Es cada vez mayor la implantación de las marcas blancas en los supermercados y grandes superficies (26 por ciento en España y 30 en Europa), lo cual supone arma de doble filo para las empresas de alimentación: si son capaces de adaptarse, será una gran oportunidad; de lo contrario, se convertirán en un amenaza y casi un tercio de desaparecerán, según el informe de Competitividad del Sector de la alimentación realizado por la consultora Improven.

Las expectativas de futuro para las marcas blancas son positivas, ya que en los próximos años, su implantación podría rozar números en torno al 30%, incluso, 40% y podrían verse beneficiadas por la crisis económica, un escenario en el que salen favorecidas debido al debilitamiento del consumo, que tiende a acudir a los productos más baratos.

Las empresas no sólo luchan contra estas marcas blancas sino que también se ven obligadas a hacer frente a su propias debilidades como el pequeño tamaño, la escasa inversión en I+D+I, la falta de planificación… problemas cuya solución, a día de hoy, no se ha encontrado al cien por cien

Por otro lado, el sector de la alimentación se ve amenazado por el gran encarecimiento de las materias primas (que suponen casi el 50% de los costes) y de la energía sin olvidar que todo apunta a que estos dos factores seguirán encareciéndose. Por lo tanto, las empresas deben saber afrontar este problema con un cambio en su modelo de gestión basándolo en el tamaño de la compañía, punto clave de su lucha en esta situación actual.

Estas son las causes de los datos tan negativos que hacen prever que casi un tercio de las empresas de alimentación dejarán de existir dentro de tres años más o menos.

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