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Valor Añadido

Zapatero está aún a tiempo de renunciar a la oferta de los 400 euros

400 euros promesa electoral superávit

@S. McCoy - 02/06/2008 06:00h

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He de reconocer que la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero en el Círculo de Economía ha sido, para quien esto escribe, una dolorosa ratificación de sus peores sospechas acerca de la capacidad de nuestros máximos dirigentes para afrontar la crisis actual. Y una lamentable constatación de cómo la política, perseguida por el fantasma de la siguiente votación, ha decidido abandonar la utopía de la construcción de una sociedad mejor para todos a largo plazo, a cambio del plato de lentejas que supone la toma de medidas con rédito electoral inmediato. Para muchos de ustedes esta caída del guindo resultará extemporánea, pues argumentos suficientes ha habido con anterioridad para la misma. De acuerdo. Pero el espíritu crítico que acompaña este Valor Añadido no va exento de la esperanza de que aquél que lleva el rumbo de la nave, una vez que el barómetro ha bajado y la tormenta está encima, tenga la capacidad suficiente no sólo para capear la tempestad sino para salir reforzado de la misma. Las decisiones sobre el rumbo, el aparejo y la solidez del barco se convierten, entonces, en indispensables. Con una certeza superior: la ausencia de decisiones o la toma de medidas inadecuadas puede llevar a pique al velero.

Y es precisamente ahí donde se centra mi más honda preocupación. En los últimos tres meses, los que median desde las últimas elecciones generales a hoy, la situación ha cambiado en nuestro país de forma dramática. No sólo se han manifestado en toda su crudeza los desequilibrios de un modelo de crecimiento que se había construido sobre cimientos de ladrillo, nunca mejor dicho, sino que dichas distorsiones han venido acompañadas, simultáneamente, de cambios dramáticos en las condiciones financieras (oferta y precio) y de tensionamientos abruptos en el coste de materias primas básicas a nivel global. Para los que hemos estado en el lado del mostrador del realismo, la sorpresa ha sido, más bien, relativa. Sin embargo, ese no es el debate hoy. Tienen razón muchos de ustedes en sus críticas: “Bueno, no se ha hecho, vale. Pero el pasado no admite modificaciones (salvo en los libros de Historia de algunas comunidades, claro está). Estamos donde estamos. ¿Qué hacer a partir de hoy?”. Compro sus legítimas críticas. Pero antes de entrar de lleno en la respuesta a dicha pregunta, una consideración: en la política, como todo en la vida, es más rentable rectificar los errores que perseverar en los mismos. Tanto para el que los comete como para quien los sufre. Y no es más inteligente es que se empeña en el error sino el que, reconociéndolo, es capaz de ofrecer una alternativa mejor.

De esta forma llego a lo nuclear de mi disertación de hoy (la prédica, como algunos con sorna la han bautizado). El presidente ha perdido una muy buena oportunidad, probablemente la última, para hacer un ejercicio de sabiduría política en su encuentro con los empresarios catalanes de este fin de semana. Más allá de profundizar en un nuevo plan de reformas estructurales que, o bien no son más que la puesta en práctica de compromisos electorales pasados, o bien su incidencia sobre la actividad real va a ser menor, visto cómo está el patio del consumo y, sobre todo, cómo el momentáneo vigor de las cuentas públicas se está convirtiendo en la tabla de salvación de nuestra economía, era momento de entonar un mea culpa ante tan ilustrado foro y envainarse la espada de una promesa electoral que, partiendo de un calentón parlamentario, amenaza con consumir la mitad del superávit patrio con escaso efecto real sobre la renta disponible de unos ciudadanos cuyos costes de aprovisionamiento, transporte y de financiación mensual se han incrementado, en muchos casos, sustancialmente por encima de los 400 euros prometidos. Estoy absolutamente convencido que tanto por la cuantía como por la forma de percepción de la misma y las exclusiones que lleva aparejada, muchos de los que se han encontrado con la promesa de este pescado pecuniario hubieran preferido que, los 6.000 millones de euros que va a costar el pez, se destinaran a enseñar a pescar en el campo del nuevo modelo de economía que se desea implantar. Imagínense lo que haría esta dinero en la promoción de la innovación universitaria y empresarial en nuestro país. Claro, que los votos son los votos y no precisamente castidad, pobreza y obediencia.

No se trata de un imposible. Ni siquiera a un mes de su implantación. Acabamos, de hecho, de vivir el escándalo del trasvase sí, trasvase no, modo de hacer política que obvia la planificación y se centra en la inmediata satisfacción de las necesidades de los reductos electorales. Pues bien, es momento, señor presidente, de que sea valiente, rompa con el yugo de la oportunidad electoral y aproveche para adecuar su oferta gubernamental a la demanda de necesidades que las nuevas circunstancias imponen. Los 400 euros prometidos son un error. Rectifique. La realidad está cambiando muy deprisa. Y no precisamente a mejor. Nunca se verá en una igual. Principio de legislatura y con la oposición en busca de su identidad, paranoia que lleva a considerar a Juan Costa como una alternativa real, en fin, o-sea-sabes. Es momento de ser valiente, reconocer los errores y guardar la chequera en el bolsillo para darle una mejor utilización. No es cuestión de ser pesimista u optimista. Se trata de ser realista. Decir que si ni comemos ni nos movemos, la inflación sería otra, muy inferior (la falacia de la core), lógico, es sin duda un mal comienzo. Aquí pintan bastos por una temporada. Y, como hemos afirmado hasta la saciedad en estas mismas líneas, toda crisis supone una oportunidad. Y, si no eres parte de la solución, entonces formas parte del problema. Y ser un problema, a efectos electorales, sí que pasa factura. Antes o después. Buena semana a todos.

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@S. McCoy

Experto financiero que escribe Valor Añadido. Es un incisivo analista que despertó el interés de nuestros lectores con sus brillantes y didácticos artículos sobre empresas, sectores y tendencias del mercado.

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