORENTE y CUENCA es parte de la Red A.M.O. encargándose de  desarrolar las tareas que a ésta le encomiendan clientes, como el FMI, tanto en España como en los 21 países del Latinoamérica.

José Antonio Zarzalejos, vicepresidente ejecutivo de Corporate Affairs de Llorente & Cuenca

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