Lo que mal empieza, mal acaba. El empresario sevillano Antonio Morera, que desarrolla actualmente una intensa actividad inmobiliaria, está considerado como el promotor oculto de la aseguradora gibraltareña Millennium Insurance, a la que dio vida cuando actuaba como corredor de seguros, interponiendo la figura de su hijo, Francisco Antonio Morera Escobar, y vulnerando la ley española de Mediación de los Seguros Privados. Hasta el momento, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones no ha hecho pública, oficialmente, ninguna acción encaminada a garantizar la protección de los asegurados españoles frente a la ingeniería financiera desplegada por la entidad gibraltareña y sus promotores. Sin embargo, este diario ha tenido conocimiento de que ha iniciado actuaciones.

La ambición por culminar unos objetivos empresariales que por cauces normales resultarían imposibles de financiar, ha llevado a este empresario sevillano a mezclar los ingresos que obtienen sus empresas de seguros con una apuesta inmobiliaria que maneja personalmente, como los 27.000 metros cuadrados de oficinas que viene levantando junto a la avenida de Kansas City de Sevilla, conocido como Parque Empresarial Morera&Vallejo. Así, en octubre pasado, reconocía en la revista Andalucía Inmobiliaria que en 2006 aseguraron cerca de 2.500 promociones inmobiliarias de seguro decenal de la edificación. Es de suponer que la mayoría de estos seguros se concertaron con Millennium, que ofrece precios competitivos por carecer de criterios técnicos, lo que pone en grave riesgo a sus asegurados.

Millennium Insurance fue constituida en Gibraltar en el año 2001 y esta autorizada para trabajar en España, Francia e Italia, aunque el 100% del negocio suscrito corresponde a España, donde opera en libre prestación de servicios. Comenzó sus operaciones el 25 de junio de 2002, y el accionista de referencia, con el 99,42% del capital, es la sociedad Defensa y Servicios del Asegurado (DSA), una sociedad con un capital de 60.000 euros y que en toda su trayectoria sólo ha contado con tres empleados: dos hijos de Antonio Morera, el aludido Francisco Antonio Morera y su hermana, y un ex cuñado. Esta sociedad, sin contenido práctico y con unos fondos de dudosa procedencia, según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil, ha incrementado de forma importante su situación patrimonial, así como su endeudamiento, que se eleva hasta los 5 millones de euros.

Durante años, Antonio Morera ha ejercido como corredor de seguros, a la vez que en el registro mercantil figuraba como apoderado de DSA, propietaria de Millennium Insurance. Una incompatibilidad que supone un fraude de ley. Un corredor de seguros no puede ocupar, simultáneamente, todos los campos del seguro: mediación de seguros, agencia de suscripción – impulsó OM Suscripción de Riesgos interponiendo a su secretaria como administradora única- y actuar como asegurador y reasegurador.

Después de que los auditores de Price Waterhouse Coopers confirmaran muchos de los extremos expuestos en el artículo que este diario publicaba el 21 de mayo de 2007, hasta el punto de no responsabilizarse de las cuentas de 2005 y, por tanto, existir incertidumbres sobre las de 2006, las maniobras de distracción han continuado. Así, las cuentas de 2006 presentadas el pasado 22 de noviembre ante el organismo regulador del seguro en Gibraltar, la FSC, aparecían firmadas por Anthony Show y José Manuel Martínez Gallego, frente a las de 2005, que lo eran por Adrián Sharp e Ignacio Alarcia. En una entrevista, Sharp, empresario británico de la mediación de seguros que hablaba en calidad de director general de Millennium, manifestaba en relación al artículo publicado por El Confidencial, que “mirado desde la perspectiva del tiempo, estos comentarios nos han venido bien”.

En 2006 la recaudación de primas de Millennium fue de 10 millones de euros, y al reaseguro, cuyo cuadro está formado por Everest Re, Hannover Re, Nacional de Reaseguros y Mapfre Re, se cedieron 3,209 millones de euros. En el ramo de garantía decenal, la cesión sólo fue del 10% de las primas, a pesar de constituir el 50% de los ingresos de la aseguradora, lo que a juicio de los expertos supone un auténtico disparate, dada la limitada capacidad financiera de Millennium para responder ante un gran siniestro. Los beneficios que declara la cuenta técnica, de unos 800.000 euros, son debidos en gran parte a que se modifican las reservas de siniestros de 2005 en cerca de 700.000 euros. Además, la FSC advirtió a Millennium, en febrero de 2007, que sus inversiones en acciones del BBVA no eran válidas.

El tráfico de intereses entre las diversas sociedades de seguros del grupo Morera&Vallejo, en la que cabe enmarcar Millennium, que como sociedad instrumental carece de recursos humanos, presenta aspectos tan delirantes como el hecho de que la agencia de suscripción OM esté domiciliada en Madrid, en la vivienda particular de Ignacio Alarcia, que simultaneó su labor de directivo en la aseguradora con la de perito para este grupo empresarial. Eso supone ser juez y parte ante las reclamaciones de los asegurados. A la vista de las cuentas públicas, puede interpretarse que gran parte de las actividades inmobiliarias que desarrolla la familia Morera están respaldadas por los fondos que Millennium, tiene depositados en diversos bancos.

Antonio Morera dejó de ser administrador único de la correduría Morera&Vallejo en febrero de 2007, pasando ésta a ser presidida por su esposa, Rosario Maldonado. Por su parte, Antonio Morera aparece como administrador único de la agencia de suscripción MBI –anteriormente era una correduría de seguros-, que trabaja con el Lloyd’s of London. También figura como administrador único de las sociedades Deccennium Investment, Ovilmora y Movera, cuyos activos, según los registros, rondan los 50 millones de euros, aunque mantienen fuertes hipotecas.

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