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Los viejos tiempos no volverán. Y hay que adaptarse. El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, asegura de forma tajante en la presentación del Informe Anual 2007 de la institución hecho público ayer que las condiciones de que ha disfrutado el sistema financiero en los últimos 14 años no se repetirán y que “bancos y cajas han de acostumbrarse a un descenso notable de las tasas de crecimiento”.

Un panorama poco halagüeño para las entidades financieras, para las que vaticina un aumento del negocio en el entorno del PIB nacional, que según las previsiones de los organismos internacionales podría no llegar al 2%. Por eso se hace fundamental que busquen “nuevos nichos de negocio” y que racionalicen sus costes y sus redes de sucursales. Especialmente delicada es la situación de “aquellas entidades que se han especializado en la financiación de la inversión residencial”.

Además, Fernández Ordóñez les recuerda que la desaceleración de la economía no les va a permitir transferir a los clientes los mayores costes de financiación, lo que será un factor adicional de presión sobre los márgenes y los beneficios, justo cuando “los ratios de morosidad van a aumentar”. El Banco de España constata durante el pasado ejercicio un endurecimiento en la concesión de créditos por parte de las entidades financieras, al revisarse los parámetros de riesgo.

Claro que no sólo la banca tendrá que abrocharse el cinturón. El diagnóstico de Fernández Ordóñez es claro: si un alza de la inflación coyuntural provocado por las materias primas se traslada a los salarios para compensar la pérdida de poder adquisitivo, las empresas pueden dejar de contratar por los altos costes laborales y acentuarse la crisis. Tira de las orejas al Gobierno, al que recuerda que la evolución del IPC no es “inevitable y fuera del ámbito de influencia de las autoridades”, que no han logrado paliar el punto diferencia que mantiene tradicionalmente España con la Unión Económica y Monetaria.

El escenario es inquietante si se tiene en cuenta que las cláusulas de revisión salarial cubren a más del 70% de los trabajadores. “Su aplicación supone un menor incentivo para la creación de empleo, lo que conduce a que, en un entorno de desaceleración, sea sobre esta variable sobre la que descanse el mecanismo de ajuste de la economía”, asegura el informe. De hecho, el Banco de España, para el que la moderación salarial supone casi un mantra que repite obsesivamente en el informe, recomienda reformas en los sistemas de negociación colectiva –para adaptar las subidas salariales a la productividad y a las condiciones económicas de las empresas- y de la contratación temporal -copada por la inmigración-, donde sobre todo recaerá el ajuste.

Según los datos hechos públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el coste laboral por trabajador y mes creció el 5,1% en el primer trimestre del año. Remuneraciones y cotizaciones sociales ascendieron a 2.309,87 euros de media por trabajador.

Salario mínimo, más inflación

Paradójicamente, el documento advierte que los sucesivos incrementos del salario mínimo aprobados por el Gobierno socialista “no parecen haber tenido un impacto directo significativo sobre el mercado de trabajo” y sí podrían haber generado un efecto expansivo en los incrementos salariales acordados en la negociación colectiva, sobre todo en aquellos trabajadores con sueldos próximos al umbral fijado por ese importe mínimo.

¿Otras recetas para combatir la crisis económica? En primer lugar, mantener la estabilidad presupuestaria. Lo que conlleva una advertencia extra al Ejecutivo: no acometer aumentos del gasto público o de reducción de impuestos que deterioren el saldo de las cuentas del Estado. Y es que la buena evolución de los ingresos por el dinamismo inmobiliario de la última década, “tenderá a desaparecer en una etapa de menor crecimiento”. Además, adoptar medidas que mejoren el grado de competencia en los mercados. Miguel Ángel Fernández Ordóñez parece compartir el diagnóstico de Miguel Sebastián, ministro de Industria: es mejor no caer en el error de visiones cortoplacistas que retrasen los ajustes necesarios. El objetivo sería salir reforzado de la crisis.

Esta demanda de austeridad entronca con la presión que sobre el gasto público tendrá en el futuro el envejecimiento de la población. En el documento, el Banco de España avisa de que, “de no acometerse pronto reformas adicionales en los sistemas de pensiones que sirvan para aumentar su grado de contributividad y el fomento del desarrollo de sistemas complementarios, la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas resultará cada vez más costosa y difícil”.

Mercado de alquiler

También lamenta que la desaceleración de la inversión residencial y el ajuste del sector inmobiliario, que ha afectado al resto de la economía al ser “muy intensivo en el uso del empleo y tener efectos de arrastre sobre otras ramas productivas", no se hayan visto paliados por un mercado de vivienda en alquiler “suficientemente profundo”. En esta línea, precisa que la reforma de algunas restricciones que frenan el desarrollo del mercado de alquiler –dotando de mayor seguridad jurídica al arrendador y eliminando las restricciones a la duración de los contratos- hubiera atenuado el ajuste en el sector inmobiliario.

El gobernador del Banco de España remedó al ex presidente de la Fed, Alan Greenspan, al referirse a la “exuberancia financiera” que mostraron los mercados en 2007, insistiendo en la necesidad de adaptar el marco regulatorio a productos financieros cada vez más sofisticados y a que los supervisores nacionales incrementen su cooperación entre ellos. Greenspan utilizó en 1996, durante un discurso en el American Enterprise Institute, la expresión “exuberancia irracional” para alertar sobre la burbuja en el mercado bursátil, referencia que hizo fortuna al ser seguida por desplomes en las bolsas de todo el mundo.

Lo preocupante de que las últimas tensiones financieras es que pudieran seguir afectando a los mercados internacionales de capitales, ya que, debido a la dependencia de la economía española del ahorro exterior, podría frenarse la financiación de la actividad en España e “interferir en la senda de ajuste, amplificando las tendencias contractivas”. Es más, el gobernador ya anticipa que en su horizonte más inmediato la economía española se moverá en cifras de crecimiento inferiores a su ritmo potencial.

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